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Domingo, 10 de octubre de 2004

NOBEL

"No quiero que se adornen con mi Premio"

Confirmando todos los pronósticos, el Premio Nobel le fue otorgado a una mujer: Elfriede Jelinek. A continuación, el perfil de esta austríaca que hace teatro político y se entronca con la tradición irreductiblemente opositora de Peter Handke y Thomas Bernhard.

“Soy una escritora muy provinciana porque mi lenguaje apenas se puede traducir. Vengo de una tradición basada en el juego de palabras difícil de traducir a otros idiomas. Por eso me impresiona mucho este premio internacional. No entiendo que me lo hayan dado. Siempre pensé que se lo darían a Thomas Bernhard, pero falleció muy pronto. O a Handke.” La escritora austríaca Elfriede Jelinek fue más que sincera para referirse al Premio Nobel que acaba de otorgarle la Academia Sueca. Lo que no sorprendió es que el premio haya recaído en una mujer, como se venía señalando con insistencia en los pasillos literarios de todo el mundo. Lo cierto es que Jelinek –novelista y autora de obras de teatro– es considerada una escritora hermética en la tradición de Bernhard, y emparentada con el autor de Trastorno no sólo por la radicalidad de su propuesta estética sino también por sus embates políticos contra los austríacos.
“La existencia en Austria es una realidad quebrada que se basa en una mentira. Los alemanes hicieron crecer a Hitler pero han aprendido de los errores del pasado. Los alemanes estuvieron obligados porque estuvieron largo tiempo bajo la ocupación de los Aliados, pero Austria lo recibió todo de regalo y mantuvo su status sin ninguna punición, y a los que escribían sobre el tema les insultaron siempre con el apodo de Nestbeschmutzer (“los que ensucian el propio nido”). No quiero prestar ahora un servicio a los que me insultaron de esa manera y que se adornen con mi premio. Sería hipócrita de mi parte.”
En el 2000, cuando el partido de Jorg Haider entró al gobierno, ella anunció que abandonaría el país aunque en rigor lo que hizo fue dividir su vida entre Austria y Alemania. “Hay lugares y gente en Austria a los que les tengo cariño. Pero no me permito que me impongan el patriotismo austríaco.”
En los ‘90, con el ascenso de la ultraderecha, hubo una campaña contra sus obras, tal como había sucedido antes con Bernhard y Handke. “¿Ama usted a Jelinek o prefiere el arte y la cultura?” decían unos enormes carteles publicitarios que un buen día aparecieron inundando las calles de Viena. La obra teatral de Jelinek siempre ha sido revulsiva. “Intento hacer teatro político. Tengo un gran proyecto sobre la segunda Guerra del Golfo. Escribí sobre la guerra en Bambiland que fue llevada a escena por el Schlingensief y ahora escribo una segunda parte con referencias a la antigüedad. Será mi primer libro como Premio Nobel.”

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