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Lunes, 21 de febrero de 2011

FúTBOL › RIVER QUIERE SALIRSE DE LA PELEA POR LA PROMOCIóN Y ATENDER OTROS OBJETIVOS

Sueña con despegar, pero le cuesta

Le sacó siete puntos de ventaja a Huracán, su rival de ayer, pero sólo con un cuarto de hora muy favorable. El campeonato de abajo despierta tanto interés como la lucha por la punta, pero para pasar de uno a otro se necesita más contenido.

 Por Juan José Panno

Los veteranos nostálgicos del buen fútbol deben haberse babeado con el abrazo del Negro Jota Jota López y Miguelito Brindisi, un par de minutos antes del comienzo del partido. Los técnicos de River y Huracán, se sabe, tienen una rica historia de buen juego ocupando lugares destacados en equipos (Huracán, River y en Boca, por donde pasaron los dos) que peleaban por cada campeonato y en los que no se hablaba de Promoción, promedio, ni nada que se le pareciera.

Cuesta encontrar entre los jugadores que entraron a la cancha en Núñez émulos de aquellos dos cracks que la rompían cada domingo. Un poquito del chico Lanzini, otro poco de Lamela, algo de Rodrigo Battaglia. Y punto. Cuesta encontrar en estos tiempos que corren partidos brillantes como los que solían protagonizar aquellos futbolistas. El presente del fútbol argentino –y específicamente el de River y de Huracán– está muy lejos de aquel pasado de gloria.

Huracán empezó a agarrar ya la puerta del horno y se meterá de cabeza si repite actitudes como las que mostró ayer en el Monumental hasta que llegaron los goles de River. Lo definió muy bien el compañero Pablo Vignone en el arranque del partido: “Huracán está parado tan atrás que Monzón puso el arco en la avenida Cabildo”. Fue superado siempre, jugó muy mal, pero recién repuntó algo después del 0-2 y tuvo oportunidades para descontar.

En eso se quedaron meditando los hinchas de River menos fanáticos al final del encuentro. Más allá del sabor dulzón de los dos goles y los tres puntos, saben que hay algunas otras cuestiones para analizar. Tres llegadas clarísimas del rival abren el alerta y no despejan el camino para pensar en positivo. Entonces no saben muy bien si mirarles las costillas a Vélez y Estudiantes o a Olimpo y Gimnasia.

Con los cuatro puntos obtenidos en lo que va del torneo, los de Juan José López están en una posición más desahogada de la que tenían al final del torneo anterior, pero no pueden descuidarse. Por las dudas les va a resultar más práctico celebrar los triunfos de los eventuales rivales de Quilmes (Estudiantes ayer, por ejemplo) que festejar las caídas de los potenciales rivales en la pelea de arriba (la de Vélez con All Boys, por ejemplo).

El campeonato de abajo, el de la permanencia, despierta casi tanto interés como el de arriba. Es que son varios los comprometidos, producen situaciones curiosas y llenan de contradicciones a los hinchas.

¿Qué hicieron ayer los de Gimnasia? ¿Festejaron el gol de Estudiantes o lamentaron que Quilmes no le arruinara la tarde al tradicional rival? ¿Qué harán los hinchas de Huracán cuando a San Lorenzo le toque jugar con Olimpo o con Quilmes? River ¿se va a poner del lado de Boca cuando juegue con los otros amenazados?

Los hinchas de River no quieren saber nada de esto y sueñan con multiplicar los buenos resultados para no tener que depender de nadie, ni celebrar triunfos ajenos. Deberán mejorar mucho, porque no siempre van a enfrentarse con rivales tan tibios como el Huracán de ayer.


Estadio: River.

Arbitro: Néstor Pitana.

Goles: 50m, Lamela (R); 60m, Ferrari (R).

Cambios: 46m, Guerra por Angeloff (H); 66m, Buonanotte por Lanzini (R); 77m, Cirigliano por Acevedo (R); 78m, E. López por Quiroga (H); 80m, Arano por Pereyra (R).

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El festejo de Paulo Ferrari, la desazón de Darío Villán, tras el segundo gol de River que selló el resultado.
Imagen: Fotobaires
 
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