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El día no ayudó para poder digerir la pobre producción de Boca en el encuentro ante Arsenal, que se jugó en Lanús. Mucho frío, un fuerte viento que actuaba sobre la pelota modificando casi siempre su recorrido y, sobre todo, pocas ideas para un partido que era importante para el equipo de Oscar Tabárez, que tenía la obligación de ganar y también de despejar las dudas sobre su juego y sobre sus intenciones de llegar al encuentro con Independiente entonado y jugando a un buen nivel. Sirvió el resultado, Boca se impuso por 1-0 pero, sin embargo, quedaron pendientes varias asignaturas, a saber: cómo liquidar un partido cuando se está arriba en el marcador y se juega mejor que el rival, y cómo levantar la producción cuando las equivocaciones se multiplican y se queda muy expuesto a la resignación de la única esperanza que, después de un arranque malo en el campeonato, pueden tener ahora los boquenses.
Otra vez Boca debe agradecer el triunfo a Marcelo Delgado. El delantero fue la figura del encuentro, porque por la izquierda complicó mucho a los defensores de Arsenal y porque, cuando Boca tuvo su pico de rendimiento, consiguió abrir el marcador con un disparo de tiro libre que pasó sobre la barrera y se metió en arco ante la sorpresa del arquero Limia, quien no pudo responder. Hasta el gol, que llegó a los 17 minutos, Boca era protagonista absoluto del partido –Delgado había puesto al minuto de juego un remate en el travesaño y enseguida se había perdido una oportunidad mano a mano frente a Limia–. Lo que siguió a ese tiro libre de Delgado fue pura frustración, decadencia sostenida, con apenas algunos picos aislados de emotividad, como el muslazo de Piersimone que Abbondanzieri consiguió desviar al corner, con una volada espectacular.
Ni siquiera en desventaja Arsenal tuvo intenciones de abandonar su planteo inicial, de esperar atrás la chance para llegar de contraataque. Sus volantes perdían frente a la línea media de Boca y sus llegadas al arco visitante tuvieron que ver más con errores ajenos que con sus propios aciertos. Pero Abbondanzieri respondió bien frente a un remate de Carlos Ruiz y, después, ante un cabezazo de Piersimone.
Para la segunda etapa se esperaba más de Boca, que liquidara el partido, que siguiera presionando a Arsenal y lo arrinconara, pero nada de eso llegó. Hubo apenas alguna insinuación por parte de los visitantes en los primeros instantes del complemento, pero la realidad fue más fuerte que las meras intenciones y el partido cayó en un pozo de depresión profundo. Mucho frío y un remate de Tevez que pasó cerca del palo derecho de Limia; más frío y un remate de Silvio González, que también pasó cerca del arco de Abbondanzieri. Mucho viento y otro disparo de Tevez, quien enganchó en el área, dejó a uno en el camino y después sacó un tirito desviado; viento y otra chance desperdiciada por Piersimone.
En Boca no aparecía el Mellizo Guillermo, preocupado por las quejas más que por otra cosa, Delgado iba dejando de ser el del inicio y ni Tevez ni Donnet terminaban bien lo que tenían que resolver. Es más: Donnet tuvo la oportunidad más clara del encuentro, un mano a mano frente a Limia, y la desaprovechó; el pase había sido de Tevez, en una buena intervención.
Al final, Gabriel Brazenas adicionó tres minutos más. ¿Qué pasó? Nada. Los jugadores de Boca corrían de un lado para el otro tratando de despejar y alejar el peligro, Arsenal buscaba el milagro, pero sin demasiado riesgo. De aquí para allá, sacando la pelota afuera, pegándole alto y al medio, así se fue consumiendo lo que quedaba del partido. En las tribunas, los de Boca festejaron la victoria que los mantiene cerca de Independiente, nada más y nada menos, y a pesar de todo, claro.



Cancha: Lanús.
Arbitro: Gabriel Brazenas.
Goles: 17m Delgado (B).
Cambios:
63m J.Morales por P.González (A), 77m Grondona por Andrizzi (A), 83m E.González por Delgado (B).