En el cuadro adjunto se pueden ver los puntajes con los que fueron calificados en la goleada del sábado contra Ecuador los jugadores de la Selección Argentina en Página/12, Clarín, Olé, La Nación y Crónica. Lo primero que salta a la vista es el 10 con que todos los medios premiaron a Lionel Messi, con la única excepción de Olé, que se plantó en 9. Otro aspecto muy notable es la distancia que separó en las calificaciones a los cuatro del fondo, del cuarteto ofensivo conformado por Di María, Higuaín, Agüero y el indiscutible número 1 del fútbol actual.

Los cuatro de atrás (Zabaleta, Fernández, Garay, Clemente) sumaron en los cinco medios 99,5 puntos; los cuatro de arriba, 162,5 puntos. El promedio de los que defienden fue de 4,90 y el de los que atacan 8,12.

Los fríos números no hacen más que confirmar la sensación que dejó la actuación del equipo de Sabella, aunque lo más ajustado sería mencionar los equipos de Sabella. Porque hubo un grupo que sonó afinado por la producción de sus brillantes solistas y hubo otro que mostró inseguridades, flaquezas y poca sincronización. Hubo uno que tuvo exclusiva responsabilidad en los cuatro goles por el encuentro de sus vértices y hubo otro que le dio demasiada actividad a Romero en el segundo tiempo.

En descargo del técnico hay que señalar dos carencias fundamentales que atentan contra el rendimiento colectivo: la falta de tiempo para trabajar y ajustar detalles de funcionamiento y la escasez de jugadores de primer nivel para conformar el andamiaje defensivo. No hay tiempo y no hay muchos jugadores. El sábado jugaron Zabaleta, Federico Fernández, Garay y Clemente Rodríguez. En el último partido jugó Burdisso y luego Desábato, están Campagnaro, Rojo, Otamendi, podría estar Mascherano como marcador central... pero aunque se intenten distintas variantes y combinaciones con estos nombres, se estará igualmente muy lejos de conformar un bloque defensivo sólido, que además contribuya al abastecimiento de los de arriba. Es lo que hay. Y no hay mucho.

Y así como hay un equipo en el ataque y otro distinto en la defensa, el entrenador dejó claro en la conferencia de prensa de ayer que maneja una idea contrapuesta a aquellos que proponen que se conozcan de memoria los nombres de los futbolistas que componen la Selección. Sabella adelantó que contra Brasil (que ayer cayó ante México) no va a actuar el tridente ofensivo Messi-Higuaín-Agüero, por lo que uno de los dos, el jugador del Madrid o el del City, irá al banco.

Lo que busca Sabella es el mejor rendimiento frente a cada rival y queda la sensación de que esto atenta contra el fortalecimiento de una idea, de una línea de juego. Un equipo para jugar de locales con Ecuador, otro equipo para enfrentarse, en un amistoso, con los brasileños, uno para aumentar la autoestima de los jugadores y otro para expresar un excesivo respeto por el rival. Naturalmente no se reniega aquí de las variantes tácticas que imponen las circunstancias de un partido cualquiera; un buen técnico sabe resolver sobre la marcha las variantes indispensables. Pero una cosa es cambiar sobre la marcha y otra hacerlo de antemano, prejuzgando con lo que podría llegar a ocurrir.

El brillante desempeño de Messi y Cía. no debería impedir que se reabra la discusión en torno de la presencia de Riquelme. El 90 por ciento de los jugadores y entrenadores está convencido de que el 10 de Boca es el mejor futbolista del país (a propósito, ¡qué golazo de tiro libre hizo y cómo ejecutó su penal ayer!) y Sabella debería tomar nota.

La goleada ante Ecuador no debería taparlo todo. Hay un equipo que ataca y otro que defiende; hay un equipo para jugar de local y otro para jugar de visitante y tal vez lo mejor sea buscar UN equipo, uno solo.