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Lunes, 22 de mayo de 2006

FúTBOL › COMO SE MODIFICARON LOS ESQUEMAS TACTICOS EN LOS MUNDIALES

La evolución de los teléfonos

4-4-2, 3-5-2, 4-3-3... La manera clásica de presentar la forma de pararse de los equipos –y que el entrenador Angel Cappa asegura que se tratan de números telefónicos– fue cambiándose a lo largo de las diferentes Copas del Mundo. Algunas perduraron en el tiempo y fueron copiadas, mientras que otras fueron simples modas pasajeras. Un repaso a la historia.

 Por Carlos Altea

Varios de los mundiales disputados hasta el momento dejaron una marca. Más allá de los estilos desplegados por las diferentes selecciones –el característico toque a ras del piso con juego pausado desplegado por las sudamericanas y los centros al área con despliegue incesante de las europeas–, cada combinado fue modificando su táctica a lo largo del tiempo con el doble objetivo de sacar mayor provecho de sus virtudes y, a su vez, disimular de la mejor forma posible sus defectos.

En el lejano inicio de las Copas del Mundo, en aquel primer Mundial de Uruguay 1930, la mayoría de las selecciones exhibía un juego netamente ofensivo. Con la famosa WW o táctica conocida como “pirámide” o “flecha” (dos defensores –back derecho, back izquierdo–, tres mediocampistas –half derecho, centro half, half izquierdo– y cinco delanteros (inside derecho, inside izquierdo, wing derecho, centroforward, wing izquierdo), los equipos buscaban permanentemente el ataque sin tener mayores preocupaciones por posibles contragolpes.

En los mundiales del ’34 y del ’38, Vittorio Pozzo (llamado en Italia el “Viejo Maestro”) dio luz al denominado catenaccio (popularizado en la década del ’60 por Helenio Herrera en el Inter), un sistema defensivo férreo, innovador y pragmático que sirvió de cuna para el nacimiento de la figura del líbero (un jugador que sobraba detrás de la última línea de defensores y se encargaba de barrer los restos de cualquier delantero que consiguiera penetrar la dura línea media italiana), que modificó levemente el sistema de la WW. El resultado: Italia se consagró campeón de dos mundiales consecutivos y se adjudicó una medalla olímpica, aunque gran parte del éxito también se lo terminó otorgando la historia al dictador Benito Mussolini, por sus reiteradas amenazas de muerte a los jugadores en caso de que no obtuvieran los éxitos solicitados.

Gracias a los logros italianos, el sistema de la “pirámide” se mantuvo intacto hasta el Mundial de Brasil ’50, cuando muchas selecciones retrasaron al mediocampista central (centro half) con el objetivo de contrarrestar la “flecha ofensiva”. El cambio dio origen al sistema llamado WM, conocido también como “cuadrado mágico” (back derecho, back centro, back izquierdo; half derecho, half izquierdo; inside derecho, inside izquierdo; wing izquierdo, centro forward, wing izquierdo).

A mediados de la década del ’50, en Hungría se comenzó a debatir cuál era la mejor disposición táctica. Fue allí cuando el entrenador Sebes Gusztav comenzó a diseñar la táctica que en 1953 le dio una soberbia paliza a Inglaterra, como visitante. Con un permeable 4-2-4 (que a veces se convertía en un 3-3-4, sumándose uno de los zagueros al mediocampo), este húngaro retrasó al centrodelantero (Nandor Hidegkuti) y a los wines y, además, les pidió mayor movilidad a Sandor Kocsis y Ferenc Puskas, quienes quedaron como únicas referencias dentro del área.

Hasta fines de la década del ’50, la Selección Argentina no había modificado su esquema: defendía con tres jugadores, incluía dos mediocampistas centrales a los que se le sumaba el viejo número “8” –encargado de subir la pelota– y seguía atacando con cuatro jugadores (dos wines bien abiertos, un número nueve que se retrasaba y un diez “punta de lanza” más adelantado). Sin embargo, el estruendoso fracaso en el Mundial de Suecia ’58 removió la estructura del combinado argentino. En el Mundial de Chile ’62, la táctica más utilizada por la mayoría de los seleccionados ya mostraba a tres futbolistas en la zona media e igual número de atacantes, manteniendo una línea defensiva con cuatro hombres imperturbable. En Inglaterra ’66, Argentina empezó a mostrar una formación que contaba con sólo dos delanteros bien definidos. Esta modificación no era casualidad. En ese Mundial ganado por Inglaterra, la mayoría de las selecciones ya defendía con cuatro jugadores, formaba un cuadrado (o un rombo) en la línea media (salvo el país anfitrión, que jugaba con los cuatro mediocampistas en línea) e incluía sólo dos jugadores en ataque.

Para el Mundial de México ’70, sólo Brasil –en gran medida, gracias a los jugadores que poseía– siguió atacando con cuatro jugadores y llevó al 4-2-4 a la máxima expresión. Como contrapartida, en Argentina había una fuerte polémica respecto de cuál era el sistema táctico que debía adoptar la Selección, a raíz de no haber conseguido la clasificación al certamen.

En Alemania 1974, Rinus Michels revolucionó todos los esquemas con su “Naranja Mecánica” y dio origen al denominado “Fútbol Total”. Si bien la táctica podría definirse en la previa como un 4-3-3, la movilidad de todos sus jugadores, la precisión de sus atacantes y la sagacidad de sus defensores confundían a sus rivales, y sólo por esas cosas que tiene el fútbol no levantó la Copa en Munich, ante el local.

Para el Mundial de Argentina ’78, el entrenador César Menotti modificó sutilmente la táctica utilizada por Argentina e introdujo un 4-3-3, con un wing izquierdo (Omar Larrosa) con mucha movilidad por el sector izquierdo. Ya en el campeonato de España ’82, el diseño más utilizado fue el que condujo a Inglaterra a alcanzar su único título en 1966. El pragmático 4-4-2 resurgía entre sus cenizas.

En México ’86, Carlos Bilardo se autoproclamó como el inventor del 3-5-2, con dos stoppers sobre los hombres más adelantados del rival y un líbero en el fondo. Pese a sus palabras, Argentina sólo jugaba con un delantero neto (Valdano) y apostaba a la llegada masiva de sus mediocampistas liderada, obviamente, por la mejor versión de Diego Maradona. El logro conseguido por la Selección Argentina en tierra azteca generó que varios equipos probaran suerte con este dibujo en el Mundial de Italia ’90, que finalmente se adjudicó Alemania, tomando prestado el 3-5-2 con el que Argentina lo había dejado a las puertas de la gloria cuatro años atrás.

En Estados Unidos ’94, sin embargo, el campeón Brasil sumó su cuarta estrella en su camiseta utilizando, nuevamente, un pragmático 4-4-2, usado por la mayoría de las selecciones que participó del torneo. En 1998, Aimé Jacquet le otorgó a Francia su primer título del mundo con un concreto 4-2-1-3.

Ya más cercano en el tiempo, el Mundial de Corea-Japón 2002 mostró una diversidad importante de sistemas tácticos, pese a que el 4-2-4 de Brasil volvió a subirse al podio. Si bien hubo propuestas más ofensivas, como el 3-4-3 que propuso Marcelo Bielsa, el resultado no fue el esperado y el conjunto argentino no se clasificó a los octavos de final del certamen.

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La formación del seleccionado campeón del mundo en México 1986.
 
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