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Lunes, 4 de enero de 2016

JESúS CUELLAR, EL MEJOR BOXEADOR ARGENTINO EN EL 2015

Con luz propia en un año oscuro

 Por Daniel Guiñazú

Jesús Cuellar trepó en 2015 a lo más alto del podio del boxeo argentino. Y con sus dos victorias ante el australiano Vic Darchinyan y el puertorriqueño Jonathan Oquendo, no sólo retuvo su título regular de los plumas de la Asociación Mundial: se transformó en el mejor pugilista del año pasado y acaso, en el único del que pueden aguardarse cosas interesantes en 2016.

En una temporada repleta de derrotas abrumadoras y sorprendentes (Matthysse, Cuenca, Reveco, Cusolito y Vidondo), el zurdo del barrio Santa Paula de José C. Paz reafirmó que su carrera avanza con luz verde por las anchas avenidas del boxeo mundial. Que quede claro: lejos está de ser un superdotado. Pero su estilo lanzado y ofensivo, ideal para los grandes capos del negocio, se ha ido puliendo: hay un mejor manejo de la mano izquierda y sus piernas lucen ágiles para abrir el cuadrilátero y fabricarse ángulos nuevos desde donde conectar sus rivales. Además, Cuellar escucha, asimila lo que le dicen y en consecuencia, toma buenas decisiones. Antes, durante y después de cada pelea.

A diferencia de tantos boxeadores que sólo son capaces de mirarse el ombligo, Cuellar contempla las recomendaciones de su manager, Sebastián Contursi. Por eso, en lugar de hacer base en la Argentina para sus entrenamientos, decidió trabajar en Estados Unidos. Primero bajo las órdenes de Robert García y a partir del combate con Oquendo, con la conducción de Juan Ledesma, un técnico argentino radicado en Marina del Rey (California) y que ya lo tuvo a su cargo durante el paso por el amateurismo. Los resultados están a la vista en su evolución pugilística y en la buena preparación física con la que trepa a los rings.

A sus flamantes 29 años cumplidos la semana pasada y con un récord que trepa a 28 triunfos (21 por fuera de combate) y 1 derrota, Cuellar apuesta este año a afirmar su proyección internacional como titular AMB de los plumas antes de saltar, como ya lo tiene resuelto, a la categoría inmediata superior, la superpluma. Su idea es hacer una o dos defensas más de su corona y recién después, intentar el cambio para no tener que ceñir tanto su físico a la hora de dar el peso. Mientras tanto, su abanico de posibilidades está abierto de par en par.

Puede unificar títulos con el supercampeón mexicano Leo Santa Cruz, intentar el cetro del Consejo ante el estadounidense Gary Russell o bien atreverse a una defensa tentadora frente al ex bicampeón azteca Abner Mares. Sea lo que fuere y con quien fuere, no hay dudas de que será Jesús Cuellar el único boxeador que enarbolará, bien alta, la bandera celeste y blanca en los grandes escenarios del boxeo en 2016. De su suerte, dependerá también la suerte de una actividad que parece irse quedando sin referentes. Y que en 2015, si no tocó fondo, anduvo bastante cerca.

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