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Domingo, 30 de septiembre de 2012

La camiseta social

Cucurto incursiona en la novela negra. Y lo hace a su manera, claro. Una trama bizarra salpicada de humor y disparatadas situaciones sociales entre el centro y los arrabales.

 Por Sebastian Basualdo

Washington Cucurto ya no necesita construir una imagen de autor marginal (puede pensarse en ese interesante juego de significaciones entre autor y literatura propuesto en Cosa de negros, por ejemplo: su foto sonriente, señalándose, y debajo el W. C. en el marco rectangular que apelaba a las placas de los baños públicos), su nombre se fue convirtiendo con los años en algo así como una especie de sinónimo de una poética bien definida, coherente y hasta el límite, como suelen ser las convicciones: el universo literario del lumpenaje y sus mitologías que no se reducen en modo alguno a meros tópicos sobre sexo, las drogas, el alcohol, la cumbia o la corrupción política simplemente para narrar buenas historias sino como hallazgos, incursiones hacia ese otro costado de lo real, un modo de dar vuelta la camiseta social de manera frontal y salvaje, como son las verdades.

La culpa es de Francia. Washington Cucurto Emecé 212 páginas

La culpa es de Francia es la primera incursión de Washington Cucurto en el género policial, oscilando por momentos entre la parodia y el homenaje a la novela negra. Irónica y sarcástica, siempre brutal, narra la historia del singular Santiago Chichardelo, un hombre que trabaja como portero en la biblioteca Evaristo Carriego, padre de cinco hijos, amante de las prostitutas, aficionado a la poesía y colaborador de una cooperativa, que conoce un día a una joven dominicana llamada Francia que le va a proponer un negocio tan tentador como insólito: blanquear ocho millones de dólares con la compra de propiedades, dinero de las FARC proveniente de las drogas destinado a la compra de armas y a las apuestas del fútbol sudafricano. Santiago Chi-chardelo tiene dos días para cumplir su misión y lo primero que hace es visitar a su madre, que además de consejera es su amante, y ambos planean realizar su propio negocio destinando el dinero a una cooperativa barrial, un mecanismo de fraude. Pronto aparecerán en escena Quispe y Tugurio, dos policías corruptos que entre tiroteos y persecuciones harán de la vida del antihéroe Chichardelo un verdadero infierno.

La culpa es de Francia tiene todo lo que uno espera de uno de los escritores más entrañables y controvertidos del panorama literario actual.

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Imagen: Pablo Piovano
 
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