libros

Domingo, 19 de julio de 2009

GENEALOGíAS

Una familia muy normal

Ella es una escritora realista. El admira a Ray Bradbury y a Neil Gaiman y dice que no tiene que pensar en lo célebre que es su padre porque si no se volvería loco. Lo cierto es que Tabitha King y Joe Hill –esposa e hijo de Stephen King– sacaron sus libros y constituyen una familia encantadora junto al monstruo sagrado.

 Por Mariana Enriquez

Fantasmas
Joe Hill

Suma de Letras
405 páginas

Voces del silencio
Tabitha King

Minotauro
443 páginas

Se podría suponer que, dado que ningún escritor es más famoso que Stephen King, si sus parientes se tomaran la escritura como una carrera familiar, la tendrían muy sencilla. Pero no es así, según muestran las evidencias. O por lo menos no tanto como el prejuicio más elemental indicaría. Tabitha King, la famosa esposa a quien Stephen dedicó tantas novelas –y que incluyó en los agradecimientos de casi todas– acaba de ser editada en castellano por primera vez, y con una novela en colaboración, Voces del silencio. Y de su hijo del medio, Joe Hill, acaba de conocerse su colección de cuentos Fantasmas, editada en 2005 en el Reino Unido en una editorial pequeña que se dedica al horror y al fantástico, después de que fuera rechazado por editoriales de EE.UU. Joe superó los rechazos: antes de Fantasmas, las editoriales le rebotaron cuatro novelas. Después de decirle al mundo quién era su padre en 2007, consiguió publicar la primera, El traje del muerto, por Harper Collins. Un espaldarazo. Pero no está a la altura de Fantasmas, un libro de cuentos extraordinario. A Tabitha le va bien de verdad por primera vez con este libro, que incursiona en el horror. Un libro tan atmosférico y peculiar que dan ganas de conocer el resto de su producción.

La realista

Tabitha conoció a Stephen King en la Universidad de Maine. “Yo jamás me había encontrado con alguien tan pobre, y no provengo de un ambiente acomodado. El escribía una columna en el diario del campus. Siempre creí en su capacidad como escritor, estaba segura de que era tan bueno como un profesional. El estaba loco por mis tetas.” Desde 1981 hasta 1997, Tabitha King publicó siete novelas, todas realistas (excepto una fantástica llamada Small World), muchas ubicadas en un pueblo de clase trabajadora ficticio llamado Nodd’s Ridge, en Maine (donde nació y vive con su esposo). Su especialidad es el relato de la vida pueblerina, y tiene un gusto especial por la disección de los matrimonios y la vida amorosa (muchos críticos señalan, además, su gran gusto por las escenas eróticas). Tiene dos novelas inéditas; una de ellas, The Sky in the Water, suele ser mencionada por Stephen como una de sus ficciones favoritas. Ni aun así logró que se publicara. Tabitha es directa: “Las editoriales son muy tímidas a la hora de publicar novelas con personajes que hacen las mismas estúpidas cosas que hace la gente real. La otra variante es escribir género en serie o saga. Yo me niego a ingresar a cualquier ghetto”.

Voces del silencio es una colaboración de Tabitha con un amigo muerto, Michael McDowell, autor de Boston que murió en 1999, el mismo año en que King sufrió su célebre accidente, y el momento en que Tabitha decidió retirarse para acompañarlo en la dura rehabilitación. “El agente de Michael se comunicó con el mío por si me interesaba retomar el manuscrito que él había dejado incompleto. Creo haber escrito una novela muy distinta a la que él pretendía, pero también creo que le habría gustado.” McDowell fue guionista de películas de Tim Burton como Pesadilla antes de Navidad y Beetlejuice, y se especializaba en gótico sureño y policiales. Nada que ver con Tabitha. “Yo nunca había lidiado con fantasmas. Sólo los admito como metáforas del pasado.” La novela retomada tiene poco de horror, y los detalles sobrenaturales son escasos e inolvidables; 443 páginas de pesadilla que nunca llegan al clímax: la historia de una niña sureña cuyo padre es asesinado de una manera horrible, y que a través de las voces que escucha va desenredando el misterio de ese crimen. Pero no es el thriller lo que guía la novela: es el clima y el lenguaje, que revela a una escritora tan distinta a su marido que francamente sorprende.

El fantástico

Joe Hill, de 37 años, es más parecido a su padre. Salvo en una cosa muy puntual: el segundo hijo de los King asegura que es un cuentista nato, que la novela no es lo suyo. “Empecé leyendo cuentos, mi primera pasión fueron los de Ray Bradbury. El problema es que nadie quiere publicarlos. Y yo creo que un escritor aprende su oficio en los cuentos. Si se eliminan del mercado, no sé qué pasará.” Fantasmas es una exposición de su talento increíble para el relato corto. Si en algunos como “El mejor cuento de terror” o “Un fantasma del siglo XX” empieza deconstruyendo en un caso el relato de terror, en el otro la leyenda urbana, acaba reconstituyendo el cuento clásico en una relectura lejana al cliché. Pero ésos no son los mejores: en Fantasmas hay relatos envidiables, como el largo –una nouvelle– “Reclusión voluntaria”, sobre dos hermanos, uno de ellos enfermo mental, que se ven involucrados en la desaparición de un amigo común; o “La máscara de mi padre”, una especie de cuento de hadas con gente salida de naipes que acecha en los bosques y padres que andan desnudos con máscaras de carnaval veneciano sobre el rostro. El tema de Joe Hill es la infancia, y la aborda desde el terror más tópico, como el del género “asesino serial” en “El teléfono negro” –un niño encarcelado en un sótano que recibe las llamadas de chicos asesinados antes que él– hasta el fantástico más surrealista, como “La ley de gravedad”, sobre una amistad entre un chico humano y otro inflable. La influencia de Bradbury está clara en “Ultimo aliento”, sobre un museo que reúne las respiraciones finales de muertos célebres y no tanto, y la de Stephen en cuentos realistas como “Mejor que en casa”, sobre una relación padre-hijo cruzada por el béisbol que recuerda al King menos sobrenatural. Pero los ídolos de Joe son escritores que le son contemporáneos, como Neil Gaiman. “Es el verdadero escritor del siglo XXI: guionista de cine y comics, poeta, cuentista, novelista, y en todos los formatos es capaz de conservar su personalidad.” Hill acaba de entregarse también al comic, como guionista de Locke & Key. Y está terminando una novela juvenil. A diferencia de su madre, le gustaría colaborar con alguien de su familia. Con su padre ya escribió un relato, que permanece inédito (aunque no por demasiado tiempo, se puede intuir). Su hermano Owen es el más joven y también escritor, que debutó en 2005 con la novela We’re All in this Together. Con él tiene pensada una colaboración.

¿Y cómo es crecer siendo el hijo del escritor más famoso del mundo? “De eso no te das tanta cuenta, porque te volvería loco. Te das cuenta de que tus padres escriben y de que, cuando lo hacen, te ignoran. En esos momentos, cuando sos ignorado, florece tu imaginación. Así que supongo que les tengo que agradecer que me hayan dejado de lado.”

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