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Domingo, 18 de enero de 2004

Historia particular de la infamia

Maldito tú eres
Iglesia y represión ilegal

Hernán Brienza
Marea Editorial
Buenos Aires, 2003
334 págs.

 Por Sergio Moreno

Acaso sin quererlo, Hernán Brienza –un periodista conocido por sus labores en los diarios La Prensa, Perfil y en las revistas trespuntos y TXT– ha hecho el relato de una infamia monumental, absoluta, alrededor de la figura de Christian von Wernich, un cura que es tal desde mediados de los ‘70, y a quien la Iglesia, a pesar de la durísima carga acusatoria que se acumuló en su contra y por la cual se encuentra en prisión, no lo ha expulsado de sus filas. La siniestra mixtura entre su condición de pastor religioso y capellán de la Bonaerense del genocida Ramón Camps es lo que da inmenso tamaño a la infamia que encarna. Un confesor, un curita simpático y canchero, un hombre que viene a dar la palabra de Dios a los desahuciados (en su caso, a jóvenes militantes de organizaciones guerrilleras atrapados en campos de concentración clandestinos, todos ellos diseminados por la provincia de Buenos Aires), para traicionarlos, para extraerles más información, para engañarlos y, finalmente, para asesinarlos y desaparecerlos. El rostro del mal, el nazi vestido con sotana.
Quizás, Christian von Wernich no hiciera más que personificar brutalmente lo que muchos padres y hermanos de la Santa Madre Iglesia preconizaron en aquellos años de horror, oscuridad y desolación de la dictadura militar. Brienza tiene el buen tino de relatarlo, minuciosamente, de a poco, caso por caso, desde la infancia del sujeto en cuestión. Brienza lo cuenta y, gracias a ese cuento, el lector va armando la idea del mal en estado absoluto, disfrazado apenas tras la idea fascista de una patria que necesitaba que se matase a la flor y nata de su juventud en piezas miserables, inmundas, oscuras, ocultas a los ojos de la sociedad y del mundo. Mazmorras que Von Wernich adoraba frecuentar, según cuenta Brienza, cuidadoso de la carga probatoria que existe judicialmente contra este cura del demonio.
Porque el autor es, por ponerle alguna palabra, riguroso. Más allá de su propia investigación, Brienza arma un relato que tiene la contundencia de una prueba judicial. El lector podrá apreciar en su verdadera magnitud todos y cada uno de los crímenes aberrantes que cometió este curita piola, sonriente, jovial y monstruoso, actualmente preso, acusado de haber participado en 19 asesinatos y 33 secuestros.
Un torturador es un personaje horripilante; su condición es abominable. Von Wernich es, si eso es posible, peor que ellos. No sólo por haber participado, según relata –y acusa– uno de sus compañeros de homicidio, directamente en el asesinato de un secuestrado, sino por formar parte del engranaje siniestro de la muerte en la oscuridad de la dictadura. Por haber aceptado, legitimado y fomentado desde una supuesta fe católica la masacre en los hediondos sótanos de la policía de Ramón Camps y Suárez Mason, entre otros.
Maldito tu eres es, como debía ser, auspiciosamente, un juicio letal a la Iglesia Católica argentina, al papel que jugó durante la larga noche de la dictadura, a su silencio y, he aquí la novedad de este texto, a sus acciones anticristianas, por utilizar un término que debería hacerles reflexionar.
Hay al final, en el último capítulo, algunas reflexiones y comparaciones que el autor hace cuando menos equívocamente. Su empeño por parangonar labanalidad del mal inmanente en las labores de Adolf Eichmann –y tomar ese concepto de Hannah Arendt– con las de Von Wernich o la de muchos que como él contribuyeron a mover la maquinaria de la muerte y la desaparición de la dictadura, lo introduce en un laberinto de confusión. Pero ese capítulo no le quita brillo al texto que, más allá de las cavilaciones del autor respecto de las acciones de los hombres de esa época, es tan necesario como necesaria es la memoria colectiva de los argentinos, al que Maldito tú eres es un aporte insuperable, tanto como el de la editora de Marea Editorial, Constanza Brunet. No es frecuente que una persona decida salir a batallar creando una nueva editorial, una casa que se dedicará a crear y vender libros. Bienvenida sea Marea Editorial, que ha tenido el buen tino de nacer con este texto de Hernán Brienza.

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