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A punto de cumplir dos años desde la última consagración local, River parece haber encontrado ayer la puerta que lo depositará en el trigésimo título local. La victoria ante Racing en tiempo de descuento resultó el principal disparador para sostenerse en la cima. Pero, más allá de los resultados, el equipo conducido por Ramón Díaz posee argumentos definitivamente sólidos para desembocar en el éxito tan deseado. Luego de tres torneos desperdiciados sobre el final, en este 2002 el objetivo está al caer. Incluso el próximo domingo, ante Lanús, el plantel de Núñez puede bañarse con la espuma de la felicidad.
En materia futbolística, River tiene un arma fundamental, que es la riqueza técnica de sus individualidades. Seguramente, el plantel de Núñez es el más capacitado de todos. Para comenzar, cuenta con la experiencia en el arco de Angel Comizzo. A los 40 años, el arquero volvió ayer a demostrar que se encuentra en un alto nivel. Entre sus mejores intervenciones se contabilizan un mano a mano a Estévez; otra reacción positiva ante otro remate del mismo delantero; y dos despejes ante sendos tiros libres de Bedoya. Claro que la provocación a los jugadores de Racing, cuando regresó al campo luego de haber sido expulsado, le juega en contra en el promedio final.
En la defensa, River tiene un jugador fundamental en Celso Ayala. El paraguayo transmite seguridad desde el fondo, y también aporta en ofensiva con su habitual cabezazo. En la tarde de ayer estuvo cerca de convertir por esa vía. En los laterales, Ricardo Rojas logró afirmarse sobre la izquierda, y se ganó al público con su gran actuación ante Boca. Pero también cuenta con los juveniles Demichelis –que juega con una tranquilidad asombrosa en distintos puestos– y Garcé, quien ayer no pudo jugar, pero conformó al técnico por el sector derecho.
El medio es el lugar donde más variantes tiene River. Coudet es indiscutido por la derecha: aporta despliegue por esa franja, llega al gol y también colabora en la marca. Si bien ayer no estuvo en su nivel, Ledesma hizo olvidar a Astrada. Por la izquierda, Zapata y Cambiasso forman una dupla exitosa. El primero, aunque ayer se fue entre silbidos, se muestra como salida permanente. El ex Independiente proporciona claridad y es fundamental en el andamiaje ofensivo. Jugó Husain, pero el ex Napoli no pudo ganarse un lugar entre los once, como en su anterior paso por River. Un poco más adelante, D’Alessandro es el encargado de organizar el ataque del equipo, y también de marcar goles importantes. Ayer estuvo cerca de convertir varias veces con su remate de zurda.
Entre los delanteros, Cavenaghi explotó al principio del campeonato, y también fue clave retrasándose para participar en la construcción de una jugada. Además, Ortega también fue decisivo por sus gambetas y amagues, y se lo extrañó cuando no estuvo por lesiones o suspensiones.