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Lunes, 6 de mayo de 2002

Diez postales de barrio con partido pretexto

 Por Ariel Greco

1 El clásico entre Huracán y San Lorenzo no pasará a la historia. Un empate previsible, errores de los dos lados y muy poca ambición para buscar la victoria fue el saldo que dejó el partido disputado ayer en Parque Patricios. Por eso, lo mejor de la tarde fue el duelo de las dos hinchadas, que pusieron ingenio, colorido y dos banderas gigantes para alentar a los suyos. Por eso allí arriba también hubo empate, aunque fue mucho más entretenido que lo que sucedió sobre el césped.

2Está por comenzar el partido y la hinchada de Huracán comienza a desplegar su flamante trapo gigante. De punta a punta de la cabecera de Luna, la bandera baja con prolijidad, hasta cubrir íntegramente la popular. “Huracán. Grande se nace”, dice la leyenda en el centro, rodeada por tres globos extra large. Desde el otro surge la humorada: “Con esa bandera/ tapan los huecos/ que hay en la popular”. Más allá de la ironía de los visitantes, la realidad fue diferente. Los hinchas de Huracán coparon como nunca y estaban casi todos, desde René Houseman y Carlos Babington hasta el perro Globito.

3El rito de la bandera gigante se repite del otro lado. En el entretiempo son los de San Lorenzo los que bajan su telón, que cubre exactamente la mitad de la tribuna. Un cuervo superpoderoso domina la escena, mientras que en la parte de arriba se lee “La Gloriosa”. Claro que el mecanismo en el momento de bajar la bandera no funciona como debe y se enreda en uno de los costados. “Qué boludos...”, se mofan los de Huracán. Pero la venganza no tarda en llegar. Casi de inmediato son los locales los que intentan desplegar el suyo, con la misma suerte que sus rivales. El “qué boludos...”, entonces, surge de la otra cabecera.

4Pero las enormes banderas no fueron las únicas que tuvieron su protagonismo. En la disputa por saber qué equipo es el sexto grande, los de San Lorenzo aprovecharon la ocasión para sumarse con ingenio. Dos trapos improvisados dieron su veredicto. “Huracán, el cesto grande”, decían ambas banderas, con un gigantesco tacho de basura como decorado. En cambio, en la platea de Huracán se la tomaron con el arquero de San Lorenzo: “Saja p..., te comés la galletita”, decía la bandera, en referencia a la publicidad que apareció la semana pasada en televisión.

5Los jugadores de Huracán salen a la cancha, y con ellos aparece “Globito”, el perro que adoptó el plantel. Conocedor del ambiente, el can salió al terreno con una camiseta del club y demostró que su primer clásico no le pesó. Corrió por el césped sin importarle el marco y saludó a los jugadores con los que se nota que tiene más feeling: Morquio, Lobos y el pibe Ortiz. Después, ante el llamado de un auxiliar, Globito se fue al trote, moviendo la cola. El rito se repitió en el arranque del segundo tiempo. El perro estuvo a la altura de las circunstancias.

6Arranca el partido y Huracán se anima un poco más. Sin embargo, en ese momento sus plateístas lo único que pretenden es que haya un lateral para San Lorenzo, obviamente desde la izquierda. Y cuando se da esa circunstancia, todos se abroquelan en la galería del costado para cumplir el objetivo. La finalidad no era otra que insultar en todos los idiomas a Aldo Paredes, que en la semana declaró que Huracán no es un equipo grande. Una vez consumada la venganza, todos vuelven a sus respectivos lugares.

7Minuto 34, corner para Huracán desde la derecha. La ceremonia entre Buján y Alejandro Alonso en el toque corto parecía que terminaría con el mismo desenlace que los anteriores: desencanto de los plateístas y protestas por esa jugadita. Pero esta vez el centro de Alonso encontró el cabezazo en anticipo de Moner, que desvió la trayectoria de la pelota. Porel segundo palo apareció el juvenil Emanuel Villa que tocó ante la salida de Saja. De esa manera anotó su segundo tanto en su segundo clásico como profesional. Nada mal.

8La alegría de Huracán no duró demasiado. En la respuesta al gol de Villa, San Lorenzo llegó al empate. Estévez desbordó por la derecha por primera y única vez en la tarde, y luego envió un centro atrás perfecto para la entrada de Leonardo Rodríguez. El volante visitante paró la pelota, eligió el lugar y metió un derechazo bajo, inatajable para Ríos. Todo como al comienzo, aunque con los locales lamentándose por la oportunidad dilapidada.
9 La imagen de Angel Sánchez sacando una tarjeta amarilla se repitió de manera constante. En total, el árbitro que representará al referato argentino en Corea y Japón amonestó a once futbolistas. Por orden de aparición: Ortiz, Morel Rodríguez, Buján, Serrizuela, Morquio, Villa, Pusineri, Sarría, Graieb, Paredes y Montenegro vieron la amonestación. Una pauta de lo duro y trabado que fue el partido. Eso sí, Sánchez manejó tan bien el tarjeteo que dejó la cancha con los 22 protagonistas adentro. De esa manera evitó tempraneras amarillas a Paredes y a Graieb, que al ritmo que venían recibirían inexorablemente la roja. “Mejor prevenir”, habrá pensado Sánchez, a quien algunos plateístas de Huracán lo compararon con su homónimo Roberto, de la tira “Son amores”.

10El partido se muere y la sensación de empate no la quita nadie. Ni siquiera el cabezazo sobre la hora del ingresado Ramón Pedro Ortiz que Saja sacó por encima del travesaño. Por eso el pitazo final de Sánchez dejó una sensación de frustración a los dos bandos, que los hizo tardar en reaccionar. Ni aplausos, ni insultos, ni silbidos. La indiferencia despidió a los protagonistas. Cuando los jugadores ya descansaban en los vestuarios, el duelo siguió unos minutos, aunque esta vez no habrá cargadas. El barrio quedó en paz.

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