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Lunes, 18 de junio de 2007

CONTRATAPA

CABRERA JUGO AL HOYAZO

Por un golpe, el cordobés le ganó el Abierto de los Estados Unidos al mítico Tiger Woods, el triunfo más importante de su carrera en el segundo Grand Slam del año. “Pero Manu Ginóbili es más famoso que yo”, dijo luego.

Con una sensacional última vuelta en la que empleó 69 golpes, uno bajo el par de la cancha, el cordobés Angel Cabrera alcanzó el triunfo más importante de su carrera al adjudicarse el 107º Abierto de Golf de los Estados Unidos, segundo Grand Slam del año, que finalizó ayer en el Oakmont Country Club de Pensilvania. Cabrera, quien el sábado pasado había dejado la punta del certamen en poder del australiano Aaron Baddeley al terminar el recorrido con seis golpes sobre el par, arrancó en la jornada de ayer a cuatro golpes del líder, pero jugó una vuelta impecable, similar a la del jueves, y llegó a lo más alto, convirtiéndose en el primer golfista argentino en triunfar en el certamen. Además fue su primer triunfo en certámenes del PGA tour.

El Pato, como se lo conoce en el circuito de la PGA, se convirtió en el primer golfista sudamericano que gana un Abierto estadounidense, y en el segundo que se impone en un torneo Grand Slam, después de que su compatriota Roberto De Vicenzo venciera en el British Open de 1967.

“Hoy (por ayer) pegué espectacular, jugué muy tranquilo y muy bien. Después de hacer un birdie (un golpe por debajo del par) en el hoyo 11, me di cuenta de que podía llegar, porque los otros se caían. Y el birdie del 15 fue espectacular, ahí me sentí bien seguro”, señaló el cordobés, una vez terminada la vuelta y mientras esperaba que finalizaran Jim Furyk y Tiger Woods, los dos golfistas que más posibilidades tenían de igualarlo. Además, Cabrera agregó: “Mientras estaba esperando la definición, sólo quería que mis rivales no bajaran el par. Eso era la único que pensaba”.

Al ser consultado sobre quién era más famoso en estos momentos en la Argentina, si él por haber ganado el US Open o su compatriota Emanuel Ginóbili tras conquistar el título de la NBA con los Spurs de San Antonio, respondió sin titubeos: “Manu Ginóbili es el más famoso en estos momentos. No hay ninguna duda de eso”.

Cabrera inició el día con birdies en los hoyos cuatro y cinco. Un bogey (un golpe por arriba del par) en el par tres del hoyo seis lo dejó sólo uno bajo el par, diferencia que mantuvo para cerrar el recorrido de ida con un birdie en el ocho y un bogey en el nueve.

Los últimos nueve hoyos del cordobés, los más complicados del torneo, fueron brillantes. Mientras los adversarios que tenía por delante al inicio de la jornada no reaccionaban y perdían posiciones, Cabrera hizo birdies en el 11 y el 15, y recién en el 16 y el 17 (hoyo que lo martirizó a lo largo del certamen) subió el par para cerrar con una tarjeta de 69, de las mejores del día, que le permitió finalizar el campeonato con 285 golpes.

Furyk, uno de sus dos rivales más peligrosos, se equivocó en el 17 cuando ambos estaban igualados en la punta. Sólo quedaba con chances el gran Tiger Woods, quien venía con un golpe más tres hoyos por detrás.

Pero el número uno del mundo no pudo bajar el par de la cancha ni en el 16, ni en el 17, ni en el 18. Y toda la gloria fue para Cabrera, quien esperó relajado en el club house hasta que Woods falló el último putt, dejando la gloria en sus manos. En el momento que el estadounidense no pudo embocar ese tiro, Cabrera mostró su sonrisa más grande y se abrazó con su caddie y otro de sus colaboradores.

Casado, con dos hijos, este hincha de Boca fue caddie de Eduardo Romero, su mentor en este deporte. Precisamente Romero fue quien financió su carrera cuando se hizo profesional, a los 20 años, en el momento que incursionó en el tour europeo. Otras victorias profesionales de Cabrera fueron en el Abierto de Paraguay (1995), Masters de América Latina (1996), Torneo de Maestros en Argentina (2001), Abierto de Argentina, torneo de PGA (2002), Abierto del sur de Argentina (2004).

Cabrera se levantará hoy con la Copa del ganador al lado de su cama. Esa misma Copa que mantendrá en su poder por los próximos 11 meses en su casa de Villa Allende, debido a que el año próximo deberá devolverla para el siguiente Abierto. Pero eso seguramente no le interesará al cordobés. Cuarenta años después, otro jugador argentino escribió su nombre con letras de oro en un Major. El golf argentino está de fiesta.

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