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Lunes, 3 de diciembre de 2007

FúTBOL › AUNQUE EL VISITANTE ESTUVO MAS CERCA DEL TRIUNFO

El empate que le sirvió a Lanús dejó satisfecho a Boca

 Por Facundo Martínez

Una cosa quedó clara apenas comenzó el partido: Lanús no debía perder para poder festejar su primer título en Primera, después de una campaña impecable y de un proceso de conducción ejemplar. Boca tampoco podía perder, porque su gente, que llenó la Bombonera para despedir a los jugadores que disputarán el próximo Mundial de Clubes, se lo pedía, tal vez con la ilusión de recuperar algo de la imagen borroneada en las últimas dos fechas. Y terminó con Lanús festejando el título; y con Boca, que terminó con diez hombres por la expulsión del colombiano Vargas, aplaudido por su parcialidad.

Sólo al comienzo Lanús acusó recibo de la presión que logró ejercer el equipo de Miguel Angel Russo, empujado más por el aliento de su hinchada que por su juego. Pero el corazón del equipo visitante fue más fuerte y con el correr de los minutos se plantó en el campo como se para un campeón. Con orden, entrega y atrevimiento fue superando el trabajo de las líneas boquenses hasta lograr el control del partido, cuando ya se jugaba la segunda mitad de la primera parte.

Boca había contado con una mano a mano del uruguayo Bueno, que resolvió mal ante la salida de Bossio, cuando –apoyado en el orden de sus dos líneas de cuatro y en la sorpresa que pudieran aportar tanto Acosta como Sand– Lanús comenzó a inclinar la cancha. Blanco era clave en el mediocampo, aportando salida por la franja derecha, donde esperaba Acosta para desnivelar, y Sand aguantaba bien delante de los centrales boquenses los pelotazos que le llegaban desde los distintos sectores del mediocampo.

Sin embargo, fue en una jugada de tiro de esquina donde Lanús encontró el gol que comenzaba a convertirlo en campeón. Ejecutó Valeri y cabeceó Sand, luego de ganarle la posición a Silvestre. Boca sufría otro gol de cabeza, el octavo de los 16 que le convirtieron en este torneo. En ventaja, y con la oreja puesta en lo que pasaba en La Paternal, donde Tigre no lograba doblegar a Argentinos, Lanús se dedicó a fortalecer su juego en el mediocampo a la espera de los espacios que Boca tenía que dejar en defensa.

Recién en la segunda parte Lanús aflojó un poco y permitió que Boca se le fuera nuevamente encima, apoyado en el trabajo de Vargas y en la frescura que aportaron los ingresos de Dátolo y Gracián, y luego Boselli. La visita pudo ampliar su ventaja con un lindo remate de Valeri, pero la pelota se desvió en la mano de Paletta y, ante el reclamo de los jugadores de Cabrero, que pedían penal, el árbitro Pezzotta explicó que había visto la mano, pero la consideraba casual. De una jugada que arrancó en Vargas –que unos minutos después iba a salir expulsado por falta sobre Acosta–, Palermo la bajó para Boselli y tras la devolución sacó un zurdazo impecable para la igualdad.

Boca tuvo en los pies de Dátolo la última oportunidad para llevarse un triunfo; Lanús, que en esos minutos ya palpitaba la realización de su sueño, contó con dos mano a mano más para liquidar a Boca. Pero Caranta, la figura de Boca en la última etapa del presente torneo, le dijo no a Sand y después hizo lo propio con Blanco para dejar sellada una igualdad, que fue festejada por ambos bandos.

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Graieb y Ribonetto se abrazan en el piso de la Bombonera mientras sus compañeros siguen celebrando.
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