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Domingo, 16 de marzo de 2014

TUS ZONAS ERRÓNEAS

En Te llevaré conmigo, Niccolò Ammaniti explora el error como conducta humana y los destinos de un pueblo olvidado por la expansión del consumo en el que tanto ricos como pobres sufren un destino de autodestrucción.

 Por Martín Kasañetz

“Hay personas que no aprenden nunca de los errores, al contrario, siguen cometiéndolos convencidas de que hacen lo adecuado (...); y con la gente que es así la vida, por lo general, se porta mal; pero esto tampoco significa nada, porque estas personas sobreviven a sus errores, y viven y crecen y aman y echan al mundo otros seres humanos, y envejecen y siguen cometiendo errores. Ese es su maldito destino.”

Si pudiéramos resumir todas las acciones que se relatan en esta novela de Niccolò Ammaniti encontraríamos que, si existe al menos una mínima posibilidad de que las cosas empeoren en cada una de ellas, indefectiblemente van a hacerlo hasta volverse oscuras e irremediables. Inmersos en una especie de Ley de Murphy más que desgraciada, los personajes de Te llevaré conmigo están destinados a que cada una de sus decisiones tenga el peor de los resultados. El mal –no el mal desde la concepción religiosa del Infierno sino más cercana al psicoanálisis, referida a las propias pulsiones tanáticas que llevan a decisiones personales autodestructivas– no deja de repetirse una y otra vez, generando un ambiente de encierro y tensión extraordinariamente logrados que asfixia tanto a sus personajes como al lector.

Existe un guiño del autor a esta entidad oscura que el Ser Humano proyecta en sus malas decisiones, ya que la novela se encuentra fragmentada en tres segmentos: “6 meses antes”, “6 meses después” y el último “6 años después”. Esta seguidilla del número seis, relacionada con “la marca de la Bestia”, nos refiere constantemente esta negrura en que el texto se sumerge.

La novela cuenta dos historias centrales que conviven en un pequeño pueblo italiano llamado Ischiano Scalo. La primera de dos jóvenes, uno pobre y de familia violenta llamado Pietro, y Gloria, una niña de clase social alta que pareciera vivir entre padres que siempre se ocupan de ella. Ambos son compañeros de colegio y forman una amistad que convive entra la niñez más inocente y los primeros contactos sexuales de la pubertad. La segunda historia es la de Graziano Biglia, un gigoló venido a menos que es reconocido como figura pública por sus conquistas amorosas en el mundo del espectáculo italiano. Este héroe sexual de todos los hombres casados y aburridos del lugar –fanático de los Gipsy Kings y ganador de la Copa Pichabrava por encamarse con, exactamente, trescientas tres mujeres en un período determinado de tiempo– decide, luego de pasar casi toda su vida viajando por el mundo con su guitarra y su aspecto gitano de pelo oxigenado, regresar a su pueblo para hacer lo último que pudiera esperarse de su vida: casarse y poner un negocio de vaqueros. Graziano, en su regreso a Ischiano Scalo, conoce a Flora, una maestra de escuela primaria con un pasado de abuso sexual y soledad que cuida y alimenta a su madre –que hace años es un vegetal– cada día de su vida. Este combo de cruces entre personajes opuestos genera una combustión que el autor aprovecha en un texto adictivo que lleva a no querer dejar de leer lo próximo que va a suceder. Siguiendo esta línea planteada de opuestos, Ammaniti se empeña en mostrar a Ischiano Scalo como todo lo contrario a lo que cualquiera imaginaría de un pueblo italiano con mar. En cada una de sus descripciones se plantea a este pueblo como un lugar olvidado por la opulencia italiana.

Te llevaré conmigo. Niccolò Ammaniti Anagrama 456 páginas

Niccolò Ammaniti, que estudió Biología, se distingue a sí mismo como fanático de El Conde de Montecristo y es señalado por la crítica italiana como una figura destacada de su generación, ya que sus novelas han sido traducidas a 44 lenguas y una de ellas, Tú y yo, fue llevada al cine por Bernardo Bertolucci en 2012.

Te llevaré conmigo se presenta, a primera lectura, como una novela de amor entre dos parejas conflictivas, pero esto es apenas una excusa para mostrar diferentes realidades: por un lado geográficas –referidas a ciertos pueblos perdidos entre las grandes ciudades con sus propias problemáticas sociales– y por otro humanas, demostrando que la raíz de muchas de las malas decisiones que tomamos proviene de un mecanismo dañino que no sólo nos afecta sino que también repercute en los otros, en ocasiones, de manera irreparable.

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