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Lunes, 6 de abril de 2009

FúTBOL › EN EL CLáSICO DE LA PLATA SIEMPRE TERMINA PENANDO GIMNASIA

Novela de suspenso con final cantado

La racha lleva cuatro años y no se corta. Ayer, una vez más, tenía todo para ganar y se quedó rumiando la bronca. Del golazo de Cuevas al remate de Sánchez Prette que se transformó en empate en el sexto minuto de descuento.

 Por Fernando D´addario

La apelación a la “fatalidad” suele esconder cierta resignación facilista, a la vez que permite deslindar responsabilidades y ubicar el origen de todas las desgracias en la confabulación de entidades esotéricas. Pero Gimnasia, a la luz de su historia reciente con Estudiantes, está habilitado para invocar el componente fatalista de su desgracia. Ayer sumó un nuevo capítulo de la novela de suspenso con final cantado que viene protagonizando con su rival de toda la vida. Una vez más tenía todo para ganar y perdió. En rigor, el partido terminó 1-1, pero nadie, entre las 40 mil personas que colmaron el Estadio Ciudad de La Plata, se fue a su casa con la sensación de haber repartido puntos.

Como ocurre casi siempre, la fatalidad llega con ingredientes que enriquecen la crueldad de la puesta en escena. En el partido de ayer, Cardozo, marcador de punta-carrilero de Gimnasia, tenía todo para ser uno de los héroes de la tarde: a los 72 minutos, su gran desborde y su centro preciso habían facilitado la gran definición del recién ingresado Cuevas, que puso 1-0 a su equipo. Por fin la historia se daba vuelta...

Pero cuando se cumplían 6 minutos de descuento tuvo la mala fortuna de terminar de meter en el arco de Sessa el remate de Sánchez Prette. Otro detalle, que involucra a uno de los referentes del equipo que se quedó rumiando bronca: el Gato Sessa. El arquero venía teniendo un clásico impecable; se mostraba sólido, seguro y transmitía confianza a sus compañeros. Un plateísta, de esos que conocen el paño, arriesgó, sin embargo, promediando la segunda etapa: “Hay que tener cuidado con el Gato porque en estos partidos se le suelta la cadena”. Y se le soltó al final, aun sin cometer objetivamente ningún error técnico.

Cuando ya se habían cumplido los 4 minutos adicionados por el árbitro Gustavo Bassi, Sessa descolgó notablemente un centro enviado desde la izquierda. Pero en lugar de sacar (seguramente el árbitro iría a pitar cuando la pelota llegara a la mitad de la cancha) se quedó en el piso acusando una lesión. Cuando se levantó, Bassi adicionó un minuto más. En ese lapso –tras una serie de desatenciones de la defensa local– Estudiantes empató.

Más allá de las implicancias emotivas y de la suerte/mala suerte que acarició a unos y se ensañó con otros, la igualdad estuvo bien. El primer tiempo fue de ida y vuelta, con numerosas situaciones de riesgo para los dos arcos. Andújar le sacó el gol primero al Pampa Sosa y después a Messera; Calderón, que desperdició dos ocasiones muy favorables, resultó útil para el esquema de Sabella, pivoteando y desarmando la habitualmente segura dupla central conformada por Maldonado y Agüero. Gimnasia presionó más en el medio, pero una vez con la pelota en su poder se mostró más lento que su rival, centralizando demasiado el juego.

En el segundo tiempo, parecía que los dos equipos empezaban a creer que, en definitiva, el empate no estaba tan mal. Hasta que llegó el inesperado gol de Cuevas, que hizo retrasar a Gimnasia y obligó a Estudiantes a ir con lo que tenía (ya se había ido Verón por lesión). Que no era mucho, pero le alcanzó. En el fútbol no sirven los argumentos contrafácticos. A ningún hincha de Gimnasia le sirve el “qué hubiese pasado si...”, aunque ensaye todo tipo de hipótesis. Lo que pasó, pasó. Otra vez festejaron los de enfrente.


Estadio: Ciudad de La Plata (local Gimnasia).

Arbitro: Gustavo Bassi.

Goles: 71m, Cuevas (G); 90m, Sánchez Prette (E).

Cambios: 63m I.Piatti por Messera y CUEVAS (7) por Niell (G); 72m, Sánchez Prette por Verón (E); 74m, E.González por Sosa (G); 76m, Salgueiro por Iberbia (E); 89m, G.Fernández por Boselli (E).

Incidencias: 90m, expulsados L.Benítez (E) y D.Villar (G).

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n Salgueiro y Calderón celebran el empate agónico de Estudiantes. Piatti no puede creerlo.
Imagen: DYN
 
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