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Lunes, 13 de agosto de 2007

FúTBOL › EL ANALISIS DEL TECNICO GUSTAVO COSTAS

En Racing sienten que se mueren si no son optimistas

El entrenador dice estar convencido de que tiene plantel para pelear, pero insistió en que no tiene cómo reemplazar a Maxi Moralez.

En Racing, pese a los malos tragos, la tienen suficientemente clara. “Si no soy optimista, estoy muerto”, afirmó ayer el entrenador Gustavo Costas. Y el sentimiento es compartido por muchos hinchas, aunque algunos ya perdieron la paciencia. “Estoy convencido de que este plantel se puede levantar y no hay que bajar la cabeza porque esto recién empieza”, argumentó el técnico tras la caída ante Banfield, el sábado por la noche.

Las horas posteriores a la derrota estuvieron enrarecidas por el malestar de los hinchas con el presidente de Blanquiceleste, Fernando De Tomaso, a quien insultaron todo el partido, en especial tras la transferencia del campeón mundial Sub-20 Maximiliano Moralez para el fútbol ruso. Otro motivo que generó malestar entre los racinguistas fue la prolongada demora para terminar de darles forma a la incorporación de los refuerzos que llegaron desde Paraguay, al punto de que sólo uno de los tres pudo debutar. La mayoría de los jugadores de Racing eligió el silencio tras el partido.

“Todos sabemos lo que pasa en Racing, pero trato de apartar a los futbolistas de ese clima para que sólo piensen en jugar. Ojalá que esta semana se concrete todo y llegue Sebastián Arrieta y un delantero más”, se ilusionó Costas en esa empecinada intención de exhibir optimismo.

Costas no pudo contar el sábado con el arquero Hilario Navarro y con el defensor Marcos Cáceres porque aún no llegaron los transfers; es decir, ninguno de los dos está en condiciones de jugar.

La habilitación sólo llegó para José Domingo Salcedo, quien no fue titular porque Costas explicó que vivió con tantos nervios la semana, porque no sabía si se quedaba en Racing o volvía a Cerro Porteño, que no pudo dormir y no quiso arriesgarlo.

“Salcedo no durmió en toda la semana. El chico vivió con mucha ansiedad todo este tema y su habilitación llegó a último momento, por eso preferí no arriesgarlo”, explicó el entrenador.

“Esta derrota no se esperaba –analizó el técnico el encuentro ante Banfield–. Sabíamos que era un partido difícil, porque no tenemos en el plantel ningún jugador como Maxi (Moralez), pero teníamos que sacarlo adelante como fuera por la semana que vivimos. No se pudo hacer. Estoy preocupado porque en el segundo tiempo no tuvimos fútbol. Ahora hay que levantarse y pensar en el partido que viene.”

Una de las modestas ambiciones de Costas se verá cristalizada esta tarde cuando firme su contrato el delantero Sebastián Arrieta, quien el viernes pasó con éxito la revisión médica. Pero Costas quiere otro delantero: uno será Maximiliano Estévez y también podría incorporarse Hernán Peirone, quien no es tenido en cuenta por Ramón Díaz en San Lorenzo.

“Gustavo, ¿conocés algún equipo del mundo al que los dirigentes les deban sueldos al técnico y a los jugadores, que le vendan futbolistas en el medio del torneo y no les habiliten los refuerzos, como pasa con Blanquiceleste hoy, y que salga campeón?”, le preguntaron al técnico.

“Esperemos ser nosotros los primeros”, respondió lacónicamente el entrenador.

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El golpe por la caída ante Banfield fue fuerte, pero Gustavo Costas mantiene sus esperanzas de pelear arriba.
 
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