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Lunes, 29 de septiembre de 2008

FúTBOL › GOLEADA DE GODOY CRUZ EN UN PARTIDO QUE TUVO MUCHA INTENSIDAD

Boca cayó como un castillo de naipes

Con tres goles de Jairo Castillo y uno de Sigali los mendocinos lograron una clara y merecida victoria ante Boca, que iba ganando 1-0 pero se quedó sin aire en el segundo tiempo. Los jugadores de Ischia sienten la seguidilla de partidos.

En una semana, Paletta jugó 270 minutos; Viatri, 270 minutos; Caranta 270 minutos; Riquelme 259 minutos; Vargas 239 minutos; Calvo 235 minutos: Morel Rodríguez 225 minutos; Gracián, 222 minutos. Resultado: un lógico cansancio, mucho más si se contempla que casi todos habían hecho un gran esfuerzo en Rosario cuando jugaron 96 horas atrás ante Newell’s en una tarde con temperatura de verano.

El cansancio es la explicación más a mano para entender la caída que sufrió el equipo de Ischia en Mendoza, pero no es el único factor que provocó la resonante goleada. No se debe ser injusto ni mezquino con el elogio a Godoy Cruz, que tenía una motivación tremenda, jugó muy bien lo suyo y aprovechó las oportunidades que se le presentaron. Y tampoco se deben omitir los impactos psicológicos de los momentos en que se produjeron los goles.

(1) Godoy Cruz encontró la igualdad sólo tres minutos después del gol de Gracián que hasta parecía justo por lo que habían hecho uno y otro.

(2) Hizo su segundo gol en el arranque del segundo tiempo y obligó al rival a poner el pecho. Si por la cabeza de Boca pasaba la idea de regular el partido y considerar al empate como un resultado positivo, el gol le rompió los planes.

(3) Consiguió el tercer gol de contra y liquidó el partido, cuando se insinuaba una reacción del equipo de Ischia.

Una de las críticas puntuales que le hicieron al técnico boquense –ya con la chapa puesta– es que jugó con doble enganche y no con un volante moviéndose en un lateral. Sin Battaglia (suspendido) y sin Dátolo (castigado porque pataleó cuando lo sacaron en Rosario), Ischia apostó a Vargas-Alvaro González en la contención y Riquelme-Gracián como enganches. Era lo que había. El uruguayo no jugó bien, pero esa es otra cuestión. De todos modos, a Boca no le estaban saliendo tan mal las cosas en esa primera mitad y se había puesto en ventaja en una individual de Gracián. Arrancó en tres cuartos de cancha, aceleró y cuando lo encerraban tres rivales, metió el remate cruzado junto a un poste. Antes de eso, Boca había tenido tres llegadas claras entre las que hay que incluir un cabezazo del paraguayo Cáceres contra el palo. Con algunos toques brillantes de Riquelme, con algunas gambetas de Encina, aquel primer tiempo que terminó 1-1 porque Jairo metió un buen cabezazo después de un centro de Rojas, había resultado muy entretenido.

El segundo período fue otra cosa. Boca se desinfló de a poco y Godoy Cruz se sintió seguro y ganador, al punto que pudo haber conseguido un par de goles más para ampliar el lapidario

4-1. Los mendocinos manejaron criteriosamente la pelota en el medio, defendieron sin amontonar gente en torno de su arquero y se animaron a buscar el gol por diferentes caminos. Sigali hizo el segundo con un toque suave; el tercero gracias a una buena jugada de Encina y un resbalón de Paletta, que capitalizó Jairo Castillo y el cuarto en una contra que agarró muy mal parada a la defensa visitante y que le permitió el triplete al colombiano.

El cansancio es un factor central, pero ya se sabe que un jugador se cansa el doble cuando las cosas no le salen o cuando tienen la obligación de dar vuelta un resultado.

Por cuestiones de programación (y también por sus propios negocios, porque la suspensión del partido con Newell’s se debió a que Boca fue a buscar plata a Barcelona) Boca jugó cuatro partidos en sólo ocho días. Ganó dos (uno con los pibes, otro con los grandes) y perdió dos, los dos con los grandes y contra equipos chicos. No hay crisis, claro. Pero sí, preocupación; la lógica en un equipo acostumbrado a ganar.

La Sudamericana sigue y habrá nuevas instancias de partidos superpuestos y el técnico deberá tomar decisiones y establecer prioridades. Hoy, todavía, a Boca le importa más el campeonato local que la Sudamericana, pero ya se sabe cómo cambian estas cosas de un domingo a otro.


Estadio: Malvinas Argentinas.

Arbitro: Federico Beligoy.

Goles: 36m Gracian(B); 39, 60m y 85m Castillo (G); 48m Sigali (G).

Cambios: 44 minutos Roncaglia por Morel Rodríguez(B); 56m Caruso (6) por Borghello (C); 59m Gaitán (5) por Vargas(B); 58m Barrera (G) por Olmedo: 84m Noir por Calvo(B).

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Jairo Castillo no había marcado nunca en la Argentina tres goles en un partido.
Imagen: DYN
 
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