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Lunes, 16 de febrero de 2004

PABLO CHACON PERDIO POR PUNTOS CON KOJAK SILVA

Un agujero negro

El futuro del mendocino es incierto a partir de la derrota en Mar del Plata en fallo dividido ante el veterano peleador bonaerense. Se jugó una parada difícil, le fue muy mal y ahora deberá replantearse su carrera.

Por D. G.

La derrota por puntos en fallo dividido de Pablo Chacón ante Ricardo “Kojak” Silva en Mar del Plata ensombrece la carrera del mendocino y reinstala dudas respecto de lo que será su futuro internacional a corto plazo. En la semana, Chacón había declarado que no estaba dispuesto a seguir en la actividad si en el 2004 no volvía a ser campeón del mundo. Por cómo se darán las cosas a partir de este resultado, ese objetivo resultará de cumplimiento imposible o casi. Chacón empeorará su colocación en los rankings (estaba 4º entre los superplumas de la Organización, 6º en la Asociación, 11º en el Consejo y 12º en la Federación) y el sueño de una chance más o menos inmediata por cualquiera de esas coronas se alejará de sí mismo hasta convertirse en una quimera.
Si, ofuscado por haber perdido una pelea de trámite parejo y fallo cerrado, resolviera irse del boxeo o alejarse por un rato largo de los gimnasios, Chacón acumularía un error encima de otros. Ya se equivocó eligiendo pelear como liviano, categoría en la que hizo sus últimos seis combates y en la que da ventajas indescontables de talla, velocidad y potencia. Y volvió a equivocarse seleccionando a Silva como adversario para la madrugada del domingo. Estaba cantado que el rapado evangelista de 41 años podía complicarlo con su boxeo largo y zurdo, con su derecha en punta y su izquierda viniendo detrás y con sus piernas veloces trabajando en retroceso. Y fue así nomás.
“Kojak” (60,800 kg) impuso la distancia, lo mantuvo alejado a Chacón (61,200 kg) y, sobre todo en los cuatro primeros asaltos de la pelea, le generó al mendocino la impotencia de no poder llegarle nunca. Chacón aprovechó una merma física de Silva y repuntó del 4º al 8º round en los que pudo conectar, esporádicamente, alguna izquierda voleada a la cabeza y algún gancho al hígado. Pero le faltó lo de siempre: continuidad. En el 9º, Silva lo hizo retroceder con una precisa izquierda recta en contragolpe. Y no hubo mucho más.
De haberlo querido, los jurados marplatenses podrían haber reconocido la búsqueda sin resultados visibles de Chacón y darle el empate y hasta un triunfo por ventaja mínima. Pero al final se recompensó el oficio y la frialdad de Silva para ajustarse a un plan de pelea y mantenerlo de campana a campana. Dos tarjetas lo dieron ganador a Silva por 98,5 a 96,5 (Villarreal) y 98,5 a 95,5 (Clemente), y una a Chacón por 96,5 a 95,5 (Túa). Líbero se inclinó por “Kojak” 96,5 a 95,5 en un combate al que le cabe cualquier veredicto.
La topada más esperada de los últimos tiempos en el boxeo argentino se diluyó sin deparar grandes emociones. Silva dio la medida de Chacón. Y a decir verdad, el mendocino no deja mucho margen para el optimismo. Nunca debió haber hecho esta pelea. Tenía muy poco para ganar y demasiado para perder. Puso en juego todo su futuro. Y le fue mal. Tan mal que a sus pies ahora quedó un agujero negro que ni él mismo Chacón sabe donde termina.

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Pablo Chacon recibe un impacto en el rostro. Su carrera ingreso en cono de sombras.
 
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