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Lunes, 29 de octubre de 2007

FúTBOL › CON 34 AÑOS, CRISTIAN VIERI CAMBIO 13 EQUIPOS Y AHORA BRILLA EN FIORENTINA

El trotamundos del fútbol

En el Calcio lo llaman Bobo, pero no por tonto, sino porque contesta a todas las preguntas con un “bo”, expresión utilizada en Italia para decir “no sé”. Igual, no hay compañero o rival que no lo respete o admire.

 Por Eleonora Giovio *

Desde Madrid

Cristian Vieri viste esta temporada la camiseta de la Fiorentina, su 130 equipo en 18 años de carrera. Cuando el club viola anunció su contratación, los aficionados colapsaron la página web con protestas. No querían a un futbolista de 34 años que, además, acababa de recuperarse de una lesión en su rodilla que la temporada anterior sólo le había permitido disputar siete partidos. Poco importaba que en su carrera hubiera marcado 187 goles en Liga, 103 de ellos, en el Inter, equipo en el que duró hasta seis temporadas. Ex técnicos y ex compañeros de equipos aseguran que su carácter lo ha empujado a vestir tantas camisetas y destacan su generosidad y profesionalidad.

Cesare Maldini fue quien lo hizo debutar con la selección el 29 de marzo de 1997. Ese día marcó el gol número 1000 de Italia. Con él disputó el Mundial de Francia ’98: “Siempre ha sido un gran goleador. Este año está volviendo a un buen estado de forma y a ser el jugador que todos conocíamos. Sabe dar continuidad al equipo y Prandelli supo transmitirle confianza. Florencia es una ciudad difícil para cierto tipo de jugadores. Pero Vieri es uno de esos que siempre ha marcado muchísimos goles y tarde o temprano acaba ganándose el respeto de todos”. Cesare Maldini confiesa que cuando Vieri viaja a Milán se queda con él y su hijo Paolo a comer. “No es muy hablador, pero tampoco un seriota. Simplemente no le gusta dar confianza a la gente que no conoce. Es una cuestión de timidez. Pero, dentro del grupo es un payaso, no para de reír y hacer bromas. En el Mundial de Francia contribuyó mucho al buen ambiente. Es un chico curioso y eso lo ha llevado a cambiar tantos equipos”, asegura Maldini.

Marcello Lippi fue su entrenador en el Juventus: “Tengo una relación maravillosa con Cristian. Es una persona entrañable, es como un sol. Y, contrariamente a todo lo que dice la gente, es un gran profesional. Le gusta vivir y bien, pero a la hora de trabajar y entrenarse es el más serio y el que más se empeña. Todos sus compañeros lo adoran porque es un jugador que trabaja por el equipo. Es un gran futbolista que ha ganado poco, mucho menos de lo que se merecía por su valor y calidad”. Lippi asegura que habla con él muy a menudo. “En el último año hizo muchísimos sacrificios para recuperarse de su lesión y eso demuestra que no está acabado todavía. En ese período tan malo para él, hablábamos a menudo. Buscaba un apoyo psicológico y lo animé. Nunca tuve que reprenderle por algo. En el campo era un ejemplo”, señala el entrenador italiano.

Giuseppe Bergomi fue compañero en la Azzurra: “Todos lo adorábamos, es un chico que se deja querer mucho, hace grupo, bromea con todos, le gusta reírse y contar chistes. Cambió muchos equipos, pero forma parte de su carácter y además siempre se ambientó muy rápido porque enseguida se gana a los compañeros, aficionados y a la gente del club”.

Radomir Antic, su técnico en el Atlético de Madrid en la temporada 1997-98, tampoco lo olvida: “Lo quise en el Atlético después de haber visto un Milan-Juve. Con una jugada demostró toda su potencia y velocidad deshaciéndose ni más ni menos que de un señor Baresi. Creció en Australia y, para mí, los australianos siempre han sido grandes deportistas, por eso lo elegí. En esa época además era un joven con gran proyección. Discutíamos mucho porque tuve que convencerlo de sus características. No se desmarcaba por delante del balón, estaba acostumbrado con el Juventud a ir al primero palo y yo quería que fuera también en el sentido contrario. Era muy testarudo y tenía un gran carácter. Era una estrella, dentro y fuera del campo. Pero en el vestuario, era el más querido y había una cosa de él que me encantaba: estaba obsesionado con el gol. Recuerdo un partido contra el Salamanca en el que marcó 4 pero perdimos 4-5”.

Cesare Prandelli, su actual técnico, lo disfruta: “Si encontró su dimensión en la Fiorentina no es mérito mío, sino suyo. Cristian estaba muy motivado cuando llegó y poco a poco fue encontrando el ritmo de la competición que le faltaba, ya que la lesión del año pasado no le permitió entrenarse con continuidad. Es un campeón y los campeones acaban sacando el talento que tienen. Los aficionados cambiaron su opinión a los tres días, después de ver cómo se entrenaba”.

Filippo Inzaghi, compañero de equipo en el Milan y en la selección, es su mejor amigo: “Crecimos juntos. Jugamos muchos años en equipos rivales, pero lo compartimos todo con la selección desde la Sub-21. Bobo es uno de los que nunca se rinden y sus ganas y garra lo premiaron, sobre todo este año. Me alegra verlo jugar. Recuerdo que en las concentraciones de la selección era el más divertido, parece serio pero es una pose. Eso sí, nunca se dormía”.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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