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Lunes, 9 de junio de 2003

MARIANO ZABALETA, REPORTEADO EN PARIS, EXPLICA ALGUNAS COSAS

“Todos llevamos a la Argentina en el corazón”

El tenista de Tandil, integrante de la legión argentina y 39º del mundo, responde a las inquietudes de quienes ven con extrañeza los triunfos deportivos de un país devastado por la corrupción y la crisis económica.

Por Manuel Serras
Desde París

Fanático de River, Mariano Zabaleta –nacido en Tandil, 25 años– forma parte de la elite del tenis argentino. Es el 39º jugador del mundo y uno de los numerosos representantes de la generación de deportistas que se han abierto paso paralelamente a la gravísima crisis económica que sacude al país desde el 2001. Una generación de atletas que, desde el fútbol hasta el rugby, pasando por el hockey y el baloncesto, simbolizan el éxito honesto, en contrapartida con la corrupción generalizada del mundo político.
El deporte vive un renacer en la Argentina. La presencia de una estrella del calibre de Emanuel Ginóbili en los San Antonio Spurs de la NBA, y la final del Mundial de básquetbol que disputó su selección ante Yugoslavia en Indianápolis, el año pasado. El oro que ganaron Las Leonas en el campeonato mundial de Sydney el pasado mes de diciembre o los éxitos de Los Pumas, que disputarán el Mundial de Australia en octubre, se han convertido en algunos de los pocos motivos de satisfacción, las contadas alegrías para los argentinos.
–La crisis económica parece haber relanzado el deporte en la Argentina.
–La crisis del país no tiene nada que ver con el deporte. Hay muchos méritos propios en los deportistas. Todos nos hemos esforzado en tratar de llegar a finales y elevar nuestro propio nivel, porque creo que la gente necesita nuestros éxitos. Los argentinos siempre fuimos deportistas muy aguerridos, porque sabemos que nos cuesta mucho más llegar arriba que a deportistas de otros países más desarrollados que tienen las cosas más fáciles.
–¿Cree que la falta de recursos ha provocado este renacimiento?
–Ha habido una explosión, un renacer, en los últimos años. Y lo curioso es que los éxitos han llegado en algunas modalidades tan distintas como el rugby, el básquetbol, el hockey o el tenis. El único que falló fue el fútbol. Aunque creo que fue sólo una cuestión de mala suerte, porque están saliendo grandes jugadores que se van al extranjero porque los clubes no pueden pagarles. Y creo que todos estos resultados son un gran incentivo para que toda la juventud se lance a la práctica deportiva, con la pretensión de asegurarse un futuro más digno.
–¿No le parece que el deporte se ha convertido en el icono de la limpieza y la honestidad, en contrapartida a la corrupción política?
–Los políticos son un desastre en nuestro país. Todo lo que depende de ellos lo han hecho mal. El país se apoya mucho en el deporte porque para cualquier argentino es un orgullo tener a un compatriota jugando finales en todo el mundo, o compitiendo en la NBA, como Manu Ginóbili, o encontrando futbolistas en equipos europeos. Ven en el deporte lo que no encuentran en la política. Se sienten engañados por los políticos. Y hacen suyos todos los éxitos deportivos, porque encuentran ahí sus únicas satisfacciones y los únicos motivos para ilusionarse.
–¿Cómo vive usted la crisis?
–Es muy duro. Vivo allí y tengo la familia y los amigos allí. Pero el pueblo argentino es muy luchador y seguirá insistiendo hasta que las cosas se arreglen. Ahora confiamos en que el nuevo presidente, Néstor Kirchner, aporte soluciones. Ya sé que no vamos a arreglarlo de un día a otro. Tal vez yo no lo viva de una forma tan profunda como mis familiares, porque viajo y estoy fuera muchos meses. Pero cuando hago una pausa, regreso y vivo la situación. Algunos lo pasan muy mal y eso me afecta.
–¿Los tenistas se sienten privilegiados por el hecho de ganar tanto dinero y cobrar en dólares?
–Privilegiados es poco. Por supuesto que entrenamos durísimo y la vida tampoco es una fiesta. Pero somos felices.
–¿Cómo les afecta la crisis cuando viajan por el extranjero? –Bueno, afecta mucho más a otras personas que tienen que moverse con pesos. Una comida puede costar siete o 10 veces más en Europa que en la Argentina.
–¿Sufrió un descalabro económico cuando devaluaron el peso?
–Por supuesto. Tenía dinero en el banco, como todo el mundo. Y nunca pensé que se pudiera llegar a hacer una animalada como la que se hizo: cerrar un banco y que se queden con tu dinero, con todos los ahorros de tu trabajo.
–Debió resultarle difícil financiar su carrera.
–Tuve la fortuna de que mis padres pudieron ayudarme. Mi padre es inversor y mi madre, farmacéutica. Pero hay deportistas de un gran nivel en la Argentina que apenas pueden comprar ropa, raquetas o material deportivo. Necesitan ayudas, que no les llegan del dinero público y lo buscan en patrocinadores.
–Algunos se ven obligados a pedir créditos a personas particulares, que luego deben devolver con intereses abusivos.
–A eso me refería. Hay personas con mucho dinero que se aprovechan de la situación para lograr una buena rentabilidad. Dejan dinero a los deportistas, a los tenistas especialmente, pero luego hay que devolverlo a un interés altísimo. Yo no lo veo mal, porque para algunos es la salvación. No es lo ideal, pero al menos te abre una puerta.
–¿No se plantean salir de la Argentina con su familia y organizar afuera su vida?
–Todos nos lo hemos planteado. Pero todos llevamos ala Argentina en el corazón. Me encanta Buenos Aires y Tandil, la ciudad donde nací. Mi familia se niega a marcharse, y yo no voy a irme solo.
–En septiembre habrá una semifinal de Copa Davis entre España y la Argentina en Málaga. ¿Cómo se vive en su país?
–Con pasión. Vamos a tener un equipo muy competitivo y saldremos a ganar. Queremos la Copa Davis. Pero sabemos que España tiene el mejor o el segundo mejor equipo del mundo. Y esta vez pueden elegir superficie y sede.

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