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Lunes, 15 de junio de 2015

BOXEO › SERGIO MARTíNEZ ANUNCIó SU RETIRO

Maravilla es nostalgia

A punto de cumplir 40 años, el quilmeño le puso fin a su campaña cercado por las severas lesiones en sus puños y sus articulaciones. Fue campeón mundial entre 2012 y 2014.

 Por Daniel Guiñazú

Se fue a la medianoche y en silencio. Sin la estridencia ni las luces altas que rodearon los últimos cinco años de su carrera deportiva y de su vida personal. En Canastota (estado de Nueva York), en medio de las fastos de una nueva edición del Salón de la Fama de Boxeo, y a punto de cumplir 40 años, Sergio “Maravilla” Martínez anunció su retiro definitivo del pugilismo. Con pocas palabras. Y la satisfacción de un deber largamente cumplido.

Las lesiones severas y reiteradas en sus articulaciones y en sus puños le impidieron al gran Maravilla darse el retiro triunfal que, con seguridad, imaginó en sus horas más triunfales. Aquella sensacional victoria del 14 de septiembre de 2012 ante Julio César Chávez en Las Vegas que paralizó la Argentina (la pelea superó los 40 puntos de rating en las transmisiones de aire y de cable) detonó una popularidad masiva que luego, no pudo tener su correlato sobre el ring. En sus dos combates finales, ante el inglés Martin Murray bajo la lluvia en Vélez y el puertorriqueño Miguel Cotto en el Madison de Nueva York, Martínez logró ofrecer la mejor versión de sí mismo.

Estragado por las lesiones y por la alta exigencia de una campaña que se extendió durante 17 años y 56 peleas (51 ganadas, 28 antes del límite, 3 perdidas y 2 igualadas), Maravilla debió recurrir a su oficio y a retazos de su talento para exponer su título de los medianos del Consejo. Le alcanzó con lo justo ante Murray. Y Cotto le dio una paliza impropia de un crack. Martínez cayó dos veces en el primer round y se marchó al comienzo del décimo asalto, cuando su entrenador Pablo Sarmiento lo retiró piadosamente para evitar la continuidad de una tunda inmisericorde.

En esa desgraciada noche neoyorquina, Maravilla terminó de sentir que su cuerpo lo había abandonado. Y que de peleador sólo le quedaba el alma. Luego de una batería inacabable de exámenes médicos, Martínez incorporó el boxeo a las cosas de su pasado y tomó la decisión que todo el ambiente del pugilismo descontaba. Y que él comunicó en la medianoche del sábado. Ahora será un hombre del mundo del espectáculo y de los negocios. Se dedicará a sus shows unipersonales y a atender sus inversiones en Madrid (la ciudad donde vive hace 15 años) y en Quilmes (la ciudad donde viven sus afectos más cercanos).

Maravilla está en la historia. Le sobró calidad para ser el mejor boxeador argentino desde los tiempos gloriosos e irrepetibles de Carlos Monzón en la década del 70. Reinstaló el pugilismo nacional en las grandes carteleras internacionales. Y a través de la televisión generó un estallido de popularidad a partir de una historia de vida y superación personal que, más allá de algunas exageraciones innecesarias, el público adoptó gustoso. Maravilla, el guerrero de los rings, se ha llamado a descanso. Sergio Daniel Martínez, el hombre, tiene desde ahora toda la vida por delante para cumplir su misión: ser feliz, ni más ni menos.

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Imagen: Alejandro Leiva
 
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