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Lunes, 4 de agosto de 2014

BOXEO › OPINIóN

La mejor terminó de la peor manera

 Por Daniel Guiñazú

Diego Chaves no pudo sostener al final la mejor actuación que haya tenido sobre un ring a lo largo de su carrera profesional. Hizo seis rounds notables ante el estadounidense Brandon Ríos sobre el ring del Hotel Cosmopolitan de Las Vegas. Pero terminó hundido hasta el cuello en el caos que resultó el combate. Tanto que el árbitro Vic Drakulich acabó descalificándolo al minuto y 46 segundos del 9 round, harto del abuso de infracciones e incorrecciones que hubo de uno y otro lado.

Fue una auténtica pena que Chaves (67,100) no haya podido coronar en las tarjetas (estaba al frente por un punto en dos de ellas) una tarea que lo mostró, en lo físico y en lo mental, con una fortaleza muy superior a la que tuvo ante Keith Thurman, cuando perdió su título de los welters de la AMB. Suelto y sin complejos, sabedor de que estaba en juego su futuro en el alto nivel del negocio del boxeo de los EE.UU. el argentino primero se plantó a pelear en la corta distancia haciendo valer el buen manejo de su izquierda ascendente a la cabeza y en gancho a los planos bajos de Ríos (66,900). Y del 3 al 6 asalto empezó a darles movilidad a sus piernas y a circular por el cuadrilátero, trabajando más desde afuera con su jab zurdo en punta y su derecha cruzada por detrás.

Ya por entonces, el árbitro Drakulich les había descontado un punto a los dos por sendas indisciplinas. A Chaves lo sancionó en el 3 por trabar reiteradamente. A Ríos, en el 5 por pegar cuando los dos estaban caídos sobre la lona. En el 8, volvió a ser penado el argentino por ponerle el antebrazo en la cara a su rival. Ya la pelea era un aquelarre y en la suciedad y el entrevero, los dos competían por ver quién de los era el que más infracciones cometía sin ser visto por el árbitro.

En el 9, cuando Ríos, con más picardía que buena línea estaba aprovechando el desgaste de Chaves para achicarle las diferencias amasadas en la primera mitad, los dos se amarraron una vez más y rodaron sobre el tapiz. Cuando se levantaron, siguieron forcejeando. Y Drakulich dijo basta. Mientras Ríos insultaba a todos a voz en cuello, el árbitro apartó a Chaves y decretó su descalificación. Acaso le haya faltado astucia al argentino para no caer en la trampa que le tendió Ríos. Quizá le hayan menguado las reservas atléticas para afirmar su dominio en el tramo fundamental de la pelea. Lo cierto es que Chaves hizo muy bien lo suyo. Y no debió haber terminado del modo en el que terminó. Ojalá lo dejen volver pronto al lugar donde mandan los capos grandes del boxeo.

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