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Lunes, 10 de enero de 2005

FúTBOL

El fútbol no es etnocacerista, pero...

El Perú no ha vivido el mejor cierre de temporada tampoco en el deporte: la definición del torneo estuvo surcada por denuncias y polémicas, aunque el escándalo no tuvo la magnitud del que se desató en Andahuaylas.

Parecía que los títulos internacionales conseguidos por el Cienciano o la organización de la Copa América le otorgarían prestigio al fútbol peruano durante su campeonato 2004. Pero no sucedió así. El escándalo no alcanzó las proporciones del que generó el mayor retirado Antauro Humala tomando una comisaría en Andahuaylas, al frente de unos 150 ex soldados del ejército, integrantes del movimiento Etnocacerista, exigiendo la renuncia del presidente Alejandro Toledo. Pero hubo denuncias de partidos arreglados, cámaras ocultas a dirigentes, violencia en los estadios y equipos descendidos por falta de fondos, que captaron el protagonismo en el fútbol incaico y que relegaron el juego a un segundo plano. Alianza Lima, dirigido por el argentino Gustavo Costas, le ganó por penales la final a Sporting Cristal, entrenado por el rosarino Edgardo Bauza, y decidió, ante una mejor oferta, retirarse de su cargo, cansado de los problemas económicos que enfrenta el club, que les adeudaba varios meses de sueldo a sus jugadores.
Al igual que sucede en Argentina, en Perú también se juegan dos campeonatos por temporada, el Apertura y el Clausura, pero con una diferencia: sólo puede haber un campeón por año. Según el reglamento del fútbol peruano, los campeones de cada torneo deben jugar un partido por el título, siempre que ambos se ubiquen entre los seis primeros del otro certamen.
Parecía que Sporting Cristal, que ya era campeón del Apertura, tenía asegurado el título anual, pero un agónico empate 2-2 de Alianza ante Cienciano en Cusco, junto con la derrota por 1-0 de Unión Huaral ante San Martín, le dio la posibilidad al equipo de Costas de trepar a la sexta posición del torneo, justo en la última jornada del 2004. Hasta allí todo parecía normal: una mera combinación de resultados que cada tanto se producen en cualquier campeonato y que le permiten a un equipo acceder a una instancia de la que parecía marginado. Pero lo cierto es que el empate que el equipo capitalino logró ante el Cienciano en el último minuto de juego, desató la ira de los espectadores locales, quienes ingresaron indignados al campo de juego para agredir a los jugadores visitantes.
Sorprendidos, los aliancistas buscaron la protección policial, pero los uniformados, más indignados que los propios hinchas, les propinaron una brutal golpiza. Los policías del Cusco arremetieron con palazos, patadas y golpes de puño al plantel de Alianza, que quedó con varios lesionados para la final ante el Sporting Cristal. El hecho no hizo más que confirmar lo difícil que resulta en realidad jugar de visitante en el fútbol peruano, sobre todo en las ciudades del interior.
De todos modos, los jugadores del Alianza se recuperaron de la golpiza y en una final muy pareja se impusieron por penales ante el Cristal, luego de igualar sin goles durante los noventa minutos del juego. En medio de los festejos, Costas anunció su retiro. “Estoy contento por todo lo que dieron los muchachos” dijo el ex entrenador que asumió el lunes la conducción de Cerro Porteño. Pero según consignó la prensa peruana, los problemas que sus jugadores tenían al momento de cobrar, fue el principal factor que determinó el alejamiento de su cargo. Será reemplazado por otro argentino: Rubén Darío Insúa. No será el único entrenador argentino que vaya a dirigir al Perú, ya que José Horacio Basualdo fue contratado por Universitario de Lima.
A medida que se desciende en la tabla de posiciones de un campeonato peruano, se incrementan los problemas económicos de su participantes. Por ejemplo, Estudiantes de Medicina fue marginado de la competencia tres fechas antes de que finalizara el Clausura por falta de fondos. El club no sólo no les pagaba a sus jugadores, sino que además no contaba con dinero suficiente como para pagar los servicios públicos y los gastos de seguridad. Sus directivos se fugaron y el plantel quedó reducido a una nómina de once futbolistas, por lo que afrontó sus últimos compromisos sin banco de suplentes. A tres fechas del final, Estudiantes de Medicina dejó la competencia y descendió de categoría. Algo similar sucedió con Deportivo Wanca, que perdió tres puntos por una sanción y bajó a Segunda. Los directivos intentaron cubrir sus deudas con el plantel un cheque sin fondos.
Pero el escándalo más resonante se originó como consecuencia de la difusión de dos grabaciones con cámaras ocultas. En una de ellas, el vicepresidente de la Asociación Peruana aseguraba que tres dirigentes manejaban los resultados de la liga, mientras que en otra, el comisario de la Asociación, Vico Castro, le ofrecía ayuda de los árbitros para beneficiar a su equipo, a cambio de dinero. Las denuncias llegaron hasta una Comisión del Congreso, que permitió indagar hasta las últimas consecuencias, pero todo quedó archivado en medio de las sospechas de los aficionados.

Producción: Leonardo Castillo.

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