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Domingo, 28 de diciembre de 2003

EL EXTRANJERO

Este sí > Poemas de Angelo Vitalis

Angelo Vitalis nació en Grecia en 1967 y escribió poemas en castellano. Su número aún no puede precisarse, pero llenan más de mil páginas, pródigas en reescrituras y variantes. Los que llegaron a nuestro país han sido apenas unos cincuenta, todos ellos en copias manuscritas. De la vida de Vitalis sabemos poco. Acaso vive aún, perdido, oculto, o clandestino, en Atenas. Aristóteles dijo que la poesía es una lengua extranjera; su compatriota extremó esta intuición, y compuso estos poemas en un país en el que casi nadie habla el argentino. Es la figura simétrica de un J. R. Wilcock o un Héctor Bianciotti, que trasladaron y transformaron el idioma de los argentinos en italiano o francés. Efectivamente, la lengua de Vitalis suena foránea, al mismo tiempo lejana y cercana, con su sintaxis flotante y sus extraños aciertos de semántica. En sus tonos y en sus temas, Vitalis recuerda a poetas del pasado, griegos o iberoamericanos; el pasado es otra tierra extranjera. Es posible que nos encontremos ante esforzadas versiones de un agudo estudiante de español, que vierte en una lengua que en parte ignora poemas cuyo original los lectores ignoramos por completo, pero este riesgo implica también una cierta fascinación o un vértigo. Como también lo provocan el peligro de que Vitalis sea un caso, un affaire, antes que un poeta. Otro griego hispanófono, Mario Ramonidis, a quien la familia de Vitalis entregó los originales de los poemas, llegó a Buenos Aires con la idea descabellada de mostrárselos por primera vez al lector argentino. Radarlibros eligió los que siguen.

Permuta

Me lo robaron mi tiempo
en pleno día
cuando volví la cabeza

“Para nada nos sirve;
si lo quieres de vuelta
te va a costar”

Arreglamos cita
por la permuta
y no vinieron

Me quedé solo
en el sitio designado
esperando...

Teniendo en la mano
este momento: el rescate

por toda la eternidad secuestrada
cuando volví la cabeza:
mi tiempo

Ventana

¿Tiene sueño o me ama?
trepadora en mi cama

Deshaciendo, con un salto
su pregón, su moño alto

Un arrastro de mi manta
un silencio que se canta

--Vístete sobre mi vista
--Estoy lista, estoy lista

(¿Tiene frío o me ama?
trepadora en mi cama)

Sobre el piso de la jaula

Asesinatos, desastres y desdichas
Sobre el periódico de ayer,
hoy,
pequeñas mierdas del canario
y un canto divino.


Para contactar a Mario Ramonidis, escribir a: [email protected]

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