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Lunes, 9 de junio de 2008

FúTBOL › ESTUDIANTES NO PUDO EVITAR LA CONSAGRACIóN DE RIVER

Pagó muy caro la falta de gol

Colón le aguantó el empate sin goles, que lo deja en inmejorable posición para escaparle a la promoción, porque el equipo de La Plata ya no tiene quien la emboque como Calderón o Pavone. Con el despliegue de Verón no alcanza.

 Por Mariano Verrina

La nafta de Estudiantes alcanzó para llegar hasta acá. Terminó notoriamente cansado el equipo de Sensini, que dio hasta donde pudo, utilizó hasta la última gota para alcanzar el objetivo o, al menos, para arañar un triunfo que estirara la definición 15 días, pero no hubo caso. La luz roja, que alertaba que las energías que quedaban en stock estaban mermando, ya se había encendido varias veces. Ante la Liga de Quito, por la Libertadores, Estudiantes también intentó la heroica, pero terminó empatando en su casa –como ayer– y eliminado de la Copa. Algo similar le pasó contra Independiente, cuando todavía era el único puntero del torneo y afrontaba un partido decisivo para ganar el título. Esa tarde fue tan superior al equipo de Borghi como ayer frente al de Antonio Mohamed, pero en ninguno de los dos casos pudo cristalizar la superioridad en el resultado. Tampoco lo hizo en la última fecha contra Huracán, al que vencía desde el arranque del juego pero también se diluyó y terminó cediendo en el tironeo final.

Esa es una de las grandes razones por las cuales, a una fecha del final del certamen, Estudiantes se quedó con las manos vacías. Al equipo de Sensini le faltó gol. Por estos días, recordar a Calderón y a Pavone genera nostalgia en media ciudad de La Plata. Y aunque fueron muchos los que ocuparon esos puestos, ninguno pudo acercarse a sus rendimientos. El uruguayo Salgueiro siempre hace un enganche de más, Piatti alterna grandes apiladas con errores infantiles y las gestas heroicas de Lugüercio ya quedan lejos. Si a esto se le suma que Lázzaro nunca terminó de encajar en el grupo y que –a pesar de los goles contra Gimnasia– Maggiolo no termina de ganarse el puesto, las chances de meter goles se limitan a una especialidad de la casa: la pelota parada.

Por esa vía ganó el clásico y así metió sus últimos dos tantos en el certamen, con sendos penales de Verón, el emblema. El esfuerzo del capitán es admirable, sorprende y a la vez contagia ver cómo en todo momento es el primero en la fila, para luchar, para jugar, para pensar. Pero no alcanzó. Maggiolo falló ayer no menos de media docena de situaciones claras, y Blázquez, que habrá jugado su mejor partido del Clausura, fue blindado su arco con el correr de los minutos.

La imagen de Verón, agachado, tomándose los tobillos, previo al último aplauso mutuo con la gente, fue simbólica. Baldassi había pitado. Quedaba atrás el grito de Lujambio que retumbó en La Plata y empujó a los jugadores al intento final en un partido que conducía al cero. Acostumbrados a la hazaña, los hinchas esperaron hasta último momento para entregarse definitivamente. La radio, codiciada y consultada durante 90 minutos, ya había dado el veredicto del Monumental. En la cancha, el equipo ya había dado su último esfuerzo.


Estadio: Ciudad de La Plata.

Arbitro: Héctor Baldassi.

Cambios: 45m Iriarte (6) por Capurro (C); 53m Jerez (5) por Aguilar (C); Piatti (4) por Luguercio (E); 63m Moreno y Fabianesi por E. González (E); 78m Pirchio por Benítez (E); 83m Carignano por Gandín (C).

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Enzo Pérez agarra la pelota; Desábato atrás no lo puede creer.
Imagen: DYN
 
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