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Lunes, 9 de diciembre de 2013

FúTBOL › EL EQUIPO DE BIANCHI, CON COLORIDA INDUMENTARIA, APENAS SACó UN EMPATE

La Boca color de rosa, apenas una camiseta

Fue un cierre de campeonato acorde con la campaña desteñida que protagonizó el conjunto de la Ribera, al que otra vez volvió a salvar Gigliotti. Los hinchas protestaron contra el uso de una camiseta tan poco emparentada con la historia.

 Por Juan José Panno

Carlos Bianchi metió en la canasta un equipo desanimado, desmotivado, con la cabeza puesta en las vacaciones y lo mandó a la cancha vestido de rosa; casi se lo come el Lobo, delante de una multitud. La marketinera y polémica camiseta, de un color medio raro, un rosa no muy pálido, un rosa fucsia, rosa de lejos y de cerca, dominó la escena en el arranque del partido. ¿Acaso la multitud había ido a ser testigo de algún cambio mágico en el equipo a partir del nuevo atuendo? ¿O habían ido a respaldar a Bianchi en el cierre de una campaña muy floja? ¿O a demostrar que ellos sí llenan la cancha cuando no juegan por nada, no como River? Lo cierto es que no hubo nada especial en el rendimiento de futbolistas que mostraron muy poco, tal como había ocurrido en la mayoría de los partidos del año, jugando con la camiseta azul y oro o la blanca.

El último triunfo de Boca había sido contra Tigre, en la fecha 15ª del torneo Inicial. Después perdió con Arsenal y con All Boys y empató con Lanús y con Gimnasia: sumó 29 puntos y quedó lejos de los de arriba. Si se juntan los dos torneos locales del año, quedan números muy magros: 38 jugados, 11 ganados, 14 empatados y 13 perdidos; 38 goles a favor (promedio de 1, apenas 1 por encuentro, y 53 en contra). O sea, más partidos perdidos que ganados, más goles en contra que goles a favor, más decepciones que alegrías...

El balance de este último campeonato deja algunos datos que sorprenden. En 19 partidos, Boca utilizó 13 combinaciones de líneas de cuatro diferentes. Como laterales derechos jugaron Marín, Caruzzo, Erbes y Méndez; como laterales izquierdos, Insúa, Díaz y Zárate; y como centrales, Pérez, Díaz, Rodríguez y Burdisso. En total, Bianchi recurrió a 27 jugadores diferentes, obligado por la tremenda cantidad de lesionados y por las variantes tácticas con las que intentó encontrar una línea de juego. Boca tiene en su plantel a dos de los mejores jugadores del fútbol argentino: Riquelme y Gago. Pero sólo en un puñado de partidos pudo contar con ambos en la cancha. Riquelme jugó 13 partidos y Gago sólo 8. Los dos, con diferentes problemas físicos, no pudieron tener la continuidad que el equipo necesitaba. En el ataque, casi todas las fichas estuvieron puestas a la dupla Martínez-Gigliotti. El Burrito, como ya se sabe, estuvo muy por debajo de su potencial futbolístico. Gigliotti respondió con su cuota goleadora, pero no apareció en los momentos en los que más se lo necesitaba.

Contra el débil Gimnasia, la línea de cuatro fue la misma de los primeros partidos del campeonato: Marín, Díaz, Burdisso e Insúa, y Boca volvió a mostrar consistencia de flan. Falta de sincronización en los relevos, salidas a destiempo, faltas innecesarias y otras variantes de un repertorio clásico. Durmieron Insúa y Burdisso en una de las pocas llegadas a fondo del equipo visitante y Mussis metió un fierrazo que no pudo tapar Orion.

La única jugada más o menos peligrosa en el ataque de Boca la protagonizó el pibe Celeste (colorida paradoja que justo Celeste debutara el día que Boca usó la camiseta rosa), en un desborde por la derecha que siguió con un centro atrás que no pudieron conectar ni Gigliotti ni Martínez. El pibe y Fragapane, que entró en el segundo tiempo, mostraron algo de sus habilidades, pero giraron en el vacío de un equipo al que no ayudaba la rosa de los vientos para encontrar el norte.

En el segundo tiempo, un desborde de Insúa sumado a un error de Monetti y un trancazo de Gigliotti, a lo Kempes en la final del Mundial ’78, le permitió a Boca empatar el partido, poniendo un poco de justicia en el marcador. Y lo demás siguió siendo un despropósito, una obra maestra del tedio, que encontró su punto culminante cuando desde las tribunas empezaron a volar bengalas que demoraron unos cuantos minutos la continuidad del juego.

A principios de temporada, con un plantel técnicamente muy rico, los hinchas de Boca soñaban con una vida futbolística color de rosa. Pero lo único rosa que terminaron viendo fue la camiseta del último partido del año.


Estadio: Boca.

Arbitro: Diego Abal.

Goles: 37m, Mussis (G); 49m, Gigliotti (B).

Cambios: 46m, Erbes (6) por Ledesma (B); 60m, Fragapane por Celeste (B); 64m, Méndez por Marín (B); 72m, Borghello por Pereyra (G); 75m, Miloc por Pouso (G); 88m Mendoza por Correa (G).

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n Gigliotti gana en el salto: terminó el torneo con ocho goles.
Imagen: DyN
 
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