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Domingo, 21 de junio de 2009

Madre profunda

Traducido al inglés en 1955, se publica por primera vez en castellano La gran madre, de Erich Neumann, un clásico de la literatura jungiana.

 Por Jorge Pinedo

La gran madre
Erich Neumann

Trotta
522 páginas

Inventada por Carl Gustav Jung (1875-1961) en la primera mitad del siglo XX, la Psicología Profunda procura contener patologías y síntomas dentro de simbologías provenientes de los mitos y rituales que recopila la etnografía. Se vale a tal fin de una noción de inconsciente pletórica de contenidos arquetípicos, distinta a la irresponsable del saber popular no menos que a la sexual, infantil y reprimida del psicoanálisis freudiano. Perspectiva que incluso posibilitó a Jung y sus seguidores trazar nada menos que los Orígenes e historia de la conciencia, de manera de asentar en forma empírica la universalidad de ciertos fenómenos anímicos. Precisamente este último es el título que catapultó al olimpo jungiano a Erich Neumann (Berlín, 1905-Tel Aviv, 1960), quien expande hacia el parentesco y los procesos de individuación los postulados de su maestro. De quien, dicho sea de paso, se distanció a partir de la empatía filonazi que Jung desarrolló junto al filósofo Martin Heidegger.

Es en La gran madre, sin embargo, donde Neumann alcanza a desenvolver con mayor precisión “una fenomenología de las creaciones femeninas inconscientes” y convalidar el conjunto de su cuerpo teórico. Se vale a tal fin de una suerte de evolucionismo unilineal que apuesta a la serie matriarcado-patriarcado-poligamia-monogamia, o nomadismo-sedentarismo-urbanismo, compatibles con analogías del estilo hombre primitivo-niño-enfermo mental o equiparar feminidad con maternidad. Modelo que se impone sobre la evidencia antropológica, resulta eficaz al confeso ideal pedagógico de desarrollar al individuo hacia “una totalidad psíquica en la que su conciencia se relacione creativamente con los contenidos de lo inconsciente”. Traducido del alemán al inglés por vez primera en 1955, recién este año llega la versión en español de un clásico de la literatura jungiana. Tal su condición pues, a partir de ese arquetipo materno, Neumann asegura demostrar “la presencia en la humanidad de relaciones psicológico-profundas constantes”, y vincular “los fenómenos psíquicos con los estadios evolutivos de la conciencia que la humanidad ha ido atravesando a lo largo de la historia”. Sistematiza el ensayo en tres secciones, la última de las cuales contiene 185 láminas que reproducen otras tantas obras alusivas que van del paleolítico a la actualidad, construyendo conjuntos heteróclitos en los cuales confluyen, por ejemplo, un bronce de Henry Moore de 1943, una diosa tracia del neolítico, una terracota peruana precolombina y el dibujo de un interno de un hospicio alemán de la primera mitad de siglo XX. Iconografía que aúna como en ninguna otra edición una diversidad de construcciones materiales atinentes a lo femenino, ha de resultar el principal atractivo para la curiosidad jamás atravesada por la óptica jungiana. También a este lector le ha de aportar la segunda parte, en la que se despliega un análisis de “la estructura del arquetipo”. Sección que suma 74 nuevas ilustraciones, ofrece asimismo información suplementaria tanto de cada figura como del contexto etnológico, ritual y religioso, en el que tuvo protagonismo.

Referente de estas dos últimas partes, la primera parte despliega “la desbordante multiplicidad del inconsciente colectivo” en tanto corpus de teoría, que opera al mismo tiempo al modo de una didáctica síntesis de las ideas de Jung. Como lo que es capaz de hacer las delicias de sus seguidores amenaza con descerrajar el tedio en los que no lo son, Neumann mismo advierte a quien “no esté interesado en este análisis, basado en los presupuestos de la psicología analítica y compuesto en buena parte por consideraciones teóricas por definición no exentas de dificultad, puede dar comienzo a la lectura de la segunda parte sin más preámbulos y con toda confianza”. Aclaración que habla de la honestidad intelectual del autor y el lector neófito agradece.

Pensamiento arcano, el de Jung tiende a lo mágico en la voz de quienes lo adoptan como epónimo, de Osho a Joseph Campbell, en detrimento de las preguntas que siembran discípulos como Neumann y que continúan aún vigentes: “... tiene hoy que empezar a discutirse si los hechos sociales serían el fundamento y los psíquicos un epifenómeno, o si, por el contrario, el fundamento lo serían los hechos psíquicos y los sociales una de sus formas de expresión”. Inserto en un marco sujeto a revisión, La gran madre ofrece material iconográfico referenciado para todo aquel interesado en bucear las raíces ancestrales de lo femenino.

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