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Lunes, 20 de mayo de 2002

FúTBOL › HISTORIAS DE NATURALIZADOS

Los que juegan con pasaporte cambiado

Los nacionalizados, jugadores que defienden una camiseta distinta de su país de origen, convertirán el Mundial 2002 en un campeonato sin fronteras. La Argentina manda 23 jugadores con la celeste y blanca, más cuatro nacionalizados: David Trezeguet (Francia), Gabriel Caballero (México), Pablo Mastroeni (Estados Unidos) y Roberto Acuña (Paraguay).
La “estrella” de Polonia nació en Nigeria y juega en Grecia; el mejor jugador turco es de origen alemán y el conjunto de Rudi Voeller cuenta con un ghanés, un suizo y un polaco. La mayoría de las selecciones, como en ediciones anteriores, no entienden de orígenes a la hora de juntar a los mejores.
Perdura, de esta forma, una tradición que ya comenzó en el primer Mundial, en 1930, cuando Estados Unidos, un conjunto con apenas experiencia, goleó a Bélgica y Paraguay. La respuesta a esos sorprendentes resultados la tenían los seis jugadores escoceses, nacionalizados de forma apresurada para formar un conjunto competitivo.
Cuatro años después, Italia se proclamó campeona porque no podía ser de otra forma, con Benito Mussolini en las gradas, y porque contaba en sus filas con varios de los mejores jugadores argentinos del momento (Orsi, Monti, Guayta y De María), alguno de los cuales ya habían disputado la final en Uruguay ‘30. El húngaro Ferenc Puskas también jugó con Hungría, en 1954, y España, en 1962, y el recientemente fallecido Ladislao Kubala fue internacional con Hungría, Checoslovaquia y España.
Para acabar con esta situación, la FIFA impuso la norma de que los jugadores que disputasen algún partido con una selección no podrían ser reclutados por otra, por la que Carlos Navarro Montoya, que jugó tres partidos con la selección colombiana en las eliminatorias del Mundial de México, no pudo unirse a la Selección cuando Daniel Passarella quiso reclutarlo para Francia 1998.
En Corea-Japón 2002 son numerosos los jugadores que defenderán colores distintos de los de sus países de origen. Se destaca el caso del ghanés Gerald Asamoah, el primer jugador negro de la historia del fútbol alemán.
Asamoah, a quien los médicos aconsejaron que dejase el fútbol por un problema cardíaco, no cumplió el sueño de su padre, que quería verlo jugar con la selección ghanesa. “Hablo, leo, escribo, y hasta pienso y sueño en alemán”, le explicó.
Alemania puede presentar una pareja de atacantes “extranjera”. Oliver Neuville nació en Suiza, se nacionalizó alemán por el origen de su abuelo y necesitó un traductor en su primera convocatoria con la selección germana. Miroslav Klose llegó a Alemania en 1987, hijo de una jugadora internacional polaca de handbol y de un ex futbolista del Auxerre francés. Rechazó la llamada del seleccionador polaco, Jerzy Engel, porque creía tener un hueco en la selección germana y no se equivocó.
El caso de Yildiray Basturk va en la dirección contraria. Como el jugador del Bayern Mehmet Scholl, el centrocampista del Leverkusen nació en Alemania, pero su padre es turco. Basturk se siente turco y por eso prefirió atender a la llamada del seleccionador Senol Gunes, en abril del 2001, pese a que también tenía abiertas las puertas de la selección alemana. En Turquía lo conocen como Yildiray y es el ídolo de los aficionados.
También es un ídolo en Polonia Emmanuel Olisadebe, pese a que tuvo que soportar numerosos insultos de los aficionados rivales cuando emigró a Polonia desde Nigeria. Casado con una polaca, sus 10 goles en 15 partidos de la fase de clasificación del Mundial lo convirtieron en el “más polaco” de todos a los ojos de los seguidores de la selección de Engel.
Japón, falto de jugadores creativos en el centro del campo, nacionalizó en noviembre pasado al brasileño Alessandro Santos, del Shimizu S-Pulse, que será uno de los jugadores clave en el esquema de Phillipe Troussier. Inglaterra cuenta con uno de los casos más curiosos. Owen Hargreaves nació en Canadá, su madre es galesa y su padre inglés. De las tres selecciones posibles, eligió la inglesa.

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Owen Hargreaves (Inglaterra), en el empate con Camerún.
 
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