Para qué tener nueve pares de zapatos si para vivir alcanza con lo imprescindible, con lo puesto pareciera ser el mensaje en la botella de Nueve pares de zapatos, el cuento que da título y a la vez sentido a esta serie de relatos de Yun Heung-Gil, que nació en Corea en 1942 y ganó por este libro el premio nacional de literatura de su país en 1977. Kwon, uno de los personajes, hace una fogata con sus zapatos en un intento por salvar su alma y encontrar, por fin, el camino que lo lleve del tener al ser. Yun Heung representa a la generación de escritores surcoreanos abocados a contar historias –y muy entretenidas– pero también a despertar conciencia social y política frente a un pueblo de posguerra, dividido y sometido a un régimen opresor. En este sentido, el buceo que viene haciendo Bajo la luna en la literatura coreana resulta un hallazgo. Con una prosa austera y de formas sutiles, Yun Heung-Gil cuenta cómo “una persona puede transformarse en alguien vil y atroz cuando se encuentra en medio de un trance”, pensamiento de los personajes que habitan estos cuentos. Hombres comunes asaltados por una situación extraordinaria: un profesor extorsionado por un alumno es obligado a recordar sus actos viles; un joven en fila para tomar el colectivo conoce una mujer a la que termina abandonando a su suerte; un soldado se acuesta con la novia del sargento que tiene a su cuidado en el hospital de campaña con su cuerpo íntegramente quemado; unos hombres matan al idiota del pueblo delante de unos niños; alguien ve cómo una mujer se hace cortar un brazo por la máquina en la fábrica donde trabaja para obtener su indemnización. Hombres enfrentados a sus contradicciones y a su, irremediable, pobreza de espíritu. Pero no en un sentido religioso, sino bien terrenal. Hombres que descubren su lado oscuro y se avergüenzan; juzgados por los ojos de otros hombres, tan humanos como ellos. Su aflicción es universal. Todos tienen una “familia feliz” esperándolos en casa, sin embargo a la vuelta de página, ellos ya no son los mismos.