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Lunes, 16 de diciembre de 2013

FúTBOL › LA ATAJADA DE SEBASTIAN TORRICO EN EL FINAL LE ASEGURO EL TITULO AL EQUIPO DE BOEDO

San Lorenzo, un campeón que se hizo de abajo

El arquero le permitió ganar puntos cruciales en la campaña, en la que el conjunto de Pizzi terminó beneficiándose por la irregularidad de sus rivales. En un contexto mediocre, le alcanzó con 33 puntos para quedarse con el título, el número 12 del club en el profesionalismo.

 Por Ariel Greco

San Lorenzo, campeón del Inicial 2013, el de menor puntaje en la era de los torneos cortos.

Los noventa minutos del partido más importante del campeonato quedaron reducidos a dos momentos, electrizantes, de tensión, de nervios. Este Vélez-San Lorenzo que le dio el título al conjunto de Boedo luego de seis años quedó reducido a dos instantes mágicos y pasará al recuerdo por eso. El primero fue a los 22 minutos del segundo tiempo, cuando Allione se acomodó y sacó un derechazo que estremeció el palo izquierdo del arquero Torrico. Y el segundo, a los 44 minutos del segundo tiempo, cuando Torrico sacó un manotazo inolvidable para evitar un derechazo de Allione desde el punto del penal. El título cambiaba de mano, pero ese atajadón del arquero lo impidió.

El resto del partido fue descartable. Vélez fue a buscar durante todo el partido y exhibió una alarmante falta de ideas. Y San Lorenzo también fue a buscar, pero el puntito le garantizaba el desempate y le podía dar el título, como finalmente sucedió. Con dos líneas de cuatro bien marcadas y con la premisa de destruir más que pensar en el arco rival, el planteo de Pizzi estuvo limitado a eso. Por eso apenas inquietó con alguna corrida de Piatti y un mano a mano que Sosa le ganó a Correa. Pero por la magia del fútbol fue suficiente. Por eso el festejo loco del puñado de futbolistas frente a los más de doscientos dirigentes-periodistas partidarios-hinchas–jugadores que se ubicaron en el centro de la tribuna visitante.

Como todo campeón, San Lorenzo tiene sus méritos. Encontró a mitad de camino a un arquero de equipo importante, de esos que salvan partidos. Luego de correr desde atrás a Cristian Alvarez, el elegido de Pizzi para arrancar el certamen, Sebastián Torrico se ganó su lugar y lo pagó con dos atajadas vitales: la primera fue en el último minuto del partido ante Boca, cuando San Lorenzo no había liquidado el resultado y se encontró con un penal en contra. Allí, el mendocino le contuvo el remate a Chiqui Pérez y salvó dos puntos que resultaron vitales en el recuento final. La otra fue ayer, la mencionada atajada ante Allione. Y por eso el abrazo que recibió de Cetto y Gentiletti, casi como si se tratara de un gol.

Otra virtud del nuevo monarca estuvo en saber sobrellevar la rotura de ligamentos de su goleador, Martín Cauteruccio, pieza vital en el arranque del torneo. Y como si fuera poco, su reemplazante, Gonzalo Verón, sufrió la misma lesión. Allí también se vio la mano de su entrenador, que les dio confianza a los juveniles Angel Correa y Héctor Villalba. Con los pibes a la altura, San Lorenzo pudo disimular aquellas ausencias.

Luego de un año plagado de molestias y desencuentros, este semestre significó el despegue de Ignacio Piatti, el jugador que le dio un salto de calidad en ataque. Ya sea generando juego o con sus goles, el ex volante de Gimnasia e Independiente terminó entre los valores más destacados del torneo. Y fue clave en la remontada ante Rafaela, en un partido que podría haber complicado las aspiraciones del campeón.

Más allá de los méritos propios, San Lorenzo terminó beneficiándose de la inacción de sus rivales. No es culpa de Pizzi que Newell’s no haya ganado en sus últimas ocho presentaciones. Tampoco es un inconveniente del plantel campeón que Lanús haya apostado por la Copa Sudamericana y, por ejemplo, sólo haya empatado con suplentes en el compromiso ante Boca. Menos es problema de Lammens, Tinelli y Cía. que Vélez se haya acordado tarde de ganar, cuando parecía que ya no tenía chances al título. Y ni hablar de Boca, otro que dilapidó oportunidades en las últimas jornadas. En ese contexto, a San Lorenzo le alcanzó.

¿Si fue un justo campeón? Difícil afirmarlo. Si aquel manotazo de Torrico no hubiese existido, a esta altura los chorros de tinta dirían que San Lorenzo no tuvo temple, que regaló el campeonato sacando dos puntos de nueve, que Pizzi es un buen técnico pero le falta pasta en los cierres del torneo. Y sería difícil refutarlo. Por suerte para San Lorenzo, las manos de su arquero estuvieron firmes y no sólo sacó el pelotazo de Allione sino que tiró a la basura todas esas sentencias. Y por eso el festejo inolvidable que arrancó en Liniers y terminó en San Juan y Boedo.

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