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Domingo, 22 de junio de 2014

ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA

El escritor chino Wenguang Huang, residente en los Estados Unidos, dedicó su primera novela a recrear en forma amena y sencilla las confrontaciones entre la genealogía familiar y los cambios políticos desde Mao en adelante, a raíz de un conflicto funerario: ataúd o crematorio.

 Por Andrés Tejada Gómez

La experiencia cotidiana, desde sus aspectos más triviales y sencillos, puede ser material a mano para dar inicio a una narración. A veces es la razón central para convertir una secuencia de anécdotas en una máquina literaria que va enlazando, escenas tras escena, un hilo discursivo que deviene literatura. La consigna es bien conocida, pero no por eso menos útil: “Pinta tu aldea y pintarás el mundo”, según advirtió Tolstoi a fines del siglo XIX. En una realidad que parece estar teñida por una escandalosa globalización, la sentencia del autor de Ana Karenina parece perder su potencia. Pero no es necesariamente así. Alcanza con leer la amena novela de Wenguang Huang, El pequeño guardia rojo, para inmiscuirnos en la realidad de la China comunista, que bajo la asfixia del maoísmo más férreo, presenta hechos arduos para la humanidad sin caer en la habitual torpeza de golpes bajos. La novela sabe cómo mostrarnos toda clase de contradicciones que se pudieron vivir en un sistema político de tal envergadura. Y lo hace apelando a la transparencia de su voz narrativa, mostrando los contrastes con firmeza pero sin abundar en tramposos maniqueísmos. Su fórmula parece querer convencernos de la relevancia que supone leer su relato en clave con los movimientos políticos de los últimos cincuenta años. Logra atrapar con una historia sencilla pero a la vez insustituible. Una trama emotiva y afligida.

Wenguang Huang nació en la ciudad de Xi’an, en el año 1965, en la república comunista de China, justo en el cenit de la revolución cultural. Se ha formado como escritor, periodista y traductor. Emigró a Estados Unidos con 25 años para realizar su doctorado y decidió quedarse a vivir allí. El pequeño guardia rojo es su primera novela.

La estructura de la novela es austera: un narrador joven oriundo de una pequeña ciudad china, a raíz del deseo de su abuela de ser enterrada en un ataúd, según marca la antigua costumbre confucionista, comienza a recordar los pasajes más relevantes de su genealogía. Tres generaciones, con miradas diversas y complejas de la realidad político-social, que ha ido modificando sus costumbres, creencias y proyectos. Huang posee la cualidad de exponer con maestría e inteligencia una trama que va adquiriendo cada vez mayor densidad en sus apelaciones al universo político. El punto desencadenante es la imposición por parte del gobierno comunista de no brindar sepultura a los muertos. “La práctica de los entierros estaba prohibida desde que los comunistas tomaran el poder, en 1949, y a mediados de los setenta el gobierno había redoblado sus severas medidas al respecto. La ordenanza de la cremación tenía sus razones prácticas e ideológicas, ya que el terreno que se empleaba para los cementerios se podía utilizar con fines agrícolas o para construir edificios.” La familia y sus vínculos entre los integrantes son el núcleo desde el cual se va expandiendo el desarrollo narrativo del relato. El padre del narrador y su abuela paterna son vectores relevantes en la configuración de la voz narrativa. Ambas figuras son tutelares para el narrador-personaje. La imposibilidad que tiene la abuela de ajustarse a las normas que va imponiendo el comunismo, la doctrina política impuesta por Mao y las órdenes del comité son algunas de las tantas instancias que generan conflictos, malos entendidos y la necesidad por parte del narrador de volver sobre su pasado.

La tensión entre las tres generaciones será constante a lo largo de la novela. Siempre resultará definitorio en sus lazos, quién y cuánto abandona de sus propias creencias para poder darle espacio al otro y así dejar revivir el afecto. Los límites entre el adentro y el afuera de la realidad política y social y la sensibilidad de los personajes serán una constante en la narración. Apelar al consenso o al olvido, como métodos para avanzar en la narración, se presentan de manera persistente. La inminente muerte de la abuela y el suplicio que eso supone estará dilatándose de manera sutil pero perturbadora. “Las campañas políticas del presidente Mao a principios de los setenta incluían la condena de Confucio y la erradicación de todos los rituales y tradiciones antiguas. Los funerales y las bodas se simplificaron de acuerdo con esa ideología.”

Una constelación entera se ve modificada, permutando todas las costumbres y llevando las coordenadas a signos carentes de precisión. El narrador necesita volver una y otra vez sobre su propia historia, para poder conocerse y establecer una identidad, pero también para ir lanzándose a la renovación que diseña el olvido.

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El pequeño guardia rojo. Wenguang Huang Libros del Asteroide 304 páginas
 
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