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Sábado, 5 de enero de 2002

Un mundo de agua

Rectas, curvadas, de extrañas longitudes para hacer largos, con decks de madera o de baldosones travertinos, integradas a las casas y hasta montadas en techos, las piletas de natación son parte integral de diseño.

Por Luján Cambariere

Concebidas desde una estética más abarcativa, las piletas se integran a la decoración de la casa como espejos de agua. De ahí que cada una responda al estilo arquitectónico principal, complementando y continuando. Antes de pensar en su construcción y materiales, hay que tener en cuenta ciertas premisas universales. La primera es la ubicación dentro del terreno. El sitio ideal, tanto por la temperatura del agua como por las virtudes del solario, es aquel que tenga sol durante la mayor parte del día. Para ello es importante ver qué rodea el lugar elegido: la casa misma, los árboles y otras construcciones que puedan cortar el sol. La tarea es sencilla y basta observar qué sombras caen a qué horas en el lugar elegido. El tamaño y el tipo de la pileta dependerán de la cantidad de personas que la van a utilizar, el uso que se le dará -entretenimiento, deporte, elemento visual de decoración– y, por supuesto, las posibilidades económicas. ¿La forma? Hoy la tendencia se inclina por las rectangulares, aunque no falta quién prefiera las formas circulares o la versión más antigua con forma de riñón.

Tipos y factores
Las más económicas, salvando las clásicas de lona de industria cien por ciento nacional, son las de fibra de vidrio. Disponibles en casi todos los tamaños y formas hasta 12 metros de largo. Hecha la excavación, la ventaja es que tienen una instalación inmediata. La contra, claro, es su durabilidad, ya que el material se va carcomiendo con el sol y el cloro.
En orden de resistencia, estética y precio, les siguen las de mampostería de ladrillos reforzados con varas de hierro o de bloques de cemento rellenados con hormigón y hierro. Otra posibilidad es hacerlas de hormigón armado. En los dos últimos casos, es necesario revestir la pileta por dentro y por fuera.
En lo que hace al interior, la opción más económica es el reboque pintado en base a caucho, que hay que volver a pintar mínimo cada dos años. Las alternativas más distinguidas incluyen los azulejos, mosaico veneciano, que viene en miles de combinaciones y tonalidades, y el porcelanato. Para los bordes y solarios, pueden utilizarse ladrillos o lajas, aunque calientan y su alta rugosidad los vuelve sumamente incómodos al tránsito. La mejor opción, aunque más costosa, son los baldosones símil mármol travertino, atérmicos y antideslizantes, o los decks de madera resistente a la intemperie. La teca, importada de la India, aceitosa y dura, es una excelente opción. Esa madera se usaba originariamente para barcos. El lapacho o incienso resultan bastantes duraderos y una versión todavía más accesible son los paneles armados en maderas más blandas, impregnadas, como el pino.
Finalmente, la construcción de la escalera puede solucionarse de varias maneras. La más usada es el arco romano. Un semicírculo con un radio de 1,15 metros que se agrega a la pileta y sirve para descender por escalones de mampostería. Otra alternativa para aprovechar mejor el espacio es la construcción de una escalera interna también con escalones de mampostería que se puede colocar en cualquiera de los dos vértices de la zona menos profunda.

Efectos especiales
Hay varios recursos para darle a la pileta una terminación especial. En primer lugar están las guardas. Se pueden elegir entre un sinnúmero de motivos geométricos o armar el propio en mosaico veneciano de las más variadas intensidades. La altura aconsejada es de 25 a 30 cm de ancho. Otro detalle que manda son los dibujos en el fondo de la pileta con azulejos rotos que se pegan al hormigón y se encargan a algún artista oartesano. Acá no hay reglas. Se usan desde motivos marinos como peces o caracoles hasta el escudo de fútbol del club de los amores. El efecto más espectacular es el que aporta la iluminación en el agua. Objetivo no tanto funcional, como sería utilizar la pileta de noche, sino como un valor estético agregado. Esa sensación única que aporta el espejo de agua iluminado desde distintos ángulos de la casa. Para orquestarlo, lo más nuevo y seguro es el sistema de iluminación por fibra óptica. La luz pasa a través de una manguera plástica sin transportar tensión eléctrica gracias a un iluminador que abastece a las fibras ópticas desde afuera.

Lo último
La tendencia más lanzada son las piletas angostas y largas, de más de doce metros de largo por 3,5 metros de ancho, diseñadas para nadar. Para mayor excentricidad, vale tener en cuenta el nuevo sistema de “nado contra corriente”, una bomba de alta potencia que produce una corriente de agua que da la sensación de nadar como en el río o el mar. ¿El color de las paredes? Pareciera que ya está demodé el clásico celeste. Ahora se impone el verde esmeralda o verde claro.

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con deck de baldosas y revestida con venecita azul, uno de los materiales mas tradicionales y duraderos.
 
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