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Lunes, 14 de abril de 2003

Herrmann un goleador puro

Así definen en España al alero argentino, considerado el hombre más valioso de la liga de básquetbol de ese país. Jugará con la selección en el Sudamericano de Uruguaiana en julio y se perfila como futuro reemplazante de Hugo Sconochini en el Preolímpico de Puerto Rico.

Por Daniel Borasteros *
Desde Fuenlabrada

Descalzo sobre el parqué, sólo cubierto por unos calzoncillos de lunares rojos, Walter Herrmann alza su sombra sobre el aro y se abalanza contra él con su melena desbordada por la fuerza del salto. Un segundo antes, el alero del Fuenlabrada, el hombre más valioso de la Liga ACB, el atleta de moda desde que empezó a asombrar con sus números en la cancha, parecía un jugador de básquetbol común, con sus botitas, su pantalón corto y su musculosa. El escenario, el concurso de volcadas de la Liga profesional. Quedó el segundo, detrás de Ward, pero se metió al público en el bolsillo. Un día después, el sábado, en el partido de las estrellas, recibió el premio al mejor jugador. También el de “tipo más auténtico”.
Pero su show había empezado mucho antes, el día que debutó con el Fuenlabrada, en octubre de 2002, y metió 25 puntos en 25 minutos. Un show que incluye un básquet acrobático, pleno de potencia física, y unas dosis de imaginación inusuales en el mundo de la alta competición –quizá por eso su libro favorito es El llano en llamas, del mexicano Juan Rulfo, de cuentos oníricos y extraños–. Con ello ya cautivó, además del público de Alicante, escenario de la fiesta de la ACB, a su entrenador, Oscar Quintana; a las estadísticas de la ACB y a los ojeadores de la NBA y de los equipos más potentes de España.
Herrmann, además de un espectáculo, es un alero poderoso de 2,02 metros que comanda los rankings de puntos y valoración de la Liga, y es el segundo en el rubro rebotes tras Felipe Reyes, el pívot de Estudiantes. Herrmann es un ciclón con un imparable paso adelante a la hora de encarar el aro, muy veloz y con un físico extraordinario que queda marcado en sus musculosos brazos. Además, su dominio del juego a una mano, que recuerda en algunos momentos al del mítico Julius Erving, es uno de los más espectaculares de Europa. Unos dedos enormes le permiten controlar la pelota como si se tratara de un yo-yó y su gran envergadura, unida a unas piernas resorte, le convierten en un prodigio físico.
El alero, que se define como “un tres fuerte que mejoró mucho en el perímetro”, pertenece al Fuenlabrada desde hace tres años. Ramón Fernández, entonces responsable técnico del conjunto madrileño, lo contrató, pero jugó en Argentina hasta conseguir su pasaporte comunitario. “Un proceso muy duro”, en palabras del propio Herrmann. Desde su club se pone el acento en su faceta anotadora. “Es un goleador puro”, dice Julián Aranda, el director deportivo del Fuenlabrada.
Y es que Herrmann, internacional con Argentina, aunque se quedó fuera del Campeonato del Mundo de Indianápolis 2002, es un hombre festivo que confiesa que su pasatiempo favorito, además de tocar el piano, es charlar con sus amigos y que lo que más odia en el mundo es la soledad. “En España estoy a gusto. Las costumbres son muy parecidas”. Lo cierto es que Herrmann ha tenido algún problema por su gusto por la compañía. Hace dos años, cuando jugaba en Atenas de Córdoba, fue apartado del equipo un partido como represalia por su afición a la noche. “Me gusta salir, como a todos los jóvenes, pero soy responsable”, se defiende.

* De El País, de Madrid. Especial para Página/12.

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