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Lunes, 1 de septiembre de 2008

FúTBOL › EL VOLANTE REGRESó DE BEIJING, PERO NO TUVO UN BUEN PARTIDO

Buonanotte, mala tarde

El retorno del pibe dorado no le devolvió el fútbol al equipo de Simeone, que sigue sin aparecer. Se mostró por los dos costados, pero le costó encontrar el partido, se fastidió y lo amonestaron.

Todos los ojos estaban puestos en él. La expectativa que había generado su vuelta al primer equipo de River era enorme, y lo que se creía hasta los segundos previos al clásico era que, tan sólo con su presencia, Diego Buonanotte le podía devolver ese salto de calidad que alguna vez supo tener el conjunto dirigido por Diego Simeone. Sin embargo, la entrada del chiquitín de Teodolina no pudo encaminar el rumbo. Atorado por los defensores de San Lorenzo, se tuvo que dedicar más a luchar que a jugar, y así se fue perdiendo en la mediocridad del partido. No obstante, tampoco se le puede pedir tanto. El problema de los de Núñez va más allá de lo que pueda hacer un solo jugador desequilibrante, porque en estas cuatro fechas River sigue sin encontrar el esquema, un patrón de juego claro y cada vez le cuesta más crear situaciones en el arco contrario.

Por eso, lo de Buonanotte no se puede leer como una decepción. Desde el comienzo, el objetivo era recuperar el terreno perdido. Y en este joven de apenas 20 años recaía toda la responsabilidad de que River no dispare tantos pelotazos a sus delanteros como lo había hecho una y otra vez en las tres primeras fechas. La idea era manejar la pelota en forma más coordinada, ganar con facilidad las espaldas de los mediocampistas y llegar bien armado al área rival. Y para eso, el volante campeón olímpico era crucial.

Sin embargo, ubicado bien abierto por las bandas, casi jugando sobre la línea, lo de Buonanotte se fue mimetizando con el funcionamiento del equipo. La pelota no le llegaba clara, el partido era deslucido y a pesar de su movilidad, alternando por cualquiera de los dos carriles, su ansiedad siempre le jugaba una mala pasada, por lo que perdía la pelota con facilidad. Para colmo nunca tuvo siquiera la posibilidad de manejar los hilos con comodidad. Siempre apareado por Aureliano Torres o Gastón Aguirre, tuvo que dedicarse a hacer un trabajo sucio que no es el que prefiere, y así terminó perdiéndose en la cancha y fastidiándose una y otra vez. Tanto que lo amonestaron por protestar un corner.

Sólo en la parte final del partido pudo desenvolverse con mayor tranquilidad, más tirado de enganche. Con más espacios, fue desequilibrante en el uno contra uno, e intentó mucho con varios remates de larga distancia. Sin embargo, siguió fallando en la puntada final, siempre chocando con la sólida defensa que propuso San Lorenzo.

Así, lo de Buonanotte no fue bueno, pero tampoco se le puede pedir que se cargue el equipo al hombro de un día para otro. Tal vez su talento y habilidad le permitan ser uno de los conductores de este River, que anda a la deriva en el torneo Apertura, pero también tiene que estar apoyado en sus otros compañeros. Abelairas, Falcao, Barrado y Ahumada no tendrían que ser sólo su rueda de auxilio porque River no puede caer en la monotonía y depender de un solo jugador. Debería buscar un estilo de juego, que parece que lo ha perdido en este último tiempo, sobre todo para volver a ilusionarse y para volver a ser el campeón que fue.

Informe: Nicolás Sagaian.

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Adrián González escapa de la marca de Buonanotte, que parece estar desorientado.
Imagen: Jorge Larrosa
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