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Domingo, 24 de agosto de 2008

EGGERS

Arrancad las semillas, matad a los niños

En medio del auge de celebridades que se arriman al drama africano, el escritor norteamericano Dave Eggers, él mismo una celebridad dentro de la industria editorial, compone una novela excepcional, sensible y lúcida, con la voz de Valentino Achak Deng, uno de los “niños perdidos” de Sudán: chicos que atravesaron una de las experiencias más desgarradoras e injustificadas del siglo XX. Ficción, no ficción, testimonio, biografía, historia: todos y ninguno
a la vez.

 Por Mariana Enriquez


Qué es el Qué
Dave Eggers

Mondadori
527 páginas

Estos son tiempos cínicos, y por eso es muy difícil acercarse a un libro como Qué es el Qué de Dave Eggers sin desconfianza o cierto grado de alerta. El autor no es un escritor cualquiera: es una personalidad del mundo editorial norteamericano, creador del sello McSweeney’s (uno de los emprendimientos más exitosos de las últimas décadas, que cuenta entre sus representados a Zadie Smith y Michael Chabon), cabeza del auge de los memoirs con su excelente best seller A Heartbreaking Work Of Staggering Genius (2000), amigo de Beck, Spike Jonze y Aimee Mann (participó en trabajos de los tres). También es cofundador de 826 Valencia, una red de centros sin fines de lucro que se ocupan de enseñar escritura creativa fuera del circuito educativo tradicional. Dave Eggers es un hombre de energía inagotable y, por lo que permite suponer su trabajo, de una gran generosidad. Pero también es una celebridad, y Qué es el Qué es la biografía de Valentino Achak Deng, uno de los miles de “niños perdidos” de Sudán. Y es imposible soslayar que, desde hace bastante, las celebridades gustan de erigirse en humanitarios cool: Madonna con su niño de Malawi, Angelina Jolie con el trabajo para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), George Clooney con sus documentales sobre Darfur, Bono y Bob Geldof con sus conciertos por Africa. En la mayoría de los casos, tristemente –quizás incluso para los involucrados– su trabajo o caridad sólo sirve para autopublicitarse. Cierto: tampoco se les puede pedir a celebridades quizá genuinamente inquietas que palien las miles de situaciones desesperantes del mundo que nadie con verdadero poder para hacerlo intenta resolver. Sólo es necesario apuntar que, últimamente, el accesorio africano viene muy bien para la construcción de un personaje público.

De modo que la única manera de enfrentarse a este libro de Eggers es preguntándose no por sus intenciones, sino por su contenido. Y Qué es el Qué es una novela brillante, ágil, atrapante, angustiante, sobreinformada, a veces recargada. La génesis de este proyecto puede resumirse así: Eggers conoció a Valentino Achak Deng a través de Mary Williams, activista, involucrada con los niños perdidos residentes en Estados Unidos, e hija adoptiva de Jane Fonda (sus verdaderos padres fueron miembros de las Panteras Negras); un joven sudanés quería contar su historia por escrito, no sabía cómo, y ella hizo el contacto. Eggers grabó las entrevistas con Deng durante tres años, en los que debatieron cuál sería la mejor forma de cristalizar el relato. Finalmente decidieron que Eggers contara la historia de Deng respetando su voz y punto de vista, como si le hiciera de ventrílocuo. Eligieron llamar al resultado “novela” para poder tener más libertad en recrear conversaciones, manipular tiempo y espacio, y agregar detalles relevantes. Una narración compleja que se ubica entre el non-fiction, las memorias, la novela y la autobiografía.

La experiencia de los niños perdidos de Sudán es una de las más impactantes y terribles jamás sucedidas. Se estima que fueron 17.000: alrededor de 1987 escaparon de Sudán cuando las poblaciones quedaron atrapadas en la guerra civil entre el gobierno árabe y musulmán de Jartum y las milicias del interior, particularmente del Sur. Los chicos formaron grupos y caminaron hacia Etiopía, donde armaron un primer campo de refugiados. En el camino, murieron de hambre, fueron comidos por animales salvajes, fueron asesinados por bombas lanzadas desde aviones (ellos creían que se trataba de comida), fueron secuestrados por murahaleenes que los tomaron como esclavos, fueron reclutados como niños soldados para el ELPS (Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés). Fueron echados a tiros de ese campo de refugiados en Etiopía, y tuvieron que volver a caminar hasta Kenia, donde formaron otro campo más, y desde allí muchos recibieron nuevos hogares en otros países: a Valentino le tocó Estados Unidos. Y esta novela sensible y sensata intenta abarcar la infinita crueldad de la política internacional, las guerras del petróleo –gran parte del problema en Sudán, ahora especialmente en la región de Darfur–, las guerras de la postcolonización, el racismo, los conflictos tribales, los orígenes del terrorismo fundamentalista islámico y la desesperación de la vida de refugiado; pero también se ocupa de la iniciación sexual, de los amores juveniles truncos –hay mucho de picaresca a la Mark Twain aquí–, de las amistades inquebrantables. Y, sobre todo, se ocupa de la identidad y la resistencia: “He viajado ocho kilómetros en un camión repleto de cadáveres. He visto morir a demasiados niños en el desierto: algunos como si se durmieran, otros después de días de locura. He visto cómo tres chicos morían en las garras de los leones, devorados al azar...Y pese a todo, en este momento, tendido en el sofá con la mano húmeda de sangre, descubro que echo de menos Africa. Echo de menos Sudán, echo de menos el profundo desierto pardo del noroeste de Kenia. Echo de menos la nada ocre de Etiopía”, dice Valentino después de que ha sido asaltado con violencia en su departamento de Atlanta, cuando siente que el sueño americano no está funcionando para él, en lo más mínimo, merced una inexplicable desidia de parte del Estado que lo recibió.

Todo el dinero que recaude con sus ventas Qué es el Qué (título basado en el mito de origen de los monyjang, etnia a la que pertenece Deng) será destinado a la Fundación Valentino Achak Deng, que se dedica a ayudar a los sudaneses en Estados Unidos, y a reconstruir los pueblos de nacimiento –el suyo es Marial Bai– en Sudán. Y está bien que así sea. Pero es igual de importante que Dave Eggers haya sido capaz de contar esta historia con gran respeto y gran belleza, combinando la dulzura de los pequeños momentos cotidianos con el horror y el dolor, atento a explicar en detalle las causas políticas de estos conflictos que sólo suenan exóticos porque la falta de información y la indiferencia hacen que ciertos desastres humanitarios tengan que “ponerse de moda” para que alguien, por fin, pueda darles voz.

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UN CHICO DINKA LLEGA AL CAMPO DE
REFUGIADOS DE KENYA EN 1992. FOTO: ONU
 
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