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Lunes, 31 de marzo de 2014

FúTBOL › EL VOLANTE SE DIPLOMó DE íDOLO RIVERPLATENSE, AUNQUE NO HUBIERA HINCHAS PARA FESTEJARLO

A Lanzini sólo le faltaron los aplausos masivos

El joven se cargó el equipo y lo condujo a un triunfo largamente anhelado, marcando el primer tanto y generando la jugada del gol del triunfo. Alvarez Balanta lo siguió en distinción, con un gran trabajo en defensa y afirmándose en la salida. Compensaron la medianía de los delanteros.

 Por Adrián De Benedictis

La espera amagó con extenderse, pero a cinco minutos del final el desahogo fue todo de River, y la incredulidad se quedó del lado de Boca. El club rompió esa racha de no poder ganar en el estadio de su máximo rival después de 10 años, y eso le permitió quedar a un paso de la cima del torneo. Si bien no ofreció un nivel superlativo, algunos aciertos individuales le permitieron atrapar un festejo que se venía atragantando.

Los desempeños de Lanzini y Alvarez Balanta estuvieron por encima del resto, y a partir de ellos se fue sosteniendo la victoria. Al volante se le venía reclamando más carácter para cargarse sobre los hombres el circuito creativo y, luego de una actuación muy baja ante Lanús, revirtió su presente en la cancha de Boca. Pero no sólo por la definición en el primer gol, levantando la pelota ante la salida del arquero para ubicarla en el palo más lejano, sino por el despliegue que realizó al moverse con libertad detrás de los volantes locales. Lanzini también tuvo una chance para marcar en el primer tiempo, y su cabezazo se fue desviado.

El colombiano sobresalió entre los defensores, anticipando siempre a Gigliotti y cubriendo los espacios que dejaba Funes Mori por la izquierda. El marcador central incursionó en ataque y con él se inició la jugada que terminó en el primer gol de River.

El arquero fue otro de los que cumplió. El ex Vélez apareció en acciones determinantes. Primero sacó por arriba un toque de Riquelme, después controló un tiro de Gigliotti, un cabezazo de Martínez, y otro remate de Erbes. En el gol de Riquelme no pudo reaccionar, pero tampoco se podía hacer mucho ante una pegada tan precisa. Maidana, por su parte, no mostró dificultades en la marca y transmitió seguridad, salvo cuando tuvo que salir a cortar lejos del área, donde cometió algunas infracciones violentas.

Ledesma buscó adueñarse de la zona central, pero no siempre lo consiguió. El mediocampista tuvo presencia en el inicio, pero lentamente fue cediendo ante los volantes rivales. Al final se lo notó cansado. Rojas tampoco lo acompañó bien en esa parte de la cancha, y además de no tener precisión en el momento de habilitar a sus compañeros, tampoco aportó en la creación. Rojas probó una vez al arco y su remate fue controlado por Orion.

Los delanteros no tuvieron su mejor día. Tanto Cavenaghi como Gutiérrez no pudieron combinar entre sí y el equipo lo sintió mucho. El primero se movió lejos del área y quedó pocas veces de frente al arco. Cuando pudo haber convertido, a través de un contraataque, la tiró afuera. A Gutiérrez se lo vio aislado del resto y le resultó difícil encontrar la sintonía de los demás. Encima, cuando pudo haber marcado un gol, su cabezazo se fue por arriba.

Los laterales de River no aparecieron en toda su dimensión. A pesar de que Funes Mori convirtió el gol de la victoria, exhibió inconvenientes para detener a Martínez y a Erbes, cuando éstos se juntaban por ese sector. Cuando pretendió lanzar un envío al área, lo hizo mal. Del otro lado, Mercado tampoco la pasó bien y se vio desbordado cuando llegaban combinando Insúa y Sánchez Miño. Carbonero tampoco se pudo destacar. El volante no ofreció el desplazamiento habitual por la franja derecha, y así el equipo perdió salida por ese andarivel.

Los que ingresaron en el segundo tiempo no pudieron destacarse. Villalva, que fue la figura ante Lanús, se movió por la derecha, pero participó poco del juego. Kranevitter se paró en el medio para colaborar con Ledesma, y casi convierte en tiempo de descuento. Solari pisó la cancha cuando el partido se terminaba y casi no tuvo contacto con la pelota.

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Manuel Lanzini remata ante la salida de Agustín Orion para señalar el gol que abrió la cuenta en la Bombonera. Terminó siendo figura.
Imagen: Alejandro Leiva
 
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