Es oficial: las Ferrari ya no son los autos más rápidos de la Fórmula 1. La tremenda velocidad que mostraron ganando cuatro de las cinco primeros Grands Prix del año desapareció o, al menos, fue superada por el notable avance del McLaren-Mercedes que maneja Lewis Hamilton, el inglés que había conquistado bajo la lluvia el GP de su país, quince días atrás en Silverstone, y que ayer en Hockenheim, Alemania, sobre piso seco, expuso con su dominio incontrastable el límite técnico al que ha llegado la F-1 de la actualidad: McLaren, como en 2007, ha vuelto a recuperar el cetro.

La escuadra inglesa se vio obligada a apelar, a comienzos de año, a estrategias distintas para poder batir a las Ferrari. En Alemania, ayer, probaron una también dispar (un primer tramo “corto” para Hamilton, con poca nafta, para sacar buena diferencia, y uno intermedio muy largo con las gomas más duras), que pareció inapropiada cuando el Toyota del alemán Timo Glock se estrelló contra el paredón de boxes en el giro 36 y obligó a la salida del pace-car por varias vueltas.

Hasta el propio Hamilton pensó que la estrategia era equivocada y preguntó a su equipo, por radio, cuál era la razón por la cual los demás paraban en boxes –aprovechando el ritmo más lento de carrera–, mientras que él se quedaba en la pista. Al final, los estrategas tuvieron razón. El brasileño Nelson Piquet, al que Renault había mandado a correr con estrategia de una sola parada, se detuvo justo antes del golpe, y cuando la carrera volvió a acelerar, estaba segundo detrás de Hamilton... El inglés paró, recuperó terreno y volvió a la punta a siete giros del final.

Las Ferrari nunca parecieron los mismos coches dominantes de hace dos carreras. Al comienzo de la competencia, con más nafta en los tanques de su auto, Raikkonen penaba en los últimos puestos puntables; Massa, más liviano, era sin embargo seis a siete décimas por vuelta más lento que Hamilton.

Aunque por sus curvas de media velocidad y sus constantes frenadas, Hockenheim es una pista que favorece más las características del McLaren que de la Ferrari, Massa terminó la carrera haciendo tiempos de vuelta más lentos que, inclusive, los BMW-Sauber, aunque Raikkonen encontró algo de brío y subió un puñado de puestos en el marcador, aunque terminó en un poco feliz sexto puesto, magro para un campeón del mundo que parece estar desconcertado con la repentina falta de competitividad de su máquina. Stefano Domenicali, el director deportivo de la casa de Maranello, ponderó en “medio segundo” el déficit de sus autos con respecto a McLaren.

Piquet terminó en el podio, delante de Massa. Había largado en la 17ª posición, seis puestos por detrás de su insigne compañero Fernando Alonso, que partió undécimo y acabó en la misma posición. El español, contrito, atribuyó la performance de su compañero a la suerte. Fue el primer podio de Nelsinho en la Fórmula 1: 30 años antes, también en el GP de Alemania, su padre Nelson debutaba en la categoría rumbo a tres títulos mundiales. No había dos brasileños en un podio de F-1 desde Bélgica 1991, cuando subieron Ayrton Senna y, precisamente, Nelson Piquet.

Si hace cinco carreras parecía que el Mundial era un asunto privado de Ferrari, Hamilton lo inclinó con rapidez. Nuevamente, como después del GP de Mónaco que ganara bajo la lluvia, quedó como único líder del certamen, ahora con cuatro puntos de ventaja sobre Massa y siete sobre el campeón Raikkonen. Curioso que, mientras tanto, McLaren siga estando tercera en el Mundial cuando sus coches han probado ser, al momento, los más veloces de la Fórmula 1.

La Carrera

F-1. 10ª fecha, GP de Alemania.

Hockenheim, 67 vueltas, 306,458 km.

Promedio del ganador: 201,291 km/h.

Record de vuelta: Heidfeld, en la 52ª, 1m15s987, a 216,700 km/h.

Campeonato: Hamilton, 58 puntos; Massa, 54; Raikkonen, 51; Kubica, 48; Heidfeld, 41; Kovalainen, 28.

Constructores: Ferrari, 105 puntos; BMW-Sauber, 89; McLaren-Mercedes, 86; Toyota, 25; Red Bull-Renault, 24; Renault, 23; Williams-Toyota, 16.