libero

Lunes, 23 de diciembre de 2002

COMO INFLUYE LA DESNUTRICION INFANTIL EN EL FUTBOL

La generación perdida

Con el 70 por ciento de los pibes argentinos sumidos en la pobreza, el fútbol está perdiéndose una camada de jugadores que afectará la calidad de los torneos y su papel protagónico en el plano internacional. Y lo peor de todo es que no hay solución a la vista.

 Por Adrián De Benedictis

La dura realidad que azota al país, en el que cada semana se producen más casos de muerte por desnutrición infantil, también afecta directamente a los chicos que desean iniciarse en el deporte, especialmente en el fútbol. Las mayores dificultades radican en que los jóvenes se encuentran sumergidos en condiciones de extrema pobreza, y en consecuencia se les hace casi imposible mantener la alimentación necesaria para desarrollarse físicamente. Con este panorama, el fútbol argentino está perdiendo una generación entera de posibles estrellas, una pérdida que seguirá extendiéndose en la misma proporción que la Argentina no logre encontrar los puntos clave para detener su caída en la escala mundial.
Carlos Griguol, actual coordinador de las divisiones inferiores de Rosario Central, advirtió hace pocos meses esta situación, pero el presente terminó superando cualquier estimación. “Esto es bastante complicado –le explica Griguol a Líbero–, los chicos se entrenan de mañana y necesitan una buena base alimentaria. Entonces sucede lo siguiente: los que viven lejos de los clubes se levantan a las cinco o seis de la mañana por el viaje, y nadie desayuna, apenas toman un vaso de agua. Y eso es como tener un auto sin nafta o gasoil. Cuando llegan a practicar, nadie sabe puntualmente cómo está alimentado.”
Separando las situaciones extremas, para Griguol los chicos empiezan a tener serias dificultades cuando están llegando a la adolescencia: “Los casos de desnutrición que están apareciendo ahora son de edad más chica. Los jóvenes deportistas empiezan a tener problemas a los 13 o 14 años, y como el físico no les responde, aparecen los dolores y las lesiones”. Pero Griguol va más allá: “Acá la pobreza tiene que ver, y entonces hay que ayudarlos a comer porque, en la casa, el padre seguramente no tiene trabajo, y entonces no pueden alimentarse bien”.
En octubre pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec) dio a conocer el dato de que, de los 5.713.380 habitantes menores de 14 años, el 70 por ciento, es decir 4.016.506 chicos, son pobres. Y para colmo, 2.108.237 de esos chicos, el 37 por ciento, viven bajo la línea de indigencia.
Con una larga trayectoria en diferentes clubes, Griguol es un entrenador que se ha caracterizado por hacer un seguimiento exhaustivo de cada uno de sus jugadores. Incluso les recomienda seguir una carrera paralela al fútbol, tratando de inculcarles que en determinado momento este juego se terminará, o que no todos logran llegar a la alta competencia para poder sobrevivir con una mayor comodidad económica. Por ello, ahora en Central están efectuando un análisis de todos los chicos, y luego tendrán las conclusiones más en profundidad para saber qué necesidades tiene cada chico.
“En Unión, por ejemplo –agrega Griguol–, les servíamos una mesa grande para que pudieran desayunar, y entonces ese grupo empezaba a entrenarse más tarde, porque no podían salir a correr apenas terminaban de comer. Pero se le veía en la cara que tenían muchas ganar de comer algo, y algunos lo hacían con desesperación.”
El experimentado conductor graficó aún más duramente esta situación, y volvió a destacar que “es muy difícil que se recupere esta generación. Quizás puedan aguantar un tiempo, pero estos chicos van a tener muchas lesiones. Eso ya es lo que se está viendo diariamente”. De todas maneras, la mayor reflexión del técnico refleja su pensamiento sobre esta circunstancia, que parece haber explotado en este 2002 cargado de desencanto, malestar y miedo: “Es preferible alimentar al chico y no entrenarlo. Lo principal es su salud, y el fútbol es sólo una actividad más”.
La alarma está encendida, y distintos sectores ya comenzaron a tomar las precauciones para evitar esta expansión. Cuando muchos aprovechadores sólo buscan sacarle el mayor rédito a estas futuras figuras, en este momento ya no se piensa en si puede rendir mejor de defensor o delantero, lo másimportante es saber si podrá permanecer en pie para poder gozar de una vida digna.

Compartir: 

Twitter

Los jóvenes deportistas empiezan a tener problemas a los 13 o 14 años.
SUBNOTAS
 
LIBERO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.