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Domingo, 23 de octubre de 2011

El joven Buda

La novela del coreano Seongdong Kim fue motivo de escándalo y hasta de su expulsión de la jerarquía budista. Una novela de aprendizaje entre monjes que buscan el despertar y a veces encuentran muchas piedras en el camino.

 Por Alicia Plante

Por debajo de la anécdota que aparece en la superficie, la que nos lleva de la mano a través de las sucesivas etapas de evolución que atraviesan los personajes centrales, el tema de esta novela, escrita con un ritmo reiterativo asociable al de un mantra, nos conecta con aquellas confrontaciones religiosas y filosóficas tan antiguas como el pensamiento humano que vienen generando conflictos e incluso guerras desgarradoras entre quienes se ubican en una u otra posición para defenderlas como la única posible.

El escenario, Corea, y el marco del budismo en la actualidad, con sus rígidas reglas disciplinarias así como su principal promesa: la posibilidad de alcanzar el Despertar de la conciencia y convertirse en buda, proporcionan una refundación del dilema que agita el espíritu de los hombres desde siempre. ¿Es dable pensar que fuera del rigor de las normas, más aun, que desde el cuestionamiento de su validez y sentido se pueda legítimamente buscar y encontrar la Verdad? ¿Será que el desconocimiento absoluto de las reglas, no como fin en sí mismo sino como dolorosa exigencia impuesta por la profunda y responsable sinceridad de la búsqueda personal de la trascendencia, no sólo sea aceptable sino que finalmente conduzca al mismo fin que se propone desde la inmutabilidad institucional? ¿Podrá ser que esa inmutabilidad no responda al ejercicio y aplicación de verdades eternas sino a la incapacidad del sistema de superar su propia burocracia, de corregir su propia corrupción, que sea el anquilosamiento normativo y las ambiciones personales que asoman por las costuras las que explican su inflexibilidad?

Bobún es un aplicado monje itinerante, discípulo del Viejo Maestro Yiam, que antes de que el joven parta le da una imposible tesis de meditación, a cuya resolución Bobún dedica años de su juventud. Bobún impacta con su inocencia y se convierte en símbolo de la disposición a dudar, de la movilidad, de la posibilidad de comprender e incorporar el cambio. Frente a él, como disparador de esos procesos y como polo opuesto al viejo Yiam, se yergue Yisán, un monje al cual las autoridades de la orden a la que pertenecía expulsaron por depravado, un ser que lejos de ser un mero borracho y un mujeriego es un hombre sincero, que conoció el amor apasionado por una mujer y vive atravesado por la angustia existencial, que busca su camino aunque el precio sea quemar el cuerpo con el alcohol, la meditación en ayuno y la soledad. Yisán, que al principio provoca el más profundo rechazo de Bobún, terminará señalándole el camino verdadero por medio del ejemplo de una búsqueda sufrida y auténtica. Un camino que al autor de la novela, Seongdong Kim, le significó, como a su personaje, ser acusado de blasfemo y expulsado de su orden. En ese sentido la novela opera como una denuncia y una reivindicación, así como un homenaje a los primeros maestros budistas, los que, como el propio Buda, alcanzaron el Despertar por medio de una vida ascética y moral, protagonistas de una historia de privaciones de la cual la generalidad de los superiores actuales en los templos budistas de Corea no podrían estar más lejos.

Además de plantear viejos conflictos y viejos interrogantes que siempre despiertan interés en el público inclinado a las búsquedas religiosas y filosóficas, la novela seguramente resultará de especial interés para los estudiantes de budismo en nuestro país.

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Mandala. Seongdong Kim Bajo la Luna 256 páginas
 
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