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Lunes, 29 de enero de 2007

CONTRATAPA › ROGER FEDERER OBTUVO EL ABIERTO DE AUSTRALIA

Barrilete cósmico

“Pueden decirme genio”, comentó el número uno del mundo al ganar su décimo torneo de Grand Slam. Venció 7-6, 6-4, 6-4 al chileno Fernando González y consiguió el título sin ceder ni un solo set, algo que no sucedía desde 1980, cuando Bjorn Borg lo logró en Roland Garros.

 Por Daniel Garcia Marco
Desde Melbourne

Le costó diez Grand Slams y estar a punto de batir el record de semanas como número uno del mundo de Jimmy Connors, pero al final Roger Federer dejó la modestia atrás y reconoció lo que muchos ven desde hace tiempo: que es un “genio” de un nivel tal que hasta él mismo se maravilla del dominio que ejerce en el tenis mundial. Federer despertó al chileno Fernando González del sueño y logró su décimo título de Grand Slam al imponerse en la final del Abierto de Tenis de Australia por 7-6 (7-2), 6-4 y 6-4 en dos horas y veinte minutos. González, en su primera final de Grand Slam, sólo plantó cara al número uno mundial en el primer set. Después, Federer alcanzó su mejor nivel y dio el primer paso para lograr su meta en 2007: ganar el Grand Slam, los cuatro grandes torneos.

“Yo estaría sorprendido si siempre viera ganar al mismo tipo”, comentó ayer Federer tras lograr su tercer Abierto de Australia y su décimo “grande” y poniéndose en una situación desconocida para él, la del otro lado de la red, el de los que casi siempre pierden ante un jugador llamado a ser el mejor de la historia. Federer, siempre modesto, ya acepta que lo llamen “genio” sin ruborizarse. “Supongo que soy el mejor tenista del mundo. Me pueden llamar genio porque estoy derrotando a muchos oponentes que juegan de manera diferente, ganando incluso cuando no estoy en mi mejor momento. Quizá todo esto suponga un poco eso. Está bien”, aceptó el suizo. Ya en semifinales ante el estadounidense Andy Roddick, al que vapuleó, se sintió “imbatible”.

El suizo tiene dos metas en su cabeza: ser el jugador con más “grandes” y lograr el Grand Slam, los cuatro “supertorneos”, el mismo año, algo que sólo logró en dos ocasiones el australiano Rod Laver. Para el segundo objetivo, el año pasado sólo le faltó Roland Garros, que perdió en la final con el español Rafael Nadal. En 2007 volverá a ser su gran ocasión. Para el primero ya le queda menos. El estadounidense Pete Sampras tiene 14. Está al acecho. Nadie duda de que lo logrará dados sus 25 años y que los diez que posee los consiguió en tres años y medio. Desde que ganara el primero en Wimbledon 2003 se jugaron 15 Grand Slams, ganó diez y en los cinco restantes hizo una final y dos semifinales. Ayer igualó a Bill Tilden con diez títulos, está a uno de Laver y del sueco Bjorn Borg, a dos del australiano Roy Emerson y a cuatro de Sampras.

“Me gustaría jugar hasta los Juegos Olímpicos de Londres 2012, que se disputarán en Wimbledon. Ese es un gran objetivo para mí. Y los Grand Slams, por supuesto, tratar de superarlos. Me estoy acercando a Sampras y espero batirlo”, deseó ayer el suizo, ante el que el más negativo de los pronósticos de un periodista en la sala de prensa le dio cinco años más de carrera y dos títulos por año, es decir, 20 “grandes”.

“Ganar todos esos Grand Slams desde 2003 es realmente increíble. Lo pensaba en la mañana cuando me levanté. Si alguien me hubiera dicho que ganaría diez títulos desde mitad de 2003 hasta aquí, nunca hubiera pensado que era posible. Hubiera firmado uno”, aseguró ayer el número uno del mundo. Ese es un record que le gusta, pero hay otro, el de batir a Connors con más número de semanas al frente del ranking, una cuestión de tiempo. “Esos dos son los más importantes.”

Ayer batió otros. Nunca había levantado un trofeo de Grand Slam sin ceder un solo set, algo que no ocurría en el tenis desde que Borg ganara Roland Garros en 1980. El sueco se retiró a los 26 años. El no piensa hacerlo hasta los 30, según sus cálculos olímpicos. Ayer se convirtió en el primer jugador en ganar tres “grandes” seguidos en dos ocasiones. Y es que a Federer todo parece salirle bien. Economiza fuerzas, no se lesiona ni antes ni durante los torneos, como le ocurrió en Melbourne al español Rafael Nadal, y triunfa con torneos previos de preparación o sin ellos, como fue el caso de Australia. “Mis decisiones parecen siempre las correctas, porque al final siempre resultan. Quizá podría estar equivocado, pero no sé. Lo dudo por mi experiencia y porque sé pasar de una temporada sin jugar a un partido competitivo. Sé cómo hacerlo. Todas esas cosas hacen difícil batirme, especialmente a cinco sets”, explicó.

Mientras sus rivales se desgastan antes de llegar a las rondas finales, él ahorra energías y en los momentos decisivos da su mejor tenis, como ante Roddick o como ayer ante el chileno Fernando González cuando más complicado se le puso el partido. “Mi motivación es tan grande como lo fue siempre”, comentó sin cansarse de ganar. Sus rivales se esperanzan con que pronto llegará el polvo de ladrillo, acaso el único terreno donde se le puede hacer tambalear.

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