Dominó todo el partido, jugó casi todo el segundo tiempo con un hombre más, se mantuvo en ventaja durante más de media hora de juego, pero terminó con un gusto amargo porque Huracán, con bastante menos, logró arrancarle el empate. Ese grito cálido que la hinchada platense le prodigó a Diego Simeone en el ingreso de los equipos, como seductora medida para empujar al entrenador a permanecer en el cargo sin tentarse por el banco vacío en River, se transformó en un grito lastimero, un lamento pincharrata, frente a los dos puntos perdidos.

Con Verón manejando los hilos del local, con el despliegue de Salgueiro, la agresividad de Piatti y el empuje de Braña, Estudiantes fue superior a Huracán y lo plasmó temporariamente en el resultado cuando un centro largo de Salgueiro, que parecía una pelota cómoda para el arquero visitante Barovero, terminó sobrándolo y Piatti, desde ángulo cerrado, convirtió.

Huracán no podía salir, no podía moverse, no conseguía siquiera respirar. La expulsión de Goltz lo complicó más todavía. Por eso extrañó que, en una jugada aislada, Angeleri derribara en el área a Sánchez Pre-tte, una falta que Cellay transformó en el gol del empate.

Apurando, ya sin claridad ni respuesta física, Estudiantes pudo haberse llevado el triunfo sobre el final cuando Barovero cometió otro error y el remate de Moreno y Fabianesi pegó en las costillas de Puertas, que se lanzó sobre la raya para tapar el arco vacío. Mereció mejor suerte, no supo ganarlo cuando podía.

Estadio: Ciudad de La Plata.

Arbitro: Sergio Pezzotta.

Goles: 31m, Piatti (E); 67m, Cellay, de penal (H).

Cambios: 59m, Lugüercio (5) por Caggiano (E); 64m, Barroso por Pérez (E); 66m, Nieto por Franzoia (H); 68m, Nadal por Sánchez Prette (H); 73m, Castro por Poggi (H); 75m, Moreno y Fabianesi por Desábato (E).

Incidencia: 53m, expulsado Goltz (H).