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Desde Villa Carlos Paz

1 ¿Cuántos errores cometió en este Rally? –pregunta Líbero al ganador del Rally de Argentina.

Sentado en una silla de madera, con el pelo alborotado bajo la gorra negra, la pose desgarbada, una barba incipiente. Sebastien Loeb no parece lo que realmente es: el conductor más eximio del planeta. Si no fuera por el buzo con manchas de barro y unos pergaminos que le cuelgan de la campaña, nadie podría asegurar que al volante es prácticamente imbatible. Detrás de esa postura, sin embargo, él se la cree.

–Ninguno... –responde de manera automática. Debe ser un reflejo. Ya ganó, de manera que puede permitirse corregirse al instante–. No, perdón, uno solo. Un pequeño trompo en el primer especial del viernes, a causa de la niebla. Fueron cuatro, cinco segundos que perdí. Después, nada más...

(Ese es el campeón del mundo. El tipo de 34 años que acaba de ganar la prueba de Córdoba por cuarta ocasión consecutiva.)

2 Desde que debutó en el Mundial, Loeb corrió 90 rallies. Su victoria de ayer es la número 39 de su campaña. El índice de eficacia es sensacional: uno de cada 2,3 trofeos al ganador revista en su vitrina. Este de Argentina es su cuatro triunfo consecutivo en Córdoba, habiéndose transformado en el piloto que más veces ganó la competencia organizada por el Automóvil Club Argentino. Solamente fue más exitoso en Alemania (donde ganó las últimas seis ediciones consecutivas) y Montecarlo (venció en cinco de las últimas seis ediciones). “No es casual que gane tanto en los rallies que llevan tanto público. Será que me motivan más esos acontecimientos populares”, ensaya Loeb como explicación pasajera. En Cataluña o México, otros rallies con demanda, ya ganó tres veces en cada uno.

3 Niebla, lluvia y barro signaron la edición 2008 del Rally de Argentina. Dieron la vuelta 31 autos, el 56 por ciento de los 55 que habían largado.

–¿Fue su victoria más difícil en Argentina? –insiste Líbero

–No la más difícil como victoria, porque no hubo mucha lucha. A mí me gusta ganar peleando, ésa es la verdad. Sí fueron las condiciones más difíciles en las que me tocó correr aquí. Había que interpretar mucho las instrucciones de mi navegante para adecuarlas al estado de los caminos. Decidir en el momento viendo las condiciones del piso. Pero también es cierto que tenía ventaja suficiente como para poder ir tomando esas decisiones.

4 Loeb ganó tantas pruebas especiales (5) en este Rally como sus rivales Petter Solberg y Mikko Hirvonen. Pero el francés no chocó contra una piedra como el finlandés cuando llevaba 50 segundos de ventaja en la primera etapa, ni su auto mostró fragilidad mecánica ni siquiera en los momentos culminantes, como sucedió con el Subaru del noruego, al que se le pelaron los cables, literalmente, cuando arrancó la tercera etapa en Mina Clavero. Velocidad más consistencia hacen el éxito.

5 También es cierto que nadie lo presionó. Quedó en la punta cuando Hirvonen chocó en la primera etapa y los rivales prefirieron competir contra el camino y las circunstancias antes que atacarlo. Solberg lo intentó en la segunda etapa, el sábado, pero le descontó menos de 20 segundos. Siempre tuvo colchón, nunca necesitó arriesgar. Así se hace más sencillo ganar.

6 Dato curioso: pese a esa relativa tranquilidad para defender la vanguardia y las ásperas condiciones del piso, el promedio de Loeb fue este año superior en 5 km/h al del año pasado. ¿Qué sugiere eso? Que la mecánica cumple su papel en la ecuación del rendimiento. Su C4 caminó mucho mejor que un año atrás.

7 Otra pista desde el punto de vista mecánico: la mayoría de los Ford tuvo problemas en la competencia con la rotura de los escapes y el fuego que se introducía dentro del habitáculo; los Subaru no ganan una carrera desde hace dos años y uno de ellos (el de Solberg) se rompió cerca del final. En cambio, largaron tres Citroën en el Rally, y llegaron primero (Loeb), tercero (el español Sordo) y cuarto (el joven de 21 años Conrad Rautenbach, campeón de Africa). Los resultados no son caprichosos.

8 Loeb aprovecha al extremo los cambios de frente. Pasó de manejar el Xsara de los años 2003/2006 a conducir el C4 de 2007/2008 sin que se registrara merma de rendimiento, por el contrario; el líder del equipo, el ex piloto Guy Frequelin, se jubiló a fin del 2007 y el reemplazo, Olivier Quesnel, no alteró la ecuación vencedora. De los cuatro rallies del 2008, Loeb ya ganó tres: Montecarlo, México y ahora Argentina, una victoria esta última que lo devuelve a la punta del Mundial, el mismo que ganara los cuatro últimos años consecutivos.

9 Sin duda lo favorece la brecha generacional. Hasta hace un par de años se aceptaba que tres pilotos (Loeb, Solberg y el finlandés Marcus Gronholm) conducían muy por sobre el nivel del resto. Pero Solberg sufre con Subaru desde 2006 y Gronholm se retiró a fines de 2007.

–¿Gana más porque hay menos competencia?

–No, se retiró Marcus pero los Subaru mejoran, venían segundo y tercero cuando Petter abandonó. Latvala es un joven muy rápido, Hirvonen era líder del Mundial cuando llegamos a la Argentina... No creo que sea más fácil para mí.

10 Puede que siga siendo igual de sencillo. Hubo tres superespeciales en el estadio auxiliar del Olímpico de Córdoba. El viernes, Loeb marcó 1m41s. El sábado hizo 1m41s1. Semejante precisión paga dividendos. Ayer el tiempo trepó a 2m14s9 porque llovía copiosamente, y el rally estaba ganado. Solo queda una cuestión pendiente: saber qué sucedería si alguna vez decidiera cambiar de marca.

LA CARRERA

Rally. 4ª fecha, Argentina.

22 especiales, 347,91 km.

Piloto	Auto	Tiempos
1º Loeb	Citroën	4h05m48s6
2º Atkinson	Subaru	a 2m33s2
3º Sordo	Citroën	a 4m04s7
4º Rautenbach	Citroën	a 20m03s3
5º Hirvonen	Ford	a 25m15s3
6º Villagra	Ford	a 27m42s

Promedio del ganador: 84,921 km/h.

Ganador Grupo N: Aigner (8º).

Los mejores argentinos: Villagra (6º), Sebastián Beltrán (Mitsubishi, 9º), Walter Rodríguez (Mitsubishi, 16º).

Campeonato: Loeb, 30 puntos; Hirvonen, 25; Atkinson, 22; Latvala, 16; Galli, 11; Solberg, Sordo, 9; Villagra, 5. Marcas: Ford, 44 puntos; Citroën, 41; Subaru, 33; Stobart Ford, 22.

Próxima fecha: 24 de abril en Jordania.