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Lunes, 13 de octubre de 2008

FúTBOL › BASILE SIN RIQUELME, ¿LLAMARá AL CHAPULíN COLORADO PARA JUGAR CONTRA CHILE?

¡Oh!, y ahora... ¿quién podrá defenderme?

El entrenador cuenta con dos soluciones a mano: buscar un sustituto dentro de un plantel que no parece contar con algo así o variar el dibujo táctico, con cuatro volantes y dos puntas bien definidos. Puede ser el momento de la explosión de Messi.

 Por Daniel Guiñazú

A los cuatro minutos del segundo tiempo del partido entre la Argentina y Uruguay, el árbitro paraguayo Carlos Torres enarboló una tarjeta amarilla, amonestó a Juan Román Riquelme por haberse apresurado en la ejecución de un tiro libre, lo dejó afuera del partido del miércoles ante Chile y abrió una discusión que durará hasta que la pelota empiece a rodar en Santiago: ¿cómo hará la Selección para jugar sin su enganche y conductor? ¿Qué decidirá Alfio Basile para el choque de pasado mañana? ¿Poner a otro jugador que haga de Román sin serlo, o variar el dibujo y plantar cuatro volantes en línea y dos delanteros, o un media punta y dos puntas?

Basile parece tenerlo muy claro: Riquelme es el único enganche del seleccionado nacional. Y si él no puede estar, por lesión, suspensión o por la causa que fuera, el equipo cambia su esquema. La comprobación no surge de una suposición de quien esto escribe. Con sólo recorrer la crónica de la Selección en los últimos 25 meses, es posible anticiparse al puñado de opciones que el técnico maneja en estos casos.

Riquelme estuvo en aquel desafortunado debut de 2006 ante Brasil en Inglaterra, en toda la Copa América del año pasado en Venezuela y en casi toda la primera rueda de las actuales Eliminatorias. Y en esos partidos, Basile armó el 4-3-1-2 que tanto parece gustarle, con Román a cargo de la batuta. Ahora, cuando el número 10 no pudo ponerse la camiseta celeste y blanca por su conflicto con el Villarreal o por encontrarse lesionado, otro fue el cantar. Y ahí la opción escogida pasó por un dibujo similar, pero con Messi arrancando desde más atrás como media punta, o por un 4-4-2 con cuatro volantes en línea y Messi y otro más como atacantes netos.

En el plantel convocado para jugar ante uruguayos y chilenos no hay nadie que pueda hacer de Riquelme, salvo el propio Riquelme. No está Andrés D’Alessandro, quien sí fue citado para los partidos frente a Paraguay y Perú. Por eso, casi que a esta altura puede descartarse que Argentina cambie enganche por enganche ante Chile. De ahí en adelante, sólo Basile y su círculo de consulta saben lo que se va a hacer. Si creen que es posible volver ganarle al seleccionado de Marcelo Bielsa, en un rapto de audacia tal vez se jueguen por un 4-3-1-2 con Mascherano, Ledesma y Cambiasso en la mitad de la cancha, Messi más replegado, y Gonzalo Bergessio y Sergio Agüero arriba (ya que Tevez también llegó a las dos amonestaciones y tampoco podrá estar). Pero si llegara a invadirlos un ánimo más cauteloso y pretendieran correr menos riesgos, acaso se decidan por un 4-4-2 con Mascherano, Ledesma, Cambiasso y Di María en el medio, y Messi y Agüero en el ataque.

Si se da por descontado que Argentina volverá a defenderse con cuatro, porque Chile ataca con tres, y que atrás estarán Zanetti, Demichelis, Burdisso y Heinze, la primera variante puede darle al equipo mucho control de la pelota y gran poder ofensivo. Sirve como antecedente aquel amistoso que la Argentina le ganó 4-1 a México, el 4 de junio pasado en San Diego, en los Estados Unidos. Esa noche, Messi brilló a gran altura jugando suelto por todo el frente de ataque y compuso con Agüero una dupla ofensiva veloz y contundente, que no suele darse cuando Messi arranca desde más adelante.

La segunda variante es algo más conservadora. Con cuatro mediocampistas, la Selección mantendría aquel control del juego y sumaría mayor recuperación a través del doble cinco. Pero perdería la explosión de Messi arrancando por cualquier parte, más allá de lo que podría aportar Di María bien abierto sobre la izquierda. Una variante sorpresiva, pero no del todo descartable dentro de este esquema, podría ser la presencia de Pablo Zabaleta marcando el lateral zurdo y el pase de Javier Zanetti a la posición de volante por la derecha acompañándolo a Mascherano y con Cambiasso o Ledesma repartiéndose el medio y Cambiasso o Di María sobre la izquierda. Pero como Basile es un técnico clásico que no cambia los equipos que ganan, más allá de lo estrictamente necesario, habrá que dejar de lado cualquier extravagancia y remitirse a los hechos.

Sin Riquelme entonces, la mesa está servida para que Messi se convierta de una buena vez por todas en el líder futbolístico de la Selección y disipe la presunción de que juega menos de lo que debería por el peso que Riquelme goza dentro y fuera de la cancha. Quedó dicho: Messi retrasado, con tres volantes por detrás y dos delanteros por delante, es una variante poderosa y promisoria, una señal de que Argentina irá a llevarse los tres puntos de Chile sin más precauciones que las necesarias. En cambio, Messi de punta con cuatro mediocampistas será un llamado a la cautela. Un indicativo de que la Selección no se inmolará por la causa y de que el empate dibujará una sonrisa socarrona de ocasión en el gesto casi siempre hosco de Alfio Basile.

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