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Domingo, 28 de mayo de 2006

NOTICIAS DEL MUNDO

La tregua

La memoria y los reconocimientos al legado de Ernest Hemingway son capaces de superar los conflictos que separan, desde hace 45 años, a Cuba y los Estados Unidos. O, por lo menos, eso parece. Ya el año pasado el Fondo Nacional para la Conservación histórica de Estados Unidos incluyó, por primera vez, entre los lugares históricos que corrían riesgos de desaparecer, una propiedad fuera del territorio estadounidense: la residencia cubana del escritor, lo cual levantó una gran queja entre los anticastristas. Ahora, el gobierno de Cuba acaba de anunciar la entrega en breve de las copias de 22.000 páginas de diversos materiales de Hemingway a la biblioteca John F. Kennedy del Congreso de Estados Unidos, tras un meticuloso trabajo de reparación. Los documentos en cuestión incluyen cartas en las que Hemingway aborda temas de la Guerra Civil Española y de la Segunda Guerra Mundial, además de reproducciones de sus novelas Por quién doblan las campanas (1940) y El viejo y el mar (1952). En 2002, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba y el Consejo de Investigación sobre Ciencias Sociales de Nueva York firmaron un acuerdo para rescatar la correspondencia, que asciende a unas 3000 cartas y otros documentos, que una vez digitalizados y microfilmados serán conservados tanto en Cuba como en la colección de la Biblioteca John F. Kennedy.

El otro Baudelaire

En una nueva biografía sobre Baudelaire, el traductor y poeta Mario Campaña trató de desarticular todos los tópicos que han etiquetado al enfant terrible de la poesía francesa. Que se jactaba de haber devorado los sesos de un chico y de descuartizar a su padre. O que tenía especial predilección por las prostitutas monstruosas, el opio y el ajenjo. Para Campaña, todo eso engrandece su leyenda de poeta maldito pero poco dice del hombre que sentó las bases de la poesía moderna desplazando al romanticismo francés. Tal vez por eso, el poeta y traductor Mario Campaña reconstruye en su biografía Juego sin triunfos la figura del poeta sin caer en el anecdotario ni en la leyenda negra. El autor mete mano en documentos que otros biógrafos no pudieron consultar, como su correspondencia privada, los manuscritos personales y la póstuma e inconclusa obra Pobre Bélgica. Y quiso concentrarse además en las posturas que tuvo Baudelaire con respecto a las tensiones entre el arte y el mercado. “Baudelaire creía que su literatura no iba a triunfar e hizo de su independencia una bandera”, añade Campaña. De hecho, el poeta disparó sus dardos contra “la literatura pedagógica de Victor Hugo”. “Baudelaire defendió con ímpetu la soberanía del arte frente al avance del mercado y en esa guerra su único aliado fue Poulet-Malassis, su editor de Las flores del mal”, concluyó el autor de la biografía.

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