libero

Lunes, 19 de mayo de 2014

FúTBOL › EL CLUB DE NúñEZ LOGRó SU 35O TíTULO OFICIAL CON UNA GOLEADA SOBRE QUILMES

Para celebrar, River desempolvó aquel viejo gran equipo de Ramón

La banda volvió a parecerse a aquella Banda de hace casi dos décadas que hacía una religión del “ganar, gustar, golear”, y con la mejor demostración del campeonato se llevó un triunfo amplio que lo consagró más allá de otros resultados.

 Por Ariel Greco

”River vuelve a ser River.” Algún genio del marketing eligió ese slogan para marcar el nuevo presente del club de Núñez, escrito en el micro que luego pasearía a los campeones por la pista de atletismo y repetido hasta el cansancio por la voz del estadio en los festejos. Como si la grandeza de 113 años de historia se hubiesen esfumado por un descenso o por seis años sin títulos. Seguramente, ese cráneo de oficina nunca pisó el Monumental, ni escuchó a los hinchas cantar “en las malas mucho más”. Pero sí es cierto que en el partido de la consagración ante Quilmes, del título 35o en el ámbito local, el equipo de Ramón volvió a ser aquel equipo de Ramón de hace casi dos décadas, del que cumplía con el mandato de la San Martín de “ganar, gustar, golear”, del que aplastaba a sus rivales con la prepotencia de su fútbol. Ante Quilmes se vio aquel viejo equipo de Ramón, como casi nunca se había visto en este nuevo ciclo.

River sabía que dependía de su suerte para conocer su destino. Y así salió a jugarle a un rival que de entrada dejó en claro que le faltaba su principal virtud: sin la tensión de pelear por el descenso y ese plus de energía que les entrega Caruso Lombardi ante esa situación, Quilmes se transformó en un “equipito”, de esos que en otra época iban al Monumental a perder por lo menos posible. Para colmo, en la primera llegada a fondo que tuvo River, Cavenaghi estuvo más rápido que nadie para capturar el rebote de Benítez tras el notable cabezazo de Teo Gutiérrez, y empezó a encarrilar una victoria que nunca pasó sobresaltos.

Tan derecho estaba River que ni siquiera se enteró de que Estudiantes pasó a ganar con el gol de Guido Carrillo. Antes de que se propagara la noticia, Mercado festejó su ingreso a la lista premundialista con otro gol, esta vez con un cabezazo luego de que Maidana peinara el corner de Vangioni en el primer palo. River dominaba todo. Ledesma y Rojas manejaban la mitad de la cancha; Carbonero por la derecha y Vangioni por la izquierda abrían el campo y desbordaban cuando se lo proponían; Teo bajaba y asistía; y Lanzini se animaba a todos los lujos que siempre insinúa, pero que no siempre termina de concretar.

Entonces, Ramón, con su sonrisa pícara, disfrutaba de su obra, mientras los hinchas celebraban por este título y por aquel reencuentro. Ya no importaba otra cosa. Por eso se repetía el toqueteo que exponía todas las limitaciones de Quilmes, que apenas podía mirar cómo la pelota paseaba por los pies de los rivales.

Para que todo fuera todavía más perfecto, cuando la fiesta empezaba a caer en la monotonía, River se encargaba de inyectarle ánimo con otro gol. Primero fue Cristian Ledesma, que colgó del ángulo un zapatazo de 30 metros, para ganarse una merecidísima ovación (¿de despedida?). Un rato más tarde, Cavenaghi cerró una noche inolvidable con un toque suave, luego de una acción notable de Teo. Y el colombiano, de gran partido a pesar de estar lejos del gol, tuvo su premio en la última jugada cuando Lanzini lo asistió de manera magistral. Es cierto, a esa altura, Quilmes ya no marcaba, pero el pase tuvo su enorme mérito.

Todo redondo para River. Tanto, que Ramón pudo darse lujos de rico con los cambios. Para que ovacionaran a Cavenaghi, su capitán, mandó a la cancha a Menseguez, a quien recuperó del retiro para colocarlo en la Primera. Luego sacó para los aplausos a Ledesma, otra de sus apuestas. Y por último, cuando la gente pedía a Villalva, mandó a la cancha a Osmar Ferreyra, a quien también sacó del ostracismo para devolverlo a la Primera de River. Entonces sí: este River campeón salió con el sello de fábrica de aquel viejo Ramón.


Estadio: River.

Arbitro: Silvio Trucco.

Goles: 11m Cavenaghi (R); 25m Mercado (R); 62m Ledesma (R); 70m Cavenaghi (R); 89m Gutiérrez (R).

Cambios: 57m Diz (4) por Carrasco y Romero (4) por Leandro Díaz (Q); 71m Kranevitter por Ledesma (R) y Morales por Pérez Godoy (Q); 75m Menseguez por Cavenaghi (R); 32m Osmar Ferreyra por Rojas (R).

Compartir: 

Twitter

Cavenaghi sostiene la Copa rodeado por todos sus compañeros. El delantero cumplió ayer convirtiendo dos goles ante Quilmes.
Imagen: Télam
 
LIBERO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.