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Lunes, 6 de septiembre de 2004

LA MECHA SE ENCENDIO EN ATENAS, PERO EL INCENDIO SIGUE

El vóleibol argentino bloquea su futuro con varias peleas de cabaret

En los Juegos Olímpicos se consiguió el quinto puesto, pero en luchas internas el deporte ocupa siempre los primeros lugares.

Por Adrián De Benedictis

Los Juegos Olímpicos volvieron a dejar en evidencia que los inconvenientes en el vóleibol argentino aún permanecen. Después de que la Federación Argentina fuera suspendida por la Federación Internacional, una vez finalizado el Mundial de 2002 realizado en el país, ahora los desajustes surgieron en la intimidad del seleccionado. A pesar del quinto puesto alcanzado en Atenas, una muy buena posición considerando la preparación escasa que tuvo el equipo, las críticas efectuadas por algunos jugadores hacia el conductor Fabián Armoa, que incluso buscaban sacarlo del equipo, dejaron en claro la desunión que reinaba en el plantel. Pero este desenlace no es sorpresivo, teniendo en cuenta los antecedentes que poseían algunos de estos integrantes en los últimos años.
Si la intención es encontrar la consolidación en todos los aspectos, con este nuevo conflicto el voley volvió a dar un paso atrás, y de esa manera será muy difícil volver a repetir las experiencias vividas en la década del 80.
El principal protagonista de la discordia fue el hombre más emblemático del actual plantel, el capitán Marcos Milinkovic. Si bien luego Jorge Elgueta también se sumó con sus declaraciones hirientes, Milinkovic volvió a reincidir en esta clase de enfrentamientos. Su última disputa personal la había tenido con Daniel Castellani, cuando éste dirigía al conjunto nacional, durante el desarrollo del Mundial de Japón, en 1998. Según allegados al equipo, la intención de Milinkovic en esta oportunidad era buscar la salida de Armoa, quien fue ratificado en su cargo hasta la finalización de su contrato, en mayo próximo.
Esta determinación de Milinkovic resulta curiosa, a partir de que Armoa fue el encargado de guiarlo en sus comienzos, cuando insistió con su traslado de Sportivo Ballester hacia Obras Sanitarias, donde se desempeñaba el entrenador en aquella época.
Más allá de cualquier error que se pueda cometer en el juego, fuentes autorizadas contaron a Líbero que la convivencia en el grupo no era la mejor cuando arribó a Grecia. Por un lado Milinkovic y Elgueta, por otro el tercer hombre de experiencia, el armador Hernán Ferraro, y el resto de los jugadores en un tercer escalón. Inclusive, uno de los más jóvenes habría tenido una fuerte discusión con el técnico por su poca participación en los Juegos. Posiblemente, por todo esto el equipo se despidió en medio de una gresca generalizada.
A partir de ahora, es incierto el rumbo que tomará el plantel, debido a que Elgueta se despidió del seleccionado, Milinkovic había amenazado con “descansar” el año próximo y Ferraro también analiza la posibilidad de dar un paso al costado en poco tiempo. De todas maneras, el efecto comercial que significa mantener a Milinkovic en el equipo será una carta determinante para el futuro. Precisamente, durante el último Mundial, aseguran que el capitán habría convenido sus propios ingresos en forma individual, y luego el resto de los integrantes debieron hacerlo por otras vías.
Cuando el resto de las disciplinas del deporte argentino goza del orden que las conduce al éxito, con el fútbol, el básquet y el hockey a la cabeza, el voley todavía no logra encauzar el recorrido acertado.

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festejos por separado: a la derecha, se abrazan milinkovic y elgueta.
 
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