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Lunes, 14 de septiembre de 2015

FúTBOL › CENTRAL Y NEWELL’S ABURRIERON EN ARROYITO CON UN EMPATE SIN GOLES

En el Gigante se vio un partido feo, sucio y malo

Los canayas se vieron sorprendidos por un planteo cauteloso del rival y nunca estuvieron cerca de la victoria. Los leprosos, en cambio, controlaron el juego y tuvieron las dos ocasiones de gol más claras.

 Por Alejo Diz

Desde Rosario

El partido fue malo, decididamente. No tuvo emociones, ni momentos de dominio de un equipo sobre otro. El miedo a la derrota no liberó rígidos esquemas. Central lo buscó recién en los últimos 15 minutos. Newell’s se esforzó por sentirse seguro en cancha, sólo eso. En el Gigante hubo una tarde sin goles, pero al caer el sol, cuando ya todo pasó, fue la Lepra la que exhaló profundo y encontró en este clásico un saldo positivo. Porque el empate le privó al Canaya de consolidar su lucha por el título y el rojinegro le puso punto final a la secuencia de caídas ante los auriazules.

El clásico recuperó una historia que parecía perdida, entre tanto triunfo de Central. Es la que habla de esos partidos donde no hay remates al arco, cuando la amenaza de la derrota condiciona a todos y lo que queda por hablar es el fervor de los hinchas.

Central salió a jugar con antecedentes ganadores; Newell’s, con pasado perdedor. Central debía ganar para extender esa racha histórica de triunfos en el clásico, pero sobre todo para terminar de dibujar su candidatura al título. Newell’s debía dejar de perder ante Central.

En ese contexto, Bernardi hizo su replanteo, dejó a un lado sus deseos de juego ofensivo para un equipo que ataca mal, y se replegó al campo propio, donde puso trampas para evitar que Central desplegara su vértigo en ataque.

El primer acierto de Newell’s fue que no encontró zozobras en los primeros minutos del partido. Tanto esfuerzo por defender encontró respaldo en Mugni y Boyé, los capaces de pelear la pelota arriba y ganar, aguantar el juego, y dar respiro a todo el equipo.

Central no jugó con confianza desmedida. Pero le devolvió el respeto a Newell’s y no pudo alterar el partido planteado por los leprosos. Porque en general la pelota estaba por el aire, y cuando bajaba, se cometía una infracción, de esas intrascendentes pero que disponen de intermitencia permanente en el juego.

Coudet se cansó de pedir que Central ataque por izquierda, con Delgado y Villagra asociados. Con desbordes, el defensor generó más peligro que Larrondo, de andar perdido, muy poco combativo, todo lo contrario a Boyé, que disputó cada pelota como si estuviera en juego su futuro en el fútbol profesional.

Báez y Salazar eran los puntos débiles en cada defensa. Musto y Bernardello, lo más flojo en el mediocampo. Unsain estuvo nervioso y se equivocó en salidas apresuradas. En una tomó la pelota fuera del área y Central lo dilapidó en tiro libre. Y antes el uno le desvió un tiro libre directo a Delgado.

También se equivocó Caranta: al dejar la pelota en el área chica tras un centro, le cayó a Cáceres, y el paraguayo, frente al arco, sacó un derechazo desviado. Newell’s tenía espacios para salir de contragolpe, pero no sabía hacerlo.

Una pelota perdida en el medio dejó a Mugni corriendo al gol, y llegó Musto al cierre para desviar el balón. Pinola tiró un pelotazo desde su campo, López y Unsain no se pusieron de acuerdo en el cierre, la pelota picó y la tocó por arriba del travesaño Ruben. Esa fue la única ilusión de gol para los canayas.

Central tampoco pudo reaccionar en el segundo tiempo, ya cuando Newell’s se aferraba al empate con evidencia. Bernardi apostó por Tonso –siempre intrascendente– y Mateo, y más tarde metió a Formica. Central buscó ideas en Lo Celso y Niell, quien reemplazó a Musto. Coudet dio señales de que había que ganar con el ingreso del delantero. Pero el equipo nunca entendió cómo podía hacerlo y el único remate al arco de todo el complemento fue de Boyé, de media vuelta, que Caranta desvió abajo, sobre su derecha.


Estadio: Central.

Arbitro: Diego Abal.

Cambios: ST: 5 m, Tonso por Denis Rodríguez (N); 7 m, Lo Celso por Delgado (C); 16 m, Montoya por Fernández (C); 25 m, Mateo por Bernardello (C); 30 m, Niell por Musto (C) y 31 m, Formica por Maxi Rodríguez.

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Maxi Rodríguez intenta pasar con la pelota dominada ante la presión de Domínguez.
Imagen: Andrés Macera
 
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