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El caso del atleta paralímpico Oscar Pistorius no está cerrado aún, pero si logra evitar que se le eleven los años de condena a prisión, el sudafricano podría establecerse con perfil muy bajo en un pueblo remoto de Mozambique para intentar “reconstruir su propio ser”, aseguró el biógrafo del controvertido deportista. “He hablado con su familia de esto, y algo que manejan como opción es que cuando Pistorius salga de la cárcel se aparte del mundo y se vaya, por ejemplo, a un pueblito remoto de Mozambique”, dijo el periodista y escritor británico John Carlin durante una entrevista con la agencia dpa.

Pistorius, de 28 años, fue llevado a juicio por haber matado a tiros a través de la puerta del baño a su novia, Reeva Steenkamp, el 14 de febrero de 2013. El atleta, que tiene amputadas las dos piernas, alegó que fue un accidente, ya que creía que en el baño había un intruso. La Justicia sudafricana aceptó el argumento y lo condenó por homicidio, pero no por asesinato. Pistorius debe cumplir cinco años de prisión, que de cumplirse determinadas condiciones quedarán en 10 meses de prisión efectiva. La fiscalía ya anunció que apelará la sentencia de la jueza Thokozile Masipa.

El periodista británico, de 58 años, marcó además las enormes distancias que separan a Rafa, su biografía del tenista español Rafael Nadal, y Pistorius - La sombra de la verdad, el libro que lanzó hace apenas días.

–Leyendo el primer capítulo de su libro, da la impresión de que usted asume la tesis de que fue un accidente. ¿Es así?

–Si queda así de tajante, lo lamento, porque mi posición es que mantengo la mente abierta acerca de qué pasó. Los hechos descriptos ahí son una reconstrucción de los dichos de varios testigos y datos que nadie disputó. A diferencia de la gran mayoría de los seres que han seguido este caso, yo no tengo claro qué pasó. Estoy seguro de que la propia jueza no lo sabe; lo que hizo la jueza fue, en base a la evidencia de lo que el fiscal le aportó, llegar a una conclusión. Pero si se le pregunta a la jueza ahora mismo qué pasó, en la intimidad de su casa y después de tomarse un par de whiskies en la cocina de su casa, ella te diría que no lo sabe, estoy seguro.

–¿Habría sido diferente en caso de tratarse de un atleta negro juzgado por una jueza blanca?

–Eso sería ser injusto, las cosas han evolucionado mucho en Sudáfrica. El hecho de que el hombre blanco más famoso y admirado del país sea juzgado por una mujer negra te demuestra cómo evolucionó el país en estos 20 años de democracia. Lo que está claro es que el factor racial no tuvo ningún papel, hay gente que llegó a decir que Pistorius, por ser blanco, fue beneficiado en el juicio, lo que claramente no es así, es una idiotez.

–¿Quién es Oscar Pistorius?

–Como me dijo gente que lo conoce bien y lo quiere bien, es un hombre de extremos, tiene muchas facetas, muchas personalidades y todas llevadas al límite. En el terreno deportivo, la de Pistorius es quizá la más extraordinaria de la historia del deporte. Lo de la superación, en el caso de Pistorius, hay que multiplicarlo por cien: un tipo que nace con esta malformación congénita, le amputan las piernas y, con 25 años, disputa los Juegos Olímpicos. Por un lado, una enorme valentía, una enorme ambición, pero por el otro un tipo miedoso y vulnerable. Como demuestran muchas anécdotas que cuento en el libro, Pistorius es un tipo extremadamente generoso, pero también extremadamente egocéntrico, capaz de sucumbir a rabias descomunales y desproporcionadas.

–¿Su carrera deportiva puede renacer?

–Se acabó. Para empezar, ya tiene 28 años, se está acercando al final de su carrera como corredor, ha estado 18 meses fuera de la competencia. Si tiene la enorme suerte de salir de la cárcel dentro de un año, habrá estado dos años y medio sin competir. No creo que tenga ni la condición física ni la condición mental necesaria para poder competir a ese altísimo nivel.

–¿Cuál es su futuro entonces?

–He hablado con su familia de esto, y algo que manejan como opción es que cuando Pistorius salga de la cárcel, se aparte del mundo y se vaya por ejemplo a un pueblito remoto de Mozambique, donde hay gente que ha sufrido mutilaciones como consecuencia de las minas de varias guerras que ha habido ahí, y dedicarse dos años a llevar una vida muy discreta, ayudando a la gente y reconstruyendo su propio ser, su propia imagen de sí mismo. Ahí quizá tenga la posibilidad de volver a la sociedad y hacer algo respetable con lo que queda de su vida.

–Pero el caso no está cerrado...

–El fiscal ha recurrido tanto el veredicto como la sentencia, se supone que de aquí a unos nueve meses es posible que la Justicia anuncie que la condena de Pistorius hay que aumentarla en cinco o diez años. Este cuento no ha acabado en lo judicial, puede tener otro desenlace.

–Usted escribió una biografía de Nadal, un libro muy diferente a este sobre Pistorius.

–Es una muy buena pregunta, porque la diferencia entre Nadal y Pistorius es absoluta. Por supuesto que no mencioné a Nadal en este libro, pero lo tenía bastante presente mientras escribía, porque es absolutamente el polo opuesto. Pistorius nace en un país totalmente convulso como era Sudáfrica en el ’86, Nadal nace en Mallorca: un lugar más pacífico o manso es difícilmente imaginable. Los padres de Pistorius se separan cuando él tiene seis años, su madre bebía mucho, era muy paranoica; su padre desapareció, su madre murió cuando él tenía 15 años. Nadal tiene a papá, mamá, su hermana, sus tíos, un clan muy familiar y solidario. Ahí ves la diferencia: los dos llegan a la fama en la adolescencia y Nadal está muchísimo más preparado en cuanto a saber quién es, a diferencia de Pistorius, que se dispersa por todos lados.