La pregunta que la cátedra futbolera se hace es una sola: ¿cuál de los tres equipos llega mejor pisado al triangular? Se puede elegir a Boca por su oficio para los partidos decisivos, a San Lorenzo porque viene levantando después de haber tocado fondo, y hasta a Tigre que derrotó a los dos y está menos presionado y no tan comprometido como los otros grandes. Pero también se lo puede descartar a Boca porque es el plantel con más desgaste en lo físico, a San Lorenzo, porque ya perdió con sus dos rivales, y a Tigre, porque es un equipo chico al que puede pesarle jugar dos finales-finales en tan poco tiempo.

Es todo tan equilibrado que ninguno de los tres ganó ayer con autoridad suficiente como para fortalecerse en su posición de candidato. Boca jugó un primer tiempo de novela ante Colón y después terminó penando. A San Lorenzo no le sobró nada frente a Argentinos en La Paternal, y a Tigre, dos atajadas clave de Daniel Islas lo salvaron de un empate por el que hizo más méritos que Banfield. La irregularidad, que fue la marca de agua de un torneo Apertura emotivo pero discreto, volvió a hacerse presente a la hora de las definiciones.

En todo caso, la única ventaja estimable la tiene Tigre. El hecho de jugar pasado mañana, miércoles, ante San Lorenzo, descansar el sábado y volver el martes ante Boca le da un plus de descanso y, además, la posibilidad adicional de salir a la cancha sabiendo exactamente si necesita ganar o empatar para salir campeón. En cambio, San Lorenzo acumulará tres partidos en seis días con todo el desgaste que implica a esta altura del año, y Boca reposará toda la semana, pero tendrá que apostar todas sus cartas entre el sábado y el martes.

De cualquier forma, se trata de partidos aparte, en los que la tensión y el hecho de que un mal paso o un error podrá dejarlos fuera de carrera, determinará trámites cerrados, casi ajedrecísticos, A esta altura, que Tigre les haya ganado a Boca y San Lorenzo es un dato a tener en cuenta, pero no algo decisivo en la línea de la largada de la gran emoción futbolera de 2008.