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Lunes, 5 de enero de 2004

YA ES BICAMPEON MUNDIAL DE BOXEO

Popó Freitas, el nuevo gran ídolo del deporte de Brasil

Después de vencer a la Hiena Barrios se hizo conocido en la Argentina. En su país ya es un auténtico fenómeno.

Por Daniel Guiñazu

El año 2004 tuvo un arranque triunfal para el deporte brasileño. Acelino “Popó” Freitas, hasta la madrugada de ayer campeón mundial de los superplumas de la OMB, ahora es bicampeón del mundo. Derrotó ampliamente por puntos al uzbeco Artur Grigorian y se alzó con la corona de los livianos de la misma entidad. Sobre el ring del Foxwoods Casino de Ledyard, Connecticut (EE.UU.), Freitas, que reaparecía luego de su épica victoria en Miami ante Jorge “la Hiena” Barrios, se dio todos los gustos: derribó a Grigorian en los rounds 4º, 6º, 7º y 8º, mantuvo su invicto en 35 peleas e igualó la proeza de otro brasileño célebre, Eder Jofre, que en los 60 y los 70, fue rey indiscutible de los gallos y los plumas.
Resulta llamativo que un país sin gran tradición ni pasión boxística como Brasil pueda presentar en estos momentos, al mejor púgil sudamericano. Pero en todo caso, es consecuencia del retroceso que, en el último lustro, ha experimentado el boxeo argentino. Faltan muchos y buenos valores. Y además, una política comercial agresiva, capaz de ganar mercados. Nuestros mejores muchachos (Narváez, Barrios y Chacón) son manejados desde Buenos Aires, vía teléfono, fax o correo electrónico y se asoman poco y nada mas allá de las fronteras. Se quedan en casa, salen sólo a pelear y confían en los contactos y en la muñeca negociadora de sus managers, Osvaldo Rivero y Mario Arano, para conseguir oportunidades que valgan y bolsas que sumen.
Freitas, en cambio, no perdió tiempo. Cuando tomó nota que su pegada era demoledora y su estilo, comercial y atrayente para los Estados Unidos (el país que sigue siendo la medida de los triunfos y los fracasos en el boxeo), aceptó una oferta del promotor Arthur Pelullo y le dio proyección internacional a su campaña. Popó sigue viviendo en Salvador, Bahía. Pero pasa buena parte de su tiempo allá en el Norte, dando entrevistas, haciéndose conocer, entrenándose en serio. Los resultados están a la vista: Freitas interesa a las cadenas más importantes de TV, cobra buen dinero por cada uno de sus combates y tiene posibilidades deportivas que aprovecha con la contundente razón de sus puños.
A Grigorian le pasó por encima. El uzbeco, que estaba invicto en 36 combates, la mitad de ellos por el título que ayer dejó de tener, no pudo con la arrasadora convicción que demuestra Freitas cada vez que sube a un cuadrilátero ni con una derecha que el bahiano tira de cualquier manera, pero siempre, con toda la potencia que le es posible. Popó está lejos de ser un dechado de virtudes boxísticas. Salta demasiado a la hora de pegar, los golpes rectos no parecen figurar en su menú, y, al volear tanto sus manos, yerra más de lo debido. Pero es tanto su poder, tantas sus ganas de ganar, que esos defectos cuentan poco. Freitas es un animal de victoria. Por eso dicen que, en las favelas de todo Brasil, cada vez hay más garotos tirando trompadas al aire. Ya no quieren ser sólo como Ronaldo, Roberto Carlos, Guga Kuerten, Nené Hilario (el jugador de la NBA) o como el inmortal Ayrton Senna. Quieren ser como Popó. Idolo y desde ayer “bicampeao” del mundo.

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Acelino “Popo” Freitas ya tiene dos cinturones...
 
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